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Domingo 20/02/2011. Actualizado 11:19h.

URGENTE

JAÉN | Una agonía de 16 años

Santana: se acabó la gasolina

Trabajadores de Santana Motor, camino del tajo. | EM

Trabajadores de Santana Motor, camino del tajo. | EM

  • La millonaria inversión pública no evita el cierre de la planta de Linares
  • Cierra la factoría automovilística: 1.341 trabajadores más en el paro
  • 'Ha sido un fracaso de la Junta de Andalucía', afirman los sindicatos
  • La Junta se quedó en 1994 con las acciones de Suzuki, en una venta 'trampa'
  • La fábrica podía fabricar vehículos, pero la red de venta se la quedó Suzuki
  • De 6.692 vehículos fabricados en 2007 pasó a 1.197 en 2009 y 769 en 2010

Después de casi 16 años de tira y afloja, la Junta de Andalucía no ha podido o no sabido evitar la desaparición de Santana Motor. La fábrica automovilística de Linares cierra definitivamente sus puertas, dejando en la calle a 1.341 trabajadores, de los cuales 792 serán prejubilados.

Por el camino se han quedado muchos más -en los primeros años 80 Santana empleaba a más de 3.400 personas en la planta jienense-, y se han perdido millones de euros de inversión pública. Un dinero –más de 523 millones de euros en octubre de 2009– que tan sólo han logrado alargar la agonía de esta empresa lo suficiente como para que la mayoría de su plantilla tuviera más de 50 años.

"Ha sido un fracaso de la Junta de Andalucía", ha declarado a ELMUNDO.es de Andalucía Pedro Gálvez, presidente del comité de empresa por CCOO durante los últimos cinco años y trabajador de Santana desde 1986, justo en la época en el que aterrizó en Linares Suzuki, que con el tiempo cedería sus acciones a la Junta.

La multinacional japonesa apareció como una suerte de salvación para una empresa aquejada por la crisis de Land Rover, socio de la compañía linarense desde poco después de su creación, en 1955, como Metalúrgica Santa Ana, en principio fábrica de maquinaria agrícola.

Tras haber producido miles de todoterrenos bajo el auspicio de la marca británica, la factoría jienense comenzó a fabricar otros modelos -como el Jimy, del que el Gobierno andaluz presumió durante la Expo 92, colocando un ejemplar en el pabellón de Andalucía- de la mano de Suzuki, que en 1993 llegó a contar con el 83,75% del accionariado de Santana.

Un año después, sin embargo, la multinacional anunció la suspensión de pagos. "Querían quedarse sólo con 800 de los 2.400 trabajadores que había entonces", recuerda Gálvez.

Cadena de montaje de todoterrenos. | EM

Cadena de montaje de todoterrenos. | EM

En ese momento entró en juego la Administración andaluza, que en marzo de 1995 compró a la japonesa su accionariado por una peseta. Un precio simbólico que encerraba una trampa: Suzuki abandonaba la factoría y a los trabajadores a su suerte, pero se quedaba con la red comercial, una carencia que ha arrastrado la planta de Linares desde entonces.

'Si no los vendes, te los comes con papas'

"Podías fabricar todos los vehículos que quisieras, pero si no tenías dónde venderlos, te los comías con papas", ha apuntado el último presidente del comité de empresa, quien ha hecho hincapié además en la importancia en ese sentido de la entrada, fallida finalmente, de Fiat-IVECO -y sus más de 3.000 puntos de venta- en el proceso de salvación de Santana.

Un proceso largo, cuyo final se intuía desde hace tiempo, aunque la Junta -propietaria del 100% de las acciones de Santana Motor Andalucía a través de la Agencia IDEA, de la Consejería de Innovación- haya querido postergarlo, llegando incluso a aprobar a principios de este año el tercer Expediente de Regulación de Empleo (ERE) consecutivo.

El tercero seguido, pero no el único. Ya en 2001 se produjeron las primeras prejubilaciones. En 2004, por su parte, la crítica situación de la compañía -con casi 30 millones de pérdidas- obligó a aprobar un plan de diversificación que trajo consigo la implantación en el parque industrial de Linares de varios negocios gestionados por capital privado.

Así, en las instalaciones de Santana se encuentran empresas autónomas como CAF -dedicada a la fabricación de trenes- o Gamesa -fabricante de componentes para aerogeneradores-, que mantienen su actividad, a diferencia de la factoría automovilística, que en los últimos años ha visto como mermaba cada vez más su producción.

Caída en picado de la producción

De los 6.692 vehículos fabricados en 2007, la planta pasó a producir 1.197 en 2009 y sólo 769 el año pasado. Unas cifras que difícilmente podían hacer rentable la factoría, que finalmente ha caído, arrastrando consigo a todas sus empresas auxiliares.

Quedan los activos de Santana; 80.000 metros cuadrados de suelo industrial y unas cadenas de montaje que la Junta ha ordenado que no se desmonten, a la espera de que pueda aparecer alguna empresa interesada más allá de las implicadas en los cinco nuevos proyectos que contempla Linares-Futuro, el documento fruto de las negociaciones entre Administración y sindicatos que fue ratificado el pasado miércoles por los trabajadores.

Queda también la sensación agridulce de haber acabado con la incertidumbre, pero también con una empresa por la que se ha peleado mucho. "No es un final positivo, pero ha valido la pena. Si Santana se hubiera cerrado hace 17 años, hubiera sido un desastre, una ruina absoluta para Linares y su comarca. Nosotros no somos campesinos; tenemos una cultura industrial que ahora puede seguir de la mano de la Universidad y de la Escuela Politécnica", ha señalado Pedro Gálvez, quien, a pesar de todo, quiere dejar la puerta abierta a la esperanza.

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