martes, 9 de abril de 2024

Ocho manos y un violonchelo ¡Equipazo!

 

El cuarteto Wiener Cello Ensemble interpreta el Bolero de Ravel a ocho manos en una experiencia musical  que es una metáfora perfecta del trabajo en equipo. Se trata de una performance desenfadada que se ha hecho viral y cuyo vídeo aparece al final de este post.

Tomo esa referencia horas antes de impartir la XXIII edición de mi curso Construir Equipos para Transformar Organizaciones ya que forma parte de recursos que compartiré con los alumnos. Dado que es una edición "in open", acuden a la formación personas de diversos sectores y empresas (industria, banca, servicios y distribución entre otros). Emerge por derecho propio el primer aprendizaje: cuando se trabaja en equipo, la diversidad siempre añade un plus.




Si visualizan el vídeo podrán observar que entre los miembros del ensemble (equipo) hay confianza, complicidad y sentido del humor junto a otros ingredientes esenciales como un modelo mental compartido (partitura), unas habilidades excepcionales en cada uno de los miembros del cuarteto, un conocimiento técnico notable, fina sensibilidad, contacto visual y -sobre todo- una coordinación extraordinaria para tocar el Bolero de Ravel a ocho manos con un solo violonchelo. Como siempre que se alcanza el objetivo del trabajo en equipo se disfruta de la belleza de un resultado superior a la suma de las partes.

Disfruten del vídeo cuya duración es de tres minutos y veintiocho segundos y observen cada uno de los ingredientes del trabajo en equipo: complicidad, humor, pericia técnica, coordinación... y belleza.


viernes, 5 de abril de 2024

¿Cambiar para que nada cambie?


Cuando un directivo contrata a un consultor ¿quiere transformar la empresa o que le den la razón? Entre ambos polos se la juega el consultor, pero sobre todo la empresa...




Hace décadas que observo tanto a quienes contratan servicios de cambio y mejora (directores generales, empresarios, gerentes...) como a quienes son contratados: consultores de diversas especialidades, formaciones, experiencia y -sobre todo- con una variada gama de principios y valores.

La mera observación del panorama que acontece es fascinante y habla por sí mismo del mundo que habitamos.

Son muchas las cuestiones que registra mi retina en este ejercicio de aprendizaje y así descubro (por ejemplo) que los consultores que quieren permanecer mucho tiempo vinculados a una empresa refuerzan el estilo de liderazgo, las ideas y los comportamientos de la figura más poderosa e influyente de la organización: caen en complacencia, perpetúan el status quo, y a cambio mantienen su contrato.

Entiendo que hay que pagar la hipoteca y el colegio de los niños, pero para cambiar/ mejorar/ transformar un sistema complejo son necesarias algunas palancas entre las que se encuentra el propio consultor, si bien es cierto que esa valiente y honesta posición conlleva algunos riesgos...

En una palabra: ¿cambiar para que nada cambie, o genuino deseo de transformar la empresa? ¿Cuál es su experiencia?


lunes, 1 de abril de 2024

Contra la Barbarie

 

En casa nos gusta hacer bromas y en ocasiones utilizamos la ironía ante el despiste de ciertos personajes públicos. Frente el político de turno, mi pareja y yo nos preguntamos con benevolente sarcasmo: ¿cuántas neuronas tendrá este señor/ señora? Sabemos que los humanos poseemos 100.000 millones de neuronas, pero nos gusta ordenar el mundo entre aquellos que solo manejan una -y por lo tanto no conectan unas ideas a otras- y quienes mantienen elásticos los circuitos neuronales estableciendo veloces conexiones capaces de generar pensamientos complejos.

Siguiendo con ese juego, antes de publicar un texto pido a mi pareja que le eche una ojeada por si hay errores gráficos y para comprobar si se entiende. Desde hace algunos meses me sugiere aligerar contenido y -sobre todo- no confiar en que la mayoría de los lectores puedan realizar varias conexiones neuronales para comprender un concepto. Supongo que es su manera de indicarme que el texto es aburrido o de difícil comprensión. El caso es que ahora antes de colgar un texto en las redes sociales calibro el perfil de los lectores y sus conexiones neuronales ¿serán muchas o pocas? La respuesta depende de varios factores, si bien dos de ellos me parecen relevantes: la edad de la persona que aborde el texto, y el número de palabras que controle su mente.




Los datos indican que con 800 palabras te manejas bien en un idioma extranjero. Si el número de vocablos cuyo significado conoces asciende a 3.000 puedes entender películas, y si alcanzas los 15.000 se te considera nativo en cualquier idioma.

La cuestión es que si la persona no lee con frecuencia, si las estructuras de los contenidos que aborda son muy básicas (cómics y fanzines) o si se pasa el día hablando en jerga "en plan, tío, flipo, me renta..." lo más probable es que algunos de nuestros jóvenes estén por debajo de las 800 palabras en su propio idioma. Pero claro... serán adultos y necesitarán comprender las cuestiones complejas del mundo y la existencia ¿cómo podrán hacerlo? Malamente, si me lo permiten.

Además ocurre un fenómeno preocupante: a menor riqueza lingüística y menores conexiones neuronales se produce una mayor radicalización del pensamiento, es decir: blanco o negro, conmigo o contra mí, de extrema derecha o izquierda... lo que con frecuencia conduce a comportamientos agresivos. ¿Cuál es su opinión o experiencia al respecto?




Interesante artículo relacionado escrito por Cristina Sánchez Andrade, en marzo 2024, para El País.

sábado, 30 de marzo de 2024

Muchas vidas, muchos maestros

 

Hoy he participado en el funeral de un vecino. Hacía mucho tiempo que no asistía a un ritual de despedida: desde que murió mi padre hace treinta y cuatro años.



La persona fallecida tenía buen talante, así que era apreciado en la comunidad. Muchas personas han acudido al sepelio, arropado a la familia, y formulado su pésame. La viuda es una mujer dulce como la miel, austera como un benedictino, y fuerte al punto de haber sostenido treinta años de enfermedad del fallecido. Aun cuando esté agotada o tenga prisa, siempre tiene una palabra amable entre los labios...

La ceremonia me ha sorprendido en fondo y forma y la he contemplado como si fuera una obra teatral: con cierto desapego. He aprovechado el tiempo para meditar y -a mi manera- desearle lo mejor al fallecido. También me he acordado de las personas de mi familia que ya no están.


Petroglíficos en Gargamala (Galicia)


La muerte me parece un temazo por diversas razones entre las que adquieren relevancia el fallecimiento de algunos amigos, la avanzada edad de mi madre y mi propia biología. No soy gafe ni morbosa, simplemente la muerte me parece un temazo, así que investigo, estudio, reflexiono y analizo todo lo que encuentro. Si profundizamos en la bibliografía podemos descubrir que los ángulos desde los que se enfoca la muerte son diversos, pero alcanzan dos grandes categorías: creyentes y ateos. La mayoría de las personas que hoy han acudido al sepelio creen en la vida eterna. Algunos bebemos de un cóctel más explosivo cuyo ingrediente primario fue el cristianismo pero que después se ha mezclado con la espiritualidad de trazo grueso (diversas tradiciones, épocas, lugares y maestros). Entre los libros a los que vuelvo se encuentran tres: La muerte, un amanecer, de Elisabeth Kübler Ross (psiquiatra), La prueba del cielo, del doctor Eben Alexander (neurocirujano) y Muchas vidas, muchos maestros, de Brian Weiss (médico y psiquiatra). Película relacionada con el tema Más allá de la vida, de Clint Eastwood (Neflix).


lunes, 25 de marzo de 2024

¿Vivir para jubilarse? No, ¡gracias!

 

Desde que tengo uso de razón nado contracorriente. También ahora, cuando mis familiares y amigos se preguntan por qué trabajo si ya he cotizado cuatro décadas y no tengo hipoteca...

Verán, considero que la vida no es un despliegue ordenado y lineal -que consiste en estudiar, trabajar y jubilarse-, sino un ciclo en el que es posible trabajar a los dieciocho años, estudiar a los treinta, crear un negocio a los cuarenta, dar clases en la universidad a los cincuenta, y llevar tu negocio a otra dimensión a los sesenta. 




En mi opinión la vida no es un despliegue ordenado y lineal. Además tiene el objetivo de contribuir a la sociedad con el talento, conocimiento y experiencia que cada uno posea. Entre los verbos que orientan mi actividad se encuentran: acompañar, enseñar, inspirar, alentar y apoyar a los profesionales con independencia de su edad, sexo, clase o rango profesional.

En estas aguas nado contracorriente en un mar en el que las personas navegan animosamente hacia la jubilación como un destino apetecible que orienta la vida entera. Yo prefiero seguir a pie de obra, tocando el barro cotidiano y sintiendo el desgaste (y el gozo) que exige acompañar a las personas. En mi actividad profesional encuentro un sentido trascendente que conecta y responde a una pregunta: ¿para qué he nacido, cuál es mi propósito, y qué hago aquí (en la tierra)?

Mientras tenga salud física y lucidez intelectual seguiré esquivando la desatada fiebre de la jubilación que alcanza a muchos de mis familiares y amigos. Nado contracorriente. Nadie dijo que la disidencia fuera fácil.


En línea con el contenido de este post escribe el doctor en Sociología, Mauro Guillén, quien acaba de publicar "La evolución multigeneracional" (Deusto) donde propone aprender, trabajar y reinventarse a cualquier edad. Un avance del contenido aparece en El País.



jueves, 14 de marzo de 2024

El riesgo de no ser "shiny" en la empresa


La escalera de ascenso a la felicidad laboral tiene peldaños de diferentes colores. A unas personas les motiva ascender obteniendo retribución y reconocimiento al mismo tiempo que suben en el organigrama. Se trata de profesionales que se mueven a la velocidad del rayo, resultan brillantes y tienden a aburrirse con rapidez de los roles y funciones asignados. 

Además, como jugadores de equipo resultan flojos. Estas personas necesitan alta motivación de sus responsables directos, alta curva de aprendizaje y desafío, y con frecuencia saltan a otra compañía en busca de un chute extra de adrenalina.




Por el contrario hay profesionales cuya escalera hacia la felicidad laboral no pasa por el ascenso, sino por el trabajo realizado con mimo -digamos bien hecho-, útil a la compañía, y  que aporta solidez y estabilidad a la empresa. No es que carezcan de ambición, sino que no están interesados en subir escalones. Lo que les motiva es disfrutar de su trabajo, realizarlo con excelencia y sintonizarse con el resto de compañeros (genuinos team players). 

En teoría todos aceptamos que las personas son diferentes y responden a distintas motivaciones, pero a veces la cosas se complica. 

Conozco una empresa del sector financiero en la que el staff está exigiendo a todos los profesionales que sean shiny (brillantes), que hagan presentaciones de impacto, que comuniquen como estrellas mediáticas y que, en general, muestren las bellas plumas de un pavo real en época de celo. Esta exigencia está machacando a algunos de los mejores profesionales de la empresa cuya satisfacción profesional pasa por aportar fiabilidad en el dato, compromiso con el equipo y resonancia con el ADN de la empresa. El asunto llega tan lejos que ser (o no) shiny se ha convertido en el factor clave para el cobro del bonus anual.

Si Bob Chapman ha escrito "Todo el mundo es importante"... ¿por qué no valoramos a cada persona por lo que es y por lo que aporta? ¿por qué algunas modas y ciertos libros leídos en un aeropuerto hacen pensar que todos hemos de ser estrellas del rock and roll? 

Quizá las empresas necesiten algunos profesionales shiny para posiciones de representación o comerciales, pero lo que sin duda precisan es de muchos trabajadores fiables que aporten conocimiento, experiencia, compromiso y consistencia en su quehacer cotidiano. ¡Por favor, pongan en valor y cuiden a las personas en el backstage porque son los que sostienen la empresa y sus resultados!


Libro de Kim Scott vinculado al tema pinchando aquí.

domingo, 3 de marzo de 2024

Feedback, un estilo de gestión que transforma

 

La Ceo de Volkswagen España, Laura Ros, apuesta por el "feedback brutalmente honesto" para desarrollar el potencial de los profesionales y equipos, según ha manifestado en el primer Ceo Talks Meeting organizado por Business Insider (1). Además, la práctica del "feedback brutalmente honesto" propicia la transparencia como estilo comunicacional y la honestidad como un valor transversal que transforma las empresas. 

Las afirmaciones de Laura Ros -recogidas por Business Insider a finales de febrero del 2024- coinciden en el tiempo con mi lectura de Franqueza Radical -un libro de Kim Scott- publicado hace un mes en España después de haberse convertido en un fenómeno editorial en Estados Unidos y de haber agitado las aguas del management norteamericano.




Ambos descubrimientos refuerzan el filón del feedback por el que apuesto en las formaciones que imparto a directivos cuyos niveles de consciencia pueden impactar en la calidad de las decisiones que afectan a cientos, acaso miles, de trabajadores de una compañía. De hecho, aunque es domingo doy los últimos toques a los materiales que compartiré el jueves, 7 de marzo del 2024, con quince directivos de una exitosa empresa española del sector de la biotecnológica. 

Aunque las expresiones "feedback brutalmente honesto" y "franqueza radical" hay que matizarlas en su contexto, y tener en cuenta las torpes traducciones al castellano,  ambas referencias apuntan en una dirección que entiendo clave para la transformación empresarial: la manera en la que nos comunicamos con los demás para expresar elogios (honestos, generosos y contextualizados) y la manera en la que comunicamos áreas de mejora (concretas, cercanas en el tiempo y expresadas en positivo). Puro kaizen, pura mejora continua. 

Sabido es que el noventa por ciento de las dificultades empresariales tienen que ver directa o indirectamente con la comunicación, y que los humanos nos relacionamos a través de las conversaciones. Sabido es también que las empresas son conversaciones, que los conflictos son conversaciones pendientes o mal resueltas, y que mucho de la motivación, del desarrollo del potencial y de la propia transformación empresarial apalanca sobre la confianza que somos capaces de generar en nuestro entorno. La confianza se construye con implicación de la mente y el corazón, el raciocinio y las emociones. A su vez la confianza genera compromiso y de ahí a los resultados sólo hay un suspiro. Este conglomerado de conceptos están entrelazados inequívocamente y si hemos de elegir una metodología para abordarlos ahí emerge el feedback como la herramienta que construye "seguridad psicológica" a través de conversaciones en las que las personas son honestas y comparten lo que realmente piensan.

Dado que es mi primera interacción con esta compañía biotecnológica -y que no conozco a los miembros del Comité de Dirección- no ocultaré mi vértigo al centrar el eje de la jornada en el feedback, una herramienta empresarial que exige madurez y una gestión avanzada del ego. Cruzo los dedos. Confío y sigo puliendo los materiales...


(1) Para disfrutar de casi tres horas de ponencias -con 9 directivos de primer nivel- pinchar aquí.

(2) Cómo dar feedback de mejora de manera constructiva pinchando aquí.