Uno de mis estímulos preferidos para tener más energía es “el pino”, pero no siempre fue así… El pino es una postura muy desafiante porque implica balancear todo el peso corporal sobre nuestras dos manos sin embargo, también tiene grandes beneficios y vale la pena aprenderla y practicar.
Una vez que superes el miedo de elevar tus caderas sobre tus hombros comenzarás a experimentar una sensación de que “nada puede detenerte de hacer o de ser lo que tú quieras”. Esta postura crea calor en el cuerpo, estimula el metabolismo y la digestión y lo más importante, te brinda una gran sensación de libertad, de alegría y de valor para resolver cualquier desafío. También da fortaleza a tus brazos y hombros, eleva tu nivel de concentración, tu balance y te enseña a alinearte.
Al integrar en mis clases ésta y otras posturas de equilibro sobre los brazos el mayor reto para mis alumnos es superar el miedo y confiar en sí mismos. Es cierto que no es una postura fácil, yo misma pasé varias semanas practicando en la pared hasta que conseguí levantarme. Sin embargo, quiero motivarte a que la practiques y disfrutes de sus beneficios. Comienza con el “perro boca abajo” y trata de lograr apertura en los hombros, da pequeños impulsos para percibir la sensación de peso sobre tus manos. Cuando te sientas lista acércate a la pared e inténtalo.
Importante: Mira entre tus dos manos al patear las piernas hacia la pared, mantén tus brazos rectos y tus hombros fuertes; activa tu abdomen y experimenta la elevación una vez en la postura. Se curioso como un niño y ¡Simplemente hazlo, disfruta el camino del aprendizaje!
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