Jardines de Piquío - Santander



MIGUEL ÁNGEL TABORGA


Son las once de la noche de un día cualquiera de un caluroso verano. La alta temperatura que dejara el sol diurno se va disipando en el frescor de la noche con la ayuda del mar próximo que bate sus aguas en la pleamar contra las paredes rocosas de Piquío. Unos niños juegan a deshora en la pérgola verde del fondo, resplandeciente y coqueta, mientras algo más abajo, junto a una baranda artística de cerámica, una joven pareja susurran sus "te quieros" que en este marco romántico sienten más profundos y sinceros que nunca.

Una cuidada iluminación artística aporta el encanto nocturno ideal para noctámbulos y enamorados en los Jardines de Piquío, joya emblemática de la ciudad de Santander. Su privilegiada ubicación hacen de ellos un lugar idóneo para recrear la vista sobre un marco de incomparable belleza natural como es El Sardinero, barrio elegante por excelencia, situado a las afueras de la ciudad en otros tiempos aún no lejanos, y convertido hoy en centro turístico principal de Santander.

Los Jardines de Piquío han sido siempre punto de encuentro de amigos, enamorados y paseantes. Hace años eran iluminados únicamente en las noches estivales, cobrando entonces una vida propia al calor del verano. Palmeras, rosetas, parterres, escaleras, y sobre todo su punto más característico, la pérgola, sufrían una metamorfosis singular que era esperada con verdadera ansiedad por los santanderinos. El color y la luz nacían en aquel lugar que divide las playas Primera y Segunda. Los paseos nocturnos en tan bello marco no cesaban hasta la llegada del otoño, cuando de pronto, todo volvía a oscurecerse bajo el frío manto de la noche, hasta el año próximo.

Afortunadamente, hace apenas unos años, el ayuntamiento santanderino decidió desarrollar un proyecto de iluminación permanente, con un esmerado diseño, que permitiera a estos jardines ser útiles y seguros en todas las noches del año. Al tiempo se iluminó la Primera playa del Sardinero y se acometieron diversas obras de remodelación, respetando su diseño primitivo. Así renacieron los nuevos jardines de Piquío con el atractivo aspecto que hoy ofrecen, especialmente de noche, y que son elogiados por cuantos forasteros los transitan y disfrutan. Cuentan que la Reina Dña. Sofía no pudo resistirse a sus encantos y ordenó parar el vehículo que la transprtaba al aeropuerto a la altura de Piquío, en una de sus visitas a la ciudad, para admirar con más detalle la belleza de este paraje.

Desde el punto de vista botánico, Piquío contiene numerosas especies de árboles entre las que cabe destacar los tamarices (Tamárix gallica). Arbol muy extendido por toda la ciudad y especialmente en el Sardinero. Equivocadamente llamado tamarindo, especie ésta con la que nada tiene que ver, es árbol que aguanta muy bien las difíciles condiciones que aporta el cercano mar, exceso de salitre especialmente. Otro árbol característico de estos jardines es la palmera, especie de la que existen allí varios ejemplares de alto porte y considerable antigüedad, como ocurre con algunos eucaliptos, árbol traído de Australia y que alcanza mayor desarrollo de cuantos son habituales en Cantabria. La ornamentación floral es muy variada y cuidada. Numerosas especies de plantas ornamentales ocupan los parterres del jardín urbano, que siendo pequeño en su tamaño, es quizás el más representativo y conocido de la ciudad.

La noche estival, instalada definitivamente en Piquío, aporta un encanto especial a la zona. En la parte Sur, y junto al entramado de escalinatas que descienden a la Primera Playa, se haya un pequeño mirador circular, punto de encuentro de paseantes noctámbulos, novios y fotógrafos nocturnos. Y es que desde allí, la vista sobre la playa iluminada es una delicia y supone todo un espectáculo. Dos jóvenes forasteras, entusiasmadas con el lugar, comentan entre ellas que Piquío parece un decorado irreal, "de cine" dicen, digno de las mejores películas románticas de La Metro, o la Columbia.

Los Jardines de Piquío han formado parte de la historia de Santander. Su nombre ha sido utilizado como marca de numerosos productos, desde marca de añil 'Azul Piquío' a página web 'piquío.com'. También han sido escenario fotográfico privilegiado de bodas, congresos, visitas turísticas, bautizos, de numerosas generaciones, y es que estos jardines son visita obligada para propios y extraños. Pocos son los santanderinos que no poseen en sus álbumes familiares recuerdos gráficos de otras épocas pasadas con las palmeras, la pérgola o la esfera terráquea como decorado exterior privilegiado, luciendo eso sí, su impecable traje de primera comunión o boda.

La noche se encuentra a punto de culminar su ciclo. Los Jardines permanecen vacíos a estas altas horas de la madrugada. Tan solo un banco se encuentra ocupado por alguien que decidió, quizás por fuerza, utilizarlo como cama improvisada. La suave brisa marina mece sin cesar las altas palmeras. Las luces multicolores se van apagando a medida que el día cobra vida. Piquío, señorial y altivo en su privilegiada atalaya seguirán siendo para la ciudad un lugar único, cargado de historia y belleza natural, único en su género, y continuará acogiendo turistas de todo el mundo que se llevarán en su equipaje un bello recuerdo de la ciudad de Santander.

nota: las fotografías se han tomado en hora y época del año distinta a la descrita en el texto.

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