Bélgica y las ventajas de vivir sin gobierno

  • Gerardo Lissardy
  • BBC Mundo, Europa

Bélgica cumple este lunes un año sin formar gobierno desde sus últimas elecciones, una situación inédita en la historia reciente que plantea una vieja pregunta: ¿tiene alguna ventaja vivir sin un Poder Ejecutivo normal?

Protesta por la falta de gobierno

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Pie de foto, Algunos belgas protestan, a otros no les molesta la falta de Ejecutivo.

En los 12 meses transcurridos desde los comicios belgas del 13 de junio de 2010, el gabinete que se encarga de los asuntos administrativos del país logró ciertos objetivos difíciles para muchos gobiernos en el mundo.

En medio de su crisis política, el país vio crecer su economía, redujo su proyección de déficit fiscal, ejerció la presidencia semestral de la Unión Europea (UE) y envió aviones de guerra a un país en conflicto: Libia.

De hecho, la sensación de muchos belgas parece ser que las cosas marchan a un ritmo normal en el país.

"Vemos que funciona, es tranquilizador, es un signo de que el sistema es estable a pesar de todo", dijo Caroline Van Wynsberghe, profesora de ciencias políticas en la Universidad Católica de Lovaina, a BBC Mundo.

Sin embargo, la falta de un gobierno estable también podría plantear peligros para el país de 11 millones de habitantes.

Diversas tácticas

La crisis belga se explica por las profundas divisiones entre los flamencos de lengua holandesa, en la región norte del país, y los valones del sur, que hablan francés.

Rey Alberto II

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Pie de foto, El rey Alberto II ha nombrado sin éxito a distintos mediadores.

En las últimas elecciones, convocadas tras la renuncia del gobierno en abril de 2010, triunfaron los independentistas de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) y desde entonces las negociaciones para formar una coalición han sido infructuosas.

Así, Bélgica batió en enero el récord europeo de un país sin gobierno y en marzo la marca mundial que tenía Irak.

Algunos argumentaban que el récord global en realidad correspondía a Camboya, con 353 días sin gobierno en 2003, pero Bélgica también quebró esa cifra.

Además de las negociaciones partidarias impulsadas por el rey Alberto II, se han propuesto diversas tácticas para reclamar un acuerdo: desde organizar una "huelga de sexo" hasta llamar a los belgas a dejar crecer sus barbas.

Pero nada ha conseguido devolverle al país un gobierno normal.

"Nueva forma de democracia"

En el último año, los asuntos corrientes de Bélgica han estado a cargo de un gabinete en funciones dirigido por el primer ministro saliente Yves Leterme, el mismo que renunció en abril del año pasado.

Este gabinete en funciones debe tomar medidas que se consideren urgentes o darle continuidad a las políticas implementadas por el anterior gobierno hasta que se forme una nueva coalición en el poder.

En este período, el país ha dado varias señales que normalmente no se asociarían con un gobierno débil.

El PIB belga creció 1,1% en el primer trimestre de este año, el mejor desempeño en tres trimestres, según cifras oficiales.

En política exterior, durante su presidencia de la UE en la segunda mitad de 2010, Bélgica avanzó hacia la creación de una patente comunitaria y este año el país participó en la misión de la OTAN en Libia.

El país también ha mostrado avances tecnológicos, con la inauguración este mes de paneles solares en un túnel para alimentar eléctricamente el tren de alta velocidad que une París con Ámsterdam, que pasa por su territorio.

Algunos hasta bromean con que Bélgica inauguró en este tiempo algo inédito en la historia del poder.

"Tenemos una nueva forma de gobierno, una nueva forma de democracia, probándole al mundo que esta idea loca de que se necesita un gobierno pleno con funciones plenas puede no ser cierta", dijo David Sinardet, profesor de la Universidad de Amberes, con cierta ironía.

Lejos de lo normal

Los analistas creen que la apariencia actual de normalidad en Bélgica no sólo se explica por la experiencia de los miembros del gabinete en funciones.

También observan que la descentralización del poder en el país, con gobiernos regionales y locales que gestionan asuntos diversos, ha contribuido a sobrellevar la crisis.

Pero Van Wynsberghe notó que la situación actual implica problemas para el funcionamiento democrático de Bélgica.

Elio Di Rupo

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Pie de foto, Di Rupo continúa con las gestiones para formar un gobierno.

"Normalmente, un gobierno debe ser responsable delante del Parlamento, que debe poder decir cuándo las cosas marchan o no y poder destituir a los ministros", dijo. "Por el momento eso no es posible".

Además, mientras el líder socialista Elio Di Rupo continúa con las gestiones para formar un gobierno, la presión de los mercados parece aumentar en este país debido a sus altos niveles de endeudamiento.

La agencia calificadora de riesgo Standard and Poor’s había advertido en diciembre que podría rebajar la calificación de la deuda soberana belga si en seis meses seguía sin formar gobierno.

La pregunta es si, en caso de que el impasse continúe, el gabinete en funciones será capaz de asumir mayores poderes para adoptar reformas estructurales que ayuden a bajar el nivel de endeudamiento.

Pese a todo, los belgas se muestran optimistas: una encuesta divulgada el viernes indicó que dos tercios de la población cree que el país sobrevivirá a su crisis. Tal vez, porque en el día a día les cuesta notarla.