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Miércoles 30/05/2012. Actualizado 12:25h.

URGENTE

CULTURA | Investigación sobre su representación en el Arte

Un negro en la esquina del lienzo

Detalle de 'La Mulata', obra de Velázquez.

Detalle de 'La Mulata', obra de Velázquez.

  • Un estudio revisa la presencia de los negros en la pintura del Siglo de Oro
  • Sólo en algún cuadro de Velázquez o Murillo aparecen como protagonistas
  • No es casualidad que sean protagonistas en los lienzos de dos sevillanos
  • Hay negros en la 'Mascarada' que celebra la llegada al trono de Fernando VI

Eran un detalle anecdótico en la esquina de los lienzos, un punto exótico, un sinónimo de fealdad o un elemento grotesco para la burla. Los negros bozales, ladinos, mulatos, prietos y morenos se asoman a los cuadros como una vaga pincelada, un asunto marginal que reflejaba como en un espejo una sociedad que los marginaba, maltrataba y despreciaba.

Cervantes retrató a la población sevillana como "tablero de ajedrez" o "juego de damas" por el contraste racial

Sin embargo, para el investigador Luis Méndez Rodríguez ha sido durante largo tiempo un sugestivo tema de estudio y un reto que le ha llevado a repasar miles de cuadros y a contemplar con otra mirada las pinacotecas. El resultado es 'Esclavos en la pintura sevillana del siglo de Oro' con el que obtuvo el VIII Premio de Historia Ateneo de Sevilla y que ahora ha publicado esta institución en colaboración con la Universidad de Sevilla.

Los negros en la pintura son un elemento residual en la Europa de la Edad Moderna y sólo en muy contadas excepciones surgen como sujeto principal de la escena. Es el caso del cuadro 'La mulata', 'La cena de Emaús', de Velázquez, o 'Los tres niños', de Murillo. Y no es casualidad que estos negros-protagonistas aparezcan en los lienzos de dos pintores sevillanos.

'Tres niños', de Murillo.

'Tres niños', de Murillo.

Recuerda Luis Méndez Rodríguez, doctor en Historia del Arte y profesor titular de la Hispalense, que Sevilla fue uno de los mercados de esclavos más activos. La tradición esclavista hispalense parece remontarse a la época cartaginesa y romana para aumentar luego en época andalusí. La práctica decayó en la Edad Media, pero con el descubrimiento de América y la necesidad de mano de obra barata volvió a aumentar.

La anexión de la corona portuguesa entre 1580 y 1640 hizo que se multiplicara con esclavos llegados de los territorios portugueses de Angola y Guinea. De hecho, Cervantes retrató a la población sevillana como "tablero de ajedrez" o "juego de damas" por el contraste racial.

A pesar de que la población negra fue muy numerosa en Sevilla, la representación en el arte de la época fue muy rara. "Cuando aparecen negros es de forma ocasional, dentro sobre todo de pinturas de género o de temática religiosa", apunta Luis Méndez Rodríguez.

'Juan de Pareja', de Velázquez

'Juan de Pareja', de Velázquez

Esta investigación propone casi un juego de descubrimientos. ¿Dónde están los negros en los cuadros de Sevilla? Uno de los casos más llamativos es el del rey Baltasar en la iconografía de la adoración de los Magos. Por ejemplo, en la que se puede contemplar en la Iglesia de la Anunciación por Geroalmo Lucenti da Corregio o en la que se exhibe en el Museo de Bellas Artes y que pintó Pieter van Lint. Son negros representados exóticamente con turbante, plumas de avestruz o nautilus que simbolizaban lo africano.

En la misma pinacoteca es posible encontrar otros negros, como en la representación de la 'Mascarada' de la Fábrica de Tabacos que se hizo para celebrar la llegada al trono de Fernando VI. El pintor Domingo Martínez representó a algunos precediendo al Carro del Aire. Y Joris Hoefnagle los incorporó en la célebre imagen que hizo de Sevilla en 1573.

El rastreo de Luis Méndez Rodríguez llega hasta otro popular lienzo que se conserva en el Hospital del Pozo Santo y que representa la epidemia de peste de 1649. Revisando con detalle las escenas y personajes se descubre a una negra muerta junto a otros difuntos en la explanada situada frente al Hospital de las Cinco Llagas. Lo curioso es que es el único cuerpo que aparece completamente desnudo, reflejo cruel y trágico del desamparo.

Francisco Pacheco desvela lo que significaba pintar a gente de color: "Hemos aprendido mediante el uso del pintar, que la naturaleza aborrece lo oscuro y lo hórrido"

Los negros se compraban en pública subasta en las Gradas de la Catedral y en la Plaza de San Francisco. Hasta 1596 se había utilizado también el Patio de los Naranjos, pero el cabildo catedralicio lo prohibió. Se ocupaban de los trabajos más esforzados y desagradables y llevaban marcado su destino en la piel. "Tenían tatuadas en las mejillas los símbolos esclavistas, una ese y un clavo (esclavo), una flor de lis, una estrella, las aspas de San Andrés e, incluso, el nombre de su amo marcado a fuego en su rostro".

Francisco Pacheco en su 'Arte de la Pintura' desvela en clave pictórica lo que significaba pintar a gente de color: "Hemos aprendido mediante el uso del pintar, que la naturaleza aborrece lo oscuro y lo hórrido, y cuanto más sabemos, tanto más inclinamos la mano a la gracia y gentileza, y así naturalmente amamos las cosas claras y abiertas".

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