Pueden volar con absoluta libertad a cualquier punto de España o del extranjero --por ejemplo de Cáceres a Santander en sólo dos horas y media--, a una velocidad de 200 kilómetros/hora, sin necesidad de plan de vuelo previo y simplemente con unas veinte horas de aprendizaje. Sin embargo, la fabricación es larga, muy técnica, altamente especializada, por tanto costosa (el modelo más simple se eleva a 50.000 euros), pero con mano de obra totalmente extremeña. Un empresario de Cáceres, Diego Andrada, ha creado una de las escasas industrias españolas dedicadas al montaje de aviones ultraligeros avanzados, un sector que cuenta con apenas tres negocios en todo el país.

Su trabajo comienza a duplicarse: si en el 2006 fabricará seis modelos, para el 2007 tiene previsto otros doce, encargados desde distintos puntos de España y Portugal. "Cada aparato es distinto, nos adaptamos a las posibilidades económicas y a las exigencias tecnológicas de los clientes. Por ejemplo, hay quien lo quiere para viajar frecuentemente a Madrid por cuestiones de trabajo, y hay quien sólo lo utiliza como mera afición. En cualquier caso, tardamos unos cuatro meses en tener un modelo a punto", explica Diego Andrada.

DOS O CUATRO PASAJEROS La empresa, denominada Andi Aeronáutica SL, está ubicada en el polígono industrial de Casar de Cáceres, junto a la N-630. Sorprende cruzar las puertas de la nave y encontrar distintos modelos en diferentes fases de montaje. Se trata de ultraligeros de nueva generación tan similares a las avionetas que son idénticos. Es decir, el mismo aparato se convierte en avioneta si en vez de llevarlo un usuario con licencia de ultraligero lo hace otro con licencia de piloto privado (más complicada y costosa), y en ese caso pueden ocuparlo cuatro personas en lugar de dos. "Pero tiene más inconvenientes: necesitas un plan de vuelo para desplazarte y se acaba la libertad de viajar cuando, donde y como quieras", señala el industrial.

Los modelos que trabaja Andi Aeronáutica son de la firma S.G. Aviation, una de las más prestigiosas del mundo en su ámbito. Esta compañía italiana envía a la empresa cacereña la mayor parte del material, pero a escala muy básica, es decir, el montaje debe ser íntegro. "Aquí construimos el aparato entero, desde la estructura completa (llegan simples planchas de duraluminio y fibra de carbono), hasta la instalación eléctrica y electrónica.

TRIPLE SEGURIDAD La fiabilidad de los modelos también está garantizada, según el empresario, ya que la Dirección General de Aviación Civil supervisa todas las unidades que salen de la nave cacereña. Ingenieros aeronáuticos realizan tres inspecciones de cada aparato --primero los materiales, después la terminación y finalmente en vuelo--, para comprobar que se ajustan a la normativa y que cumplen todas las medidas de seguridad.

El proceso completo se prolonga entre tres y cuatro meses: "Hay que probar cada aparato, ajustarlo y entregarlo llave en mano. Por supuesto, impartimos algunas clases de adaptación a cada cliente, independientemente de que ya tengan su licencia", subraya Andrada, que ha dedicado toda su vida al mundo de los ultraligeros. Pero además, la empresa se encarga del mantenimiento periódico de los aviones.

Andi Aeronáutica cuenta incluso con diseños propios, "aunque en un sector tan complicado y desconocido tendríamos que invertir mucho dinero para poder promocionarlos, y además los S.G. son muy demandados por los entendidos en la materia", señala el empresario.