Los diez mandamientos para enfrentarse al miedo: Octavo mandamiento (II)

 

Ejercicio físico

 

Todo ejercicio físico es favorable para las personas que padecen grandes miedos.

En primer lugar, por razones generales: el ejercicio físico regular aumenta el bienestar en todas las personas.

A continuación por el efecto favorable de la actividad física sobre el humor. Se dice que el ejercicio aumenta ligera­mente el nivel medio de nuestra moral. Ligeramente, es de­cir que la actividad física se deberá realizar con regularidad. Tampoco hay que esperar ningún milagro, sino verla como una inversión a largo plazo.

En resumen, la actividad física puede ejercer un efecto es­pecífico sobre la hipersensibilidad ansiosa, este «miedo al miedo» del que ya hemos hablado. El ejercicio físico repro­duce en parte las sensaciones fisiológicas vinculadas al mie­do, como la aceleración del ritmo cardíaco, la hiperventilación, el sudor, etc. Familiarizarse con estas sensaciones hace que luego no se sea tan reactivo a las mismas en las situaciones angustiosas. Las personas que padecen una fobia a sus sensaciones fisiológicas, como ocurre cuando se experimenta pánico, tienen que hacer ejercicios bastante intensos, pero son precisamente estas personas las que encuentran mayor difi­cultad en realizarlos, por temor a que se les desencadene una enfermedad. A veces el terapeuta se ha de convertir en profe­sor de gimnasia: con frecuencia hago pequeñas carreras a pie con mis pacientes, saltamos a la cuerda (excelente medio para acelerar el ritmo cardiaco, como bien saben los boxeadores) o les mando subir cuatro o cinco pisos de nuestro edificio. A ve­ces se cruzan con mis colegas, que ya no se extrañan de nada que proceda de nuestro pequeño grupo de conductistas.

La dosis de ejercicio deseable parece que es el equivalen­te a media hora de caminata tres veces a la semana al ritmo más rápido posible. ¡Póngase el chándal!

 

El  estrés agrava los miedos

 

Todos los pacientes fóbicos saben que hay «días con y días sin». Días en los que curiosamente los miedos no opri­men tanto y otros en los que se duplica su intensidad. Una de las explicaciones de estas fluctuaciones suele ser el grado de estrés general. Cuanto más estresado este por los aconte­cimientos de la vida cotidiana, más notará su fobia y más fo­bia generará.

Se dice que la activación del sistema nervioso simpático, que es uno de los causantes del estrés, facilita claramente los condicionamientos de la ansiedad: si ya estamos estresados por otras razones, una experiencia desagradable dejará en nosotros huellas más profundas y duraderas. Muchos pacien­tes con ataques de pánico cuentan que antes de su primer ata­que, que recuerdan perfectamente pues es un recuerdo traumático, habían pasado una temporada de estrés existencial importante, de rupturas reales 0 simbólicas, de cambios di­versos. Cuanto más tenso esté, más se transformarán las ex­periencias emocionales desagradables en ocasiones para des­encadenar el miedo y dejarán huellas más duraderas y dolorosas. Es una de las razones de la eficacia -indirecta­- del efecto del estrés en las personas fóbicas.

 

­ Psicología del miedo

Christophe André

Una respuesta a “Los diez mandamientos para enfrentarse al miedo: Octavo mandamiento (II)

  1. Así es, el estrés aparece como favor agravante en los casos de miedos, por eso es muy importante a la hora de afrontar los mireia para superarlos, hacerlo en condiciones muy favorables las primeras veces, hasta ir acostumbrandose y posteriormente ir agravando la situación cuando ya tengamos el miedo controlado.

    Esto se explica despacito en este artículo http:// http://www.personalysocial.com/2012/09/vencer-y-superar-el-miedo-es-posible.html en el que se describe la mejor forma para vender el miedo: ir afrontando poco a poco, controladamente, para evitar eñ estrés del que habla tu post.

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