La crisis hace aflorar el ingenio. Paula Novoa, Mariví Dequit y Rosa Calvo tienen en común una empresa y un móvil que rota desde hace un mes de mano en mano. Son los nombres de tres madres sin trabajo fijo "a causa de su dedicación a los hijos" que decidieron montar un servicio pionero en la ciudad: Venden tiempo. ¿Cómo? Hacen recados. Su experiencia personal les ha valido para entender las dificultades de compaginar la vida laboral y la doméstica. Viendo las orejas al lobo, se ofrecen a ayudar a otros en servicios que pasan por llevar documentos al registro, acompañar a mayores al médico, comprar regalos o buscar y coordinar empresas de mudanzas. El presupuesto es de unos veinte euros la hora, explica Paula Novoa, socia fundadora de "NCD Recados" en Vigo.

Pero esta no es la única empresa asentada en la ciudad. "Recados Vigo" es otra de las firmas gallegas que se han lanzado a un mercado que desde 2008 prolifera en las grandes capitales. Al mismo tiempo que a particulares, se ofrecen para organizar –por ejemplo– banquetes o regalos de empresa.

"Por ahora no tenemos demasiada demanda", reconoce Nóvoa. La trabajadora perfecta es aquella con paciencia y ganas para soportar una espera ante un colegio bajo la lluvia o una larga cola con una sonrisa. "En A Coruña hay una empresa; aquí acaban de abrir otra y en Madrid, Barcelona, País Vasco y Córdoba llevan mucho funcionando", reconoce. Los servicios que les reclamaron hasta ahora son de lo más variopinto: "Ir a comprar un regalo de una lista de bodas, cuidar las plantas en casa de alguien que se va de viaje, o acompañar a un grupo de niños hasta una fiesta de cumpleaños".

Se da la paradoja de que, por un lado, la crisis no favorece que la gente reclame esta clase de servicios. Pero, por otra, los que trabajan cada vez temen más perder el empleo y escatiman a la hora de pedir días libres o salir cinco minutos antes para hacer "una gestión". "Estando las cosas como están y llevando tan poco tiempo, non nos podemos quejar", asegura la fundadora de la empresa de recados, Paula Novoa.

"Te ofrezco lo único que no tiene precio: tu tiempo", reza el eslogan de alguna de ellas. "En estos días, sacar cinco minutos para nosotros es muy complicado. Trabajo, niños, citas, etc... Muchas veces tenemos que estar en dos sitios a la vez", reflexionan desde otra. "¿No tiene a un familiar o conocido cerca que le pueda pedirle cita en el médico o llevarle el coche a la ITV", comentan. "Otras muchas cosas que parecen insignificantes, hay gente que no sabe de donde sacar el tiempo para hacerlas", explican los profesionales.

Los nombres de las firmas –con eco en la web– son significativos: "Voy yo.com", "Déjamelo a mí", "Recados" o "yonopuedo.com", están entre los más recientes. "Lo que más nos solicitan es acompañar a las personas mayores a la compra y al médico, porque viven solos o su familia no puede hacerse cargo en ese momento, explica Ricardo Rubio, el dueño de una de las primeras empresas en ponerse en marcha, que emplea a cinco personas jóvenes en Málaga. "Cuesta diez euros la hora, un "precio reducido", asegura, porque la atención a este segmento de población que más lo necesita fue la razón que les llevó a abrir el negocio.