Sólo tiene 26 años, pero parece que lleva mucho más camino recorrido: "María Lapiedra es un personaje que yo, María Pasqual, creé hace unos tres años y que ha intentado sobrevivir liándose con un montón de famosos y vendiendo exclusivas".

Y así se ha ganado el jornal hasta "vivir de ello superbién". Claro que, por el camino, hay cosas que ahora admite que preferiría no haber hecho. La que más, su relación con Dinio y una desabrida escena porno grabada con el cubano y su hermano que circula por Internet. María, que heredó su apellido artístico de un fugaz matrimonio con el director porno Ramiro Lapiedra, "se dejó liar" y cayó víctima de sus ansias de figurar: "Dinio me dijo: ahora venderá mucho porque nos vamos a casar". Al final, no hubo boda.

Esa, precisa con insistencia, fue su única incursión en el porno duro y "nunca lo volvería hacer", además de una buena colección de vídeos eróticos. "Bueno, son sólo 20 minutos de mi vida...", concluye como para quitarle importancia al 'affaire Dinio'.

Dice que su sueño sería triunfar "como actriz convencional", pero lo cierto es que ha decidido probar suerte con un libro con la misma temática: 'Follar te vuelve loco'. Pero, claro, "una cosa es escribir y otra practicar delante de una cámara", se justifica Lapiedra por su reincidencia en el universo erótico.

Y aquí saca a relucir su licenciatura en Filología y su pasión por Henry Miller y Anaïs Nin. "Como mi vida ya es un poco surreal me dije: ¿por qué no escribir mi biografía? El contenido es real, aunque hay algunas cosas exageradas", relata entre cándidos gorjeos al tiempo que aclara que es "supersuave y en el sexo me encanta ser cariñosa y pasional".

No tiene pelos en la lengua y aunque lo suelta todo con un deje ingenuo y aniñado, a lo tonto se lleva lo que sea por delante. "Meterse en el mundo del corazón es muy fácil, lo difícil es mantenerse". La tentación del dinero, dice, puede acabar con todo: "Me lié con Pipi Estrada para vender la exclusiva pero acabó gustándome de verdad. Aun así, preferí vender la exclusiva al amor, aunque me fui a casa llorando porque lo había perdido a cambio de una buena suma de dinero".

Y de nuevo afloran sus deseos de cambiar de tercio: "He estudiado dos años en Cristina Rota, ahora he rodado Torrente, donde soy la amante, y he grabado tres películas de terror".

En ese momento, María Lapiedra vuelve a ser "un personaje" del que a veces ella no está "muy orgullosa, porque ha hecho cualquier cosa por la fama", recapacita esta "chica de pueblo" criada en Mollerusa (Lleida) y abanderada apasionada de la lengua catalana. "Salir una vez es fácil, me casé con Ramiro y ya estaba en el 'tomate'. Pero luego dije: 'Tengo que seguir saliendo porque se van a olvidar de mí'. Que si Paquirrín, que si Pepe Navarro, el que pillaba...".

En su penúltimo intento cambió el sexo por la senyera, y también le funcionó. En ropa interior y envuelta en la bandera catalana, se paseó por la Gran Vía madrileña en una 'cálida' defensa de la candidatura de Joan Laporta al parlamento catalán. La iniciativa dio al traste con la colaboración que, según Lapiedra, había iniciado con el partido del ex presidente azulgrana. "Me enteré por Facebook", dice con un mohín. Pero no se arrepiente: "Todos hemos salido ganando; él, cuatro escaños, que nadie pensaba que pudiera suceder y yo, más popularidad que nunca".