La problemática de los niños hiperactivos y sus soluciones

Lunes 7 de febrero de 2005
Francisco tiene siete años y, aunque no sabe todas las letras del abecedario, va a empezar el segundo año del EGB 1. Es inquieto y siempre lo tildan de maleducado. Se comunica a los gritos, rompe sus juguetes, nada parece captar su atención y deja todo a medio hacer. Suele verse envuelto en peleas casi a diario. Su fracaso escolar comenzó en la salita de cuatro cuando lo suspendieron por no respetar a la “seño”.
Francisco no es el único niño con actividades desordenadas y una larga serie de fracasos escolares pese a su temprana edad. También es complicado para los padres llevar una vida social con un niño de estas características, ya que es difícil de soportar y suele causar desmanes en lo más ameno de una cena.
Este cuadro podría estar indicando a los padres que su hijo padece de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), uno de los trastornos mentales más comunes entre la población infantil.
En Argentina, la media general es del 8 por ciento de la población en edad escolar y puede generar una vida escolar y laboral frustrada - ya que a menudo se extiende a la etapa adulta- con sus consecuencias en el plano afectivo como baja autoestima e irritabilidad.
En los niños que cursan los primeros años, se registran dificultades en el dominio de la lecto-escritura, aparte del hecho de que pueden darse simultáneamente trastornos del aprendizaje e impulsividad. 

Las causas
“Está comprobado que se trata de una enfermedad congénita, por un déficit de la dopamina y la noradrenalina en el nódulo central del cerebro y en el núcleo de la base, según estudios que midieron la incidencia de variables como el factor genético, el uso de estimulantes y drogas durante el embarazo, lesiones en le feto, o alergia a determinados alimentos”, explicó el médico Guido Barreyro, especialista en el tema.
Es difícil establecer un diagnóstico de TDAH, y se precisa de un tratamiento multimodal, de valoraciones conjuntas de profesionales, padres y maestros. Para Barreyro, el diagnóstico temprano es fundamental y preventivo. “Hay que evaluar cada caso con test, historias clínicas, descartar posibles casos de hipertiroidismo o un tumor del lóbulo central, por ejemplo”, dijo el especialista.
Para el médico, sólo un 25 por ciento de los diagnosticados es medicados, y un bajísimo porcentaje recibe el tratamiento con regularidad. Sin el tratamiento adecuado los cuadros pueden complicarse y el 60 por ciento necesitaría medicación en la adolescencia.

Educar a un niño hiperactivo
El comienzo de las clases se acerca y todos los padres quieren, dentro de sus recursos, brindar a sus hijos la posibilidad de una buena educación. Pero para aquellos que tienen hijos hiperactivos se hace especialmente difícil que algunas instituciones los acepten. Pablo, padre de Francisco, transitó todos estos sinsabores e, incluso, su hijo fue expulsado de la escuela cuando faltaba un mes para el final de las clases.
“Las instituciones privadas directamente marginan  a los niños con mala conducta o que no se adaptan, como dicen ellos, y los niños reaccionan con violencia porque se dan cuenta de que no son queridos, ni tenidos en cuenta como el resto de sus compañeritos”, dijo el apesadumbrado padre.
También para los maestros, la difusión que se le está dando a la problemática obliga a replantearse su práctica, a buscar recursos diferentes que incluyan a estos niños, que logren captar su interés.
La Asociación de Padres de Niños con Déficit de Atención (Apani), orienta a los padres en la búsqueda del profesional más idóneo para hacer el diagnóstico y tratamiento. María de las Nieves Pelinski dijo que cuentan con asesoría legal, y que las escuelas no deberían rechazar a los niños porque es discriminatorio, y que desde  la asociación  alientan a los padres a realizar las denuncias. Comentó además que las escuelas están enteradas de la problemática.
El año pasado, Apani realizó dos seminarios informativos y de capacitación y, según la base de datos con que cuentan, son unos dos mil los docentes que asistieron a las jornadas, aunque reconoció no saber cuánto de esta información los maestros incorporan a sus clases.
Para Pelinski, los niños con TDAH son niños normales, que a veces sorprenden por su rápida resolución en algunas áreas y aprenden si se les procura las condiciones óptimas: lo ideal es que tomen clases en un grupo reducido no mayor a treinta personas.
“La maestra debería sentarlo cerca y controlar que termine su tarea”, explicó la profesional y destacó la importancia del diálogo entre los padres y la escuela.
Como es una enfermedad que el niño proyecta en su entorno, padres y familiares cercanos deberán aprender junto con él  a modelar su temperamento.  Para ello, hay instituciones que brindan contención a la familia del niño y aconsejan  resaltar sus virtudes y potencialidades para elevar su autoestima, evitar los enfados demasiado largos y las descalificaciones. Por último hacerles saber que hagan lo hagan son queridos e importantes.


Diagnóstico responsable
El psicodiagnóstico de un niño es un proceso que se da a lo largo de un tiempo en el cual el terapeuta abre un espacio de escucha para que un niño y sus padres puedan plantear sus dificultades. Es un tiempo donde se plantean preguntas y se elaboran hipótesis, un tiempo de apertura en el cual se intentará construir la historia de este padecer actual.
Hoy se escucha que son muchos los niños que presentan TDAH, y meten en la misma bolsa infinidad de dificultades. Se escucha hablar en la radio, en la televisión, en los diarios de estos “chicos TDAH” como si todos fueran iguales, como si a todos le pasaran las mismas cosas. Desde cierto lugar, este diagnóstico que a veces hacen los médicos, los docentes o los padres de otros niños parece ser un rótulo, una etiqueta tranquilizadora, porque da explicaciones a todas las manifestaciones del niño y porque desresponsabiliza a los adultos: la causa es biológica. Y los padres, ¿no tienen ninguna implicación en lo que sucede? Sin embargo, es altamente significativa la cantidad de chicos que son diagnosticados TDAH, sin dar cuenta de porqué sufre este niño de este modo particular, rotulando a todos generalizadamente.
Habrá que indagar entonces la historia familiar. Es fundamental tener en cuenta que cada niño es una singularidad y que está inserto en un grupo, en una cultura. No se debe caer en el peligro de que una vez que se diagnostica TDAH parecería no haber más lugar para las preguntas, ya que todo parece responderse con “es un TDAH”. Por eso es absolutamente necesario que el terapeuta haga un trabajo de ligazón con el niño y sus padres y entre los diferentes profesionales. Maestros, pediatra y terapeuta tendrán que trabajar en equipo para poder construir una red que sostenga y acompañe a los chicos.

Silvana Cardozo
Psicóloga


Polémica sobre la medicación
El metilfenidato y otros estimulantes utilizados en el tratamiento del TDAH han suscitado muchas controversias. Lo que aconsejan los especialistas en estos casos es no medicar deliberadamente, sino que se deben evaluar en cada caso los riesgos y los efectos secundarios antes de recetarlas.
Algunos niños pueden bajar de peso, perder el apetito, sufrir de insomnio.
Además, el 60 por ciento de los que requieren medicación durante la niñez también la necesitarán en la etapa adolescente y el 50 por ciento continúa el tratamiento en la adultez.
No obstante, son muchos los profesionales que recomiendan la medicación como forma de prevenir el agravamiento de los cuadros de la enfermedad. Los estimulantes son utilizados con éxito en Estados Unidos desde hace cincuenta años  y aseguran que su uso prolongado no genera adicción.
Por el contrario, recientes investigaciones han concluido que contribuye notablemente en el tratamiento de adicciones como el tabaquismo o drogas como la cocaína.


Diagnóstico precoz en Misiones
Misiones es la segunda provincia Argentina, la primera es Mendoza, en tener una ley que contemple la importancia de los diagnósticos precoces. Se trata de la Ley 22.774, aprobada en diciembre último dentro del presupuesto de Salud, y declarada de interés provincial.
La ley  prevé la creación de un área destinada al tratamiento del TDAH en el Hospital Ramón Madariaga, que procurará la cobertura de los medicamentos.
También el Instituto de Previsión Social se beneficiaría, ya que  mediante la presentación de historia clínica y auditoría se obtendrían los remedios casi sin cargo. Se implementará, además, la realización de una base de datos y censo provincial de los niños afectados.
El médico Guido Barreyro recalcó el trabajo conjunto con las organizaciones no gubernamentales preocupadas por esta problemática, el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación, para “planear acciones destinadas a la difusión y prevención de la enfermedad que, sin atención adecuada, precipitaría a los niños camino de la delincuencia juvenil y la marginalidad”.