viernes, 25 de septiembre de 2009

La lectura del post de Jose Carlos León, de comicpublicidad, acerca de la invasión de comercio chino y cómo está evolucionando en España me ha hecho reflexionar y me ha empujado a escribir este mi primer post.



A nadie se le escapa que existe cierto recelo a la hora de considerar todo lo relativo al comercio chino en España; se dice que no aportan riqueza al país, que no se integran y que hunden con juego sucio al pequeño comercio en manos de españoles de toda la vida, que venden falsificaciones y que la calidad de los productos es bajísima. A mí, personalmente, me parece una mirada cargada de prejuicios, muchas veces fruto del desconocimiento. Ni más ni menos. Por eso voy a tratar de explicar mi opinión. Vaya por adelantado que no estoy defendiendo la compra de productos chinos, por los que no siento ninguna predilección en especial.


¿Cuantos chinos hay en España?
El centro de las grandes ciudades (Madrid y Barcelona en especial) y algunos polígonos industriales muestran desde hace pocos años una proliferación exponencial de rótulos con caracteres orientales, lo que a priori nos lleva a pensar en una invasión en toda regla: parece que los chinos han llegado a millones. Incluso a pueblos como el mío, Vilalba, me parece que han llegado a abrir dos o tres tiendas en un año.

Sin embargo, la realidad es diferente. Según el Ministerio de Trabajo e Inmigración, en España residen legalmente 148.253 ciudadanos chinos, lo que constituye un 3,2% de la población inmigrante en España. No existe un estudio fiable del número inmigrantes chinos ilegales, aunque es poco probable que la cifra exceda del doble de la cantidad de legalizados , con lo que como mucho, puede que haya cerca de 200.000 ciudadanos chinos en España. Muy lejos de los 748.953 marroquíes o de los 442.114 ecuatorianos que viven-legalmente- en la piel del toro.

Los chinos, ¿pagan impuestos?

Habrá chinos que no paguen impuestos, como hay españoles que no lo hacen. Sin embargo, es muy frecuente oír cosas como "los chinos no tributan en España los primeros 5 años", o "los chinos no pagan el IVA" e incluso he oído, aunque no es un impuesto, que no tributan a la Seguridad Social. (Vaya jeta, entonces, si un chino puede venirse a España, montarse un negocio y no pagar).
El hecho de esa presunta exención tributaria se imputa a un supuesto "tratado entre los gobiernos de China y España".

En realidad, existe un convenio entre China y España acerca de imposiciones:BOE 25-junio-1992 , realizado para evitar la evasión fiscal y el pago de impuestos en ambos países a la vez. Este convenio viene a decir en lenguaje de la calle que dado que si un ciudadano chino monta una empresa en España, pagará sus impuestos por esta actividad SÓLO EN ESPAÑA, y no en China; por el contrario, si ese mismo ciudadano chino se compra un piso en Qintiang, no pagará el IBI en España, como es natural.
En cuanto al IVA, no existe o no se conoce ninguna exención específica dirigida a los comercios de ciudadanos chinos.

Los chinos trabajan sin asegurar, más horas de lo permitido.
Yo he trabajado más horas de lo permitido a lo largo de mi vida. Y no soy chino. Y nadie ha protestado.
Fuera ironías, los datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración arrojan luz sobre si los ciudadanos chinos en España trabajan o no con cobertura social. Según esa fuente, a finales de Agosto de este año, existían 73.557 afiliados en alta laboral procedentes de China. Si a esto se le suman 24.007 cotizando como autónomos, tenemos un total de 97.564 personas cotizando a la Seguridad Social. ¿ Y los otros 50.689?. Bueno, pues resulta que alrededor de unos 26.000 son menores de 16 años. Nos quedan, pues 24.000 ciudadanos chinos que no cotizan a la seguridad social, de los que 1.200 aproximadamente son demandantes de empleo en el INEM y 3.100 son estudiantes. Del resto, debemos tener en cuenta cónyuges y jóvenes que todavía no se han integrado al mercado laboral. Por lo tanto, yo no veo tanta ilegalidad entre los chinos.
Foto:mikel450 bajo licencia creative commons


En cuanto a sus horarios de apertura, uno de los puntos más criticables si cabe, no se infringe ninguna ley, especialmente la ley 1/2004 de 21 de Diciembre, de Horarios Comerciales:

"2. También tendrán plena libertad para determinar los días y horas en que permanecerán abiertos al público en todo el territorio nacional los establecimientos de venta de reducida dimensión distintos de los anteriores, que dispongan de una superficie útil para la exposición y venta al público inferior a 300 metros cuadrados, excluidos los pertenecientes a empresas o grupos de distribución que no tengan la consideración de pequeña y mediana empresa según la legislación vigente o que operen bajo el mismo nombre comercial de dichos grupos o empresas. "

"3. Las Comunidades Autónomas podrán modificar lo dispuesto en el apartado anterior en función de sus necesidades comerciales, incrementando o reduciendo la superficie de venta de los establecimientos y limitándolos cuando así lo es
timasen, a un determinado tipo de producto o productos, sin que en ningún caso esta limitación pueda establecerse por debajo de los 150 metros cuadrados. (Apartado modificado por Ley 44/2006, de 29 de diciembre)"

Esto viene a desmontar toda una serie de acusaciones que se vierten contra el comercio chino incluso en los medios de comunicación. Por norma general, el comerciante chino respeta la legislación española, paga sus impuestos y su seguridad social. Y aún así, se les acusa de practicar juego sucio.

Los chinos están rematando al comercio minorista tradicional.
Bien, esto puede que sea cierto. Pero ¿es a los chinos a quien hay que culpar?. Veamos: Frente a un comercio tradicional apegado a unos horarios tradicionales españoles, nos encontramos al conocido bazar chino con infinidad de productos a precios mínimos y abierto a todas horas todos los días. Como consecuencia, el cliente le da la espalda al comercio "tradicional" español. ¿Por qué?. Pues muy sencillo: el bazar chino resuelve las necesidades del consumidor español. Efectivamente es así. En España existe una gran demanda de productos a bajo precio, sin importar la calidad, disponibles casi a cualquier hora. Para todo lo demás, Carrefour y El Corte Inglés, y las tiendas especializadas o de lujo.
Más que víctima de los comerciantes chinos, el comercio tradicional español es víctima de sí mismo, de su falta de adaptación, de la ignorancia de las leyes del marketing.

Foto: Daquella manera bajo licencia creative commons

La calidad de los productos que venden los chinos es mala.
De acuerdo, de acuerdo... pero, ¿espera VD. encontrar productos de calidad superior por el mismo precio?.
Además, hay que tener en cuenta que la calidad no es algo intrínseco a un producto. La calidad del mismo viene dada por las expectativas puestas en él. Sinceramente, esperar que un destornillador de 1€ resulte igual que uno de 23€ es poco más que ilusorio. Y el comprador de bazar chino lo sabe. Sabe por qué compra allí y sabe lo que puede esperar de lo que compra allí. No nos engañemos.

Conclusión.
En definitiva, el recelo que existe hacia el comercio minorista chino viene fundado en muchos casos por la envidia y los prejuicios, que han cristalizado en una serie de tópicos. El pequeño comercio español en vías de desaparición da sus últimos coletazos pataleando. No es que resulte fácil para alguien que lleva más de 40 años al frente de su negocio que le digan que su modelo ya no es válido. Pero, desgraciadamente, así es. Renovarse o morir. Vale la consigna del 68, saldrán adelante aquellos comercios que se modernicen: especializándose en un servicio, producto o categoría, teniendo claras las estrategias del pricing, buscando nichos de mercado vacíos, desarrollando políticas de merchandising, posicionándose en la mente de sus posibles clientes como encarnación de una categoría... Ya no se trata de abrir el comercio y esperar a que los clientes vengan.

2 comentarios:

juroca dijo...

Los chinos venden a nuestros hijos menores alcohol y después del horario comercialmente permitido.
Hay venta de tabaco y otras sustancias...
No son tan cumplidores...
Habrá ciertamente quien cumpla igual que los españoles.
hay mafia china, y es cierto, hoy es noticia..

Domingo dijo...

Habrá chinos/as que incumplan las normas, en la misma medida en que lo hacen los propios comerciantes españoles. Por ejemplo, algunos de estos comerciantes nuestros, mejor dicho bastantes, cobran indebidamente en las ventas al público. Y eso lo tenemos muy cerca de casa. También ocurre que entregan productos caducados, como cuando al comprar fruta, te ponen mala fruta debajo de la buena. A mí hay alguien que me lo hizo varias veces seguidas, y lo que he hecho es no decir nada, solamente dejar de comprarle. Si quieren deshacerse de lo que ya no pueden vender, que lo hagan, pero no engañándonos a sus clientes.
Otra mala práctica del comerciante español, y me voy a referir ahora a los carniceros, es pedir descuento a sus proveedores, por un producto del que se presupone que ha habido problemas de enfermedades, pero que está en óptimas condiciones de venta, y luego no transmitir ese descuento a los clientes. Esto ocurrió hace algunos años con el tema de las Vacas Locas. Hicieron un buen negocio con la carne de vaca, pero, desde luego, los consumidores no lo notaron.

Lástima que no sean un millón de chinos, en vez de 148.000

Publicar un comentario