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      Ese hábito celeste y blanco

      Ese hábito celeste y blancoCLAIMA20110210_0050 UN GRITO DE CORAZON. LOS HINCHAS ARGENTINOS CELEBRARON EN GINEBRA.
      Redacción Clarín

      Hay banderas repartidas por todos los sectores del estadio. Más grandes, más chicas. Son el símbolo de la identidad. También hay gritos repartidos y hay historias detrás de cada grito y de cada bandera que se agita. Por sobre todas las cosas hay emociones. De esas que no se pueden explicar.

      La población argentina en el estadio está compuesta por gente, en su inmensa mayoría, que vive en Europa y que percibe al partido como el gran acontecimiento del año. Compraron las entradas hace rato. Planearon el viaje, vienen de Francia, Italia, España y muchos otros lugares. Pero las banderas señalan la tierra lejana. El barrio, la provincia, el lugar de origen.

      La excursión incluía darse una vuelta por el hotel donde se aloja la Selección, sin que importe chocar con la gente de seguridad que corta la ruta hacia los jugadores.

      Algunos tuvieron suerte y pudieron plantarse ante algún futbolista para lanzar un mensaje mínimo: “Vine a verte” y dejar la mirada clavada en el interlocutor, sin importarle que fuese Messi, Zabaleta o el Burrito Martínez. Lo que querían decir era que necesitaban sentir el sabor argentino del fútbol. Esa es su identidad.

      Este partido, para ellos, es un bálsamo entre los hielos de la ausencia. Oscar, de Rosario, en Ginebra hace años, mientras sacude el llavero con el escudito de Newell’s, asegura: “Esto es como ir tarareando un tango mientras cruzás el puente aquí en Ginebra y aparece un tipo que te sigue con la letra. Querés abrazarlo y cantar a dúo”. Cierto: es encontrar a alguien del mismo palo, que no es poco.

      Más de dos horas flamean las banderas argentinas al compás de las emociones, desafiando el frío paralizante de la noche, casi con el ritmo tanguero del dos por cuatro. Pero después se hace cadencia y empieza la nostalgia: esas mismas banderas están cantando hasta la vuelta. Y todo vuelve a empezar.


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