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 DIRECTORIO   Domingo, 25 de Julio de 1999, número 353
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PREVENCION Vitaminas contra el envejecimiento y el cáncer de piel La acción antirradicales libres de las vitaminas, relacionada, entre otros procesos, con el envejecimiento, ha provocado un auge en la valoración de estos nutrientes. Entre todos destacan las vitaminas A, C Y E, que se pueden aplicar en la piel de forma topica a través de cremas o lociones


Aurora Guerra
Desde su descubrimiento, la importancia que se ha atribuido a las vitaminas ha
sufrido oscilaciones. En el momento actual, su valoración está en auge por
varias razones: aparte de ser necesarias para el desarrollo y viabilidad del
ser humano, tienen un papel en la prevención del envejecimiento, además de las
ventajas que aporta a la piel su aplicación tópica a través de cremas o
lociones.
Una función de las vitaminas es la clave de su valoración: su acción
antirradicales libres, tal y como demuestra un trabajo reciente publicado en el
Journal of the American Academy of Dermatology. Las que tienen más acción de
este tipo y que además pueden actuar en cremas o lociones son las vitaminas
A, C y E.
Ya en 1956, Harman atribuyó el envejecimiento a la actuación de los radicales
libres. Estos son sustancias químicas agresivas y nocivas para la célula que se
producen tanto internamente como en el exterior.
El cuerpo humano produce radicales libres como resultado de procesos
metabólicos normales o patológicos, como por ejemplo la inflamación, y los
recibe del exterior a través de la exposición a la contaminación, al tabaco o a
los rayos ultravioleta del sol. El más importante de todos es el oxígeno, por
lo que a las sustancias antirradicales libres se les conoce también como
antioxidantes.
Si los radicales libres no son contrarrestados mediante otras reacciones
químicas, pueden llegar a producir mutaciones en el ADN y cáncer, entre otros
efectos. Por su acción, la maquinaria molecular de la célula se activa
inapropiadamente dando lugar a daños de diferente intensidad en variados
órganos, entre los que se encuentra la piel. Por ejemplo, por cada 1% de
disminución de la capa de ozono el principal freno de los rayos ultravioleta
el cáncer de piel basocelular aumenta un 2,7%, y el epidermoide un 4,5%.
Para evitar estos perjuicios, el propio organismo tiene un sistema interno
antirradicales libres, pero su eficacia puede verse desbordada.
En este caso, se produce un desequilibrio entre las oxidaciones no controladas
y las defensas antioxidantes. Por eso, el organismo recurre a otros
antirradicales libres que recibe del exterior, bien por los alimentos o por la
aplicación sobre la piel, y que son, en su mayor parte, las vitaminas.
Habitual en los cosméticos
Hoy en día es habitual la inclusión de vitamina E en la mayoría de los
cosméticos. Por vía tópica ha demostrado, en experimentación animal, reducir el
fotoenvejecimiento, los tumores cutáneos y la disminución de la inmunidad
inducida por rayos ultravioleta. La cantidad recomendada al día es de 10 mg
diarios. No hace ingerir suplementos para lograr esta cantidad: una dieta
equilibrada es suficiente. La Vitamina E se encuentra en frutos secos, aceites
naturales, aceitunas, cereales integrales y en muchas verduras (sobre todo, las
espinacas). Los productos de origen animal no suelen contener demasiada
cantidad.
Nueva dosis diaria de vitamina C para las enfermedades crónicas
Se encuentra en los cítricos. Es imprescindible como cofactor de múltiples
enzimas, como los que actúan en la cicatrización de las heridas o en la
formación del colágeno. Varios trabajos recientes, publicados en el American
Journal of Nutrition y en el Journal of the American Medical Association,
proponen actualizar la dosis oral recomendada a 120 mg diarios, frente a los 60
mg actuales, dados los beneficios que este aumento reporta a los afectados por
enfermedades crónicas. Hasta hace poco, la aplicación tópica era inútil, al
perder la vitamina C su actividad al entrar en contacto con el aire. La
investigación dermocosmética ha conseguido recientemente vencer esta dificultad
consiguiendo un producto estable en crema y con una importante acción
antioxidante y fotoprotectora.
Sistema inmune, acné y soriasis
La vitamina A se encuentra en el huevo, mantequilla, hígado y aceites de
pescado. Las dosis superiores a 50.000 UI dan lugar a dolor de cabeza, náuseas,
fragilidad cutánea, alopecia, conjuntivitis y desmineralización de los huesos.
Con sus derivados naturales y sintéticos, influye en la proliferación y
diferenciación de las células cutáneas, disminuye el crecimiento de las
malignas, reduce la inflamación y potencia el sistema inmune. Basándose en
estos efectos, se utiliza en aplicación sobre la piel para el tratamiento de
enfermedades como el acné o la soriasis y para prevenir lesiones premalignas y
malignas.



 
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