Soplaban buenos vientos para el sector eólico en la provincia de León años atrás. Las perspectivas de negocio, la apuesta del Gobierno y el crecimiento de la producción eran palpables y propiciaron la instalación de empresas que crearon el más preciado bien para la economía: empleo.

Antes de la crisis económica y financiera, tomando como referencia el año 2008, tres empresas de este sector sumaban cerca de 1.900 empleados. La más fuerte, LM Wind Power (entonces LM Glasfiber), había logrado engrosar una plantilla de 1.200 empleados en su fábrica del polígono industrial de La Llanada, en Ponferrada. Coiper 2000, empresa del grupo Comonor dedicada a la fabricación de torres eólicas, contaba en plantilla con 400 trabajadores. Y por último, en el polígono de Villadangos del Páramo, la compañía danesa de componentes eólicos, Vestas, alcanzaba los 250 trabajadores.

Se sumarían más tarde, en el año 2010 y ya inmersos en una dinámica de incertidumbres, dos nuevas empresas: Bach Composites, en Villadangos, que tras una inversión de dos millones de euros iniciaba su actividad con 40 trabajadores, y Endaki Tecnocast, en La Robla, que tiene en la actualidad una treintena de empleados.

Estas cifras, proporcionadas por el sindicato CCOO, sumaban en el año 2008 un total de 1.850 personas que desarrollaban su trabajo en las fábricas de producción de componentes eólicos de la provincia de León. Tres años después, tras expedientes de regulación de empleo justificados por la caída de la producción (el Gobierno redujo notablemente las primas a las eólicas), la crisis financiera e incluso los varapalos judiciales a las «irregulares» instalaciones de parques eólicos en los montes leoneses, las cifras del empleo se han reducido muy notablemente hasta dejar una radiografía desoladora del sector.

De los 1.890 trabajadores que sumaban LM, Coiper y Vestas, en la actualidad quedan 1.010, según informa el secretario provincial de la Federación de Industria de CCOO, Alberto González Llamas. Y la situación empeorará en semanas cuando LM comience a prescindir de los 338 trabajadores que han aceptado el plan de bajas incentivadas de la compañía. Llegaron a ser 1.200, ahora son 450 y en unos días, meses a lo sumo, serán 112 los que trabajen en la mayor fábrica que la empresa danesa tiene en toda Europa.

La otra empresa fabricante de componentes eólicos afincada en Ponferrada, Coiper 2000, entraba en concurso de acreedores en enero del pasado año 2010 después de un expediente de regulación de empleo y de que la Junta de Castilla yLeón no avalara el crédito de 10 millones de euros que había concertado con una serie de entidades bancarias. La sangría de empleo se hacía evidente, cayendo la plantilla de los 400 trabajadores a sólo 50 personas que se mantienen hoy día.

El contrapunto, sin embargo, lo daba Vestas. Arrancó con 250 y en la actualidad cuenta con 470 trabajadores y ello tras superar un ERE presentado para casi 200 personas. También en La Robla, cuando la destrucción de empleo era la dinámica, abría sus puertas Endaki Tecnocast generando otra treintena de empleos (las previsiones de la empresa, según las cifras que maneja el sindicato CCOO, pasan por alcanzar los 150 trabajadores a corto o medio plazo).

Menos primas

Esta realidad de incertidumbre que provoca sangría de empleo en empresas que fueron grandes generadoras del mismo y que sin embargo permite el crecimiento de otras se desarrolla en un contexto de caída de las primas a la producción. En diciembre de 20l0, el Consejo de Ministros aprobaba un real decreto que reduce las primas a la energía producida con el viento en un 35% hasta el 2012 (como ya hizo anteriormente con la energía solar fotovoltaica). Según los datos del Ministerio de Industria, estas medidas supondrán un ahorro de unos 1.100 millones de euros hasta 2013.