Archive for the ‘Imágenes’ Category

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El otro como una promesa.

enero 23, 2013

«Hay un sistema universal de poder que genera una cultura del miedo, que te obliga a ver al otro como enemigo, cuando lo bueno de la vida es reconocer al otro como una promesa…» (Eduardo Galeano)

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Y mirá que nos avisaron…

enero 23, 2013

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Pero si son solo «inocentes» historias, desprovistas en absoluto de lecciones acerca de como deben ser las cosas… o no?

marzo 16, 2012

¿Estás seguro de que querés que tu nena sea una princesa? Tene en cuenta que los relatos que les ofrecemos sientan las bases de su construcción del mundo. Creo que ya es hora de empezar a contar nuevos cuentos.

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Y a veces nos cuesta tanto verlo…

marzo 16, 2012

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¿Homo Consumus?

marzo 16, 2012

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Energías alternativas.

marzo 6, 2012

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Ay, que sería de nosotros sin los mas desafortunados!

marzo 1, 2012

Eso si, nos da una lástima que ni te cuento…

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Tiempos (pos)modernos.

enero 13, 2012

 

 

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Ok, esta imágen puede herir la sensibilidad de algunas personas… pero esta realidad está matando millones de otras.

noviembre 28, 2011

 

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¿Y si buscamos otras alternativas?

octubre 30, 2011

Exámen:

– Cuándo bla bla bla?
– 1620
– Como puedes ver, he memorizado este hecho totalmente inútil lo suficiente como para pasar una pregunta de examen. Ahora pretendo olvidarla para siempre. No me has enseñado nada excepto como manipular cinicamente el sistema. Felicitaciones.

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¿Le damos una cálida bienvenida?

octubre 12, 2011

La mayoría de los papás no educa a sus hijos para que sean promiscuos, irrespetuosos, violentos ni abusadores. Y sin embargo, ignoran o permiten que estos mensajes y modelos se metan en sus casas desde las pantallas. Asi como controlás los alimentos o medicamentos que les das, es necesario que estés atento a los contenidos televisivos a los que están expuestos.

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El hombre no solo vende mercancías, también se vende a si mismo…

septiembre 14, 2011

El hombre ha construido su mundo, ha erigido casas y talleres, produce trajes y coches, cultiva cereales y frutas, pero se ha visto apartado del producto de sus propias manos, y en verdad ya no es el dueño del mundo que él mismo ha edificado. Por el contrario, ese mundo, que es su obra, se ha transformado en su dueño, un dueño frente al cual debe inclinarse, a quien trata de aplacar o de manejar lo mejor que puede. El producto de sus propios esfuerzos ha llegado a ser su Dios. El hombre parece hallarse impulsado por su propio interés, pero en realidad su yo total, con sus concretas potencialidades, se ha vuelto un instrumento destinado a servir los propósitos de aquella misma máquina que sus manos han forjado. Mantiene la ilusión de constituir el centro del universo y, sin embargo, se siente penetrado por un intenso sentimiento de insignificancia e impotencia… El sentimiento de aislamiento y de impotencia del hombre moderno se ve ulteriormente acrecentado por le carácter asumido por todas sus relaciones sociales. La relación concreta de un individuo con otro ha perdido su caracter directo y humano, asumiendo un espíritu de instrumentalidad y de manipulación. En todas las relaciones sociales y personales la norma viene dada por las leyes del mercado… Este caracter de extrañamiento se da no sólo en las relaciones económicas sino tambien en las personales; éstas toman el aspecto de relación entre cosas en lugar del de relación entre personas. Pero acaso el fenómeno más importante, y el más destructivo, de instrumentalidad y extrañamiento lo constituye la relación del individuo con su propio yo. El hombre no solamente vende mercancías, sino que también se vende a sí mismo y se considera como una mercancía… Su personalidad debe ser agradable: debe poseer energía, iniciativa y todas las cualidades que su posición o profesión requieran. Tal como ocurre con las demás mercancías, al mercado es a quien corresponde fijar el valor de estas cualidades humanas, y aun su misma existencia. Si las características ofrecidas por una persona no hallan empleo, simplemente no existe, tal como una mercancía vendible carece de valor económico, aun cuando pudiera tener un valor de uso. De este modo la confianza en sí mismo, el «sentimiento del yo», es tan sólo una señal de lo que los otros piensan de uno; yo no puedo creer en mi propio valer, con independencia de mi popularidad y éxito en el mercado. Si me buscan, entonces soy alguien, si no gozo de popularidad, simplemente no soy nadie. El hecho de que la confianza en sí mismo dependa del éxito de la propia «personalidad» constituye la causa por la cual la popularidad cobra tamaña importancia para el hombre moderno. De ella depende no solamente el progreso material, sino también la autoestimación… La personalidad alienada que se pone a la venta pierde gran parte de su sentido de la dignidad, rasgo característico del hombre hasta en las culturas más primitvas. Pierde asimismo casi todo su sentido de la identidad, su carácter de entidad única e irreproducible. El sentido de la identidad se origina en la experiencia de uno mismo como sujeto de sus experiencias, su pensamiento, su sentimiento, su decisión, su opinión, su acción. Presupone que la experiencia es suya y no una percepción alienada. Los individuos que se transforman en cosas carecen, al igual que éstas, de identidad. ¿Cuál es entonces, el significado de la libertad para el hombre moderno? Se ha liberado de los vínculos exteriores que le hubieran impedido obrar y pensar de acuedo con lo que había considerado adecuado. Ahora sería libre de actuar según su propia voluntad, si supiera lo que quiere, piensa y siente. Pero no lo sabe. Se ajusta al mandato de autoridades anónimas y adopta un yo que no le pertenece. Cuanto más procede de este modo, tanto más se siente forzado a conformar su conducta a la expectativa ajena. A pesar de su disfraz de optimismo e iniciativa, el hombre moderno está abrumado por un profundo sentimiento de impotencia.

(La vida auténtica –  Erich Fromm)

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Coprofagia voluntaria.

agosto 13, 2011

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Resistencia. O autoprotección…

julio 5, 2011


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…?

May 8, 2011

¿A cuánto placer y comodidad estamos dispuestos a renunciar para evitar el sufrimiento de otra persona? (incluso, aunque a veces esa persona seamos nosotros mismos)

(Todos quieren cambiar el mundo, pero nadie quiere cambiar)

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Y cuanto antes, mejor…

abril 6, 2011

Me explicaron que no es bueno,
comenzar a cuestionar,
que son las reglas del juego,
aunque no me dejen jugar,
Y que si hago los deberes,
me darán la libertad…

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De guerras y rebaños.

marzo 21, 2011

Algunos se preguntaran que catso tenemos que ver o que podemos hacer los argentinos con respecto a las guerras que estallan por el mundo..

Yo creo que un primer paso es concientizarnos y hacernos cargo de que la humanidad y sus sociedades y culturas, no son un ente a parte que podemos acusar y señalar con el dedo.. estas estan formadas por un montón de NOSOTROS y la cosa empieza por casa..

Estas guerras imperialistas del petroleo y otros recursos, que tanto nos horrorizan, no son mas que una consecuencia desencadenada del sistema feroz en el que hoy en día nos vemos inmersos.. y aceptamos y avalamos día a día por el solo hecho de participar en el.. se nos educa para que aceptemos a los golpes que no hay otra forma.. que es «lo que es» y que nos adaptemos a vivir en el.. se nos enseña a poner nuestros intereses egoístas, de enriquecimiento y «bienestar» por sobre los de los demás, por sobre sus derechos, su dignidad y hasta a veces su vida…

Se nos enseña que la meta es ser exitoso y que el éxito se relaciona únicamente con la acumulación de capital, con tener una casa grande, un auto ultimo modelo y cosas por el estilo… pero no nos enseñan que lo que le sobra a uno es porque se lo esta quitando a otro…

Claramente no se nos enseña a conformarnos y darnos por satisfechos y felices con un modesto techo  y lo necesario para vivir sin hambre, sin frío y dignamente, sino a querer mas, mas y mas, siempre sin importar el costo. Por que claro, el costo no lo sufrimos nosotros sino aquel que queda marginado por el sistema.

Se nos enseña a vivir en una cómoda y completa ignorancia de las repercusiones que tienen CADA una de las decisiones que tomamos… cosas simples como por ejemplo, poner nuestro dinero en un banco sin preguntarnos que estaremos financiando con el, cosa que no es ninguna pavada ya que es una real posibilidad que por ejemplo ese dinero este a merced de grandes corporaciones que criticamos y señalamos con el dedo incluso financiando una guerra.

Aquí no hay santos y demonios, sino un gran rebaño de ovejas ignorantes que van para donde se las lleven sin preguntarse nada…

Es muy cómodo pensar que nada tienen que ver las atrocidades que ocurren en el mundo con nuestras acciones.. pero es hora de hacerse cargo que son nuestras acciones, elecciones y decisiones, incluso las mas pequeñas, las que realmente mueven el mundo.

(Gracias Despertar Wake Up por el texto! Link de Facebook aca)

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Obvio, ¿no?.

marzo 18, 2011

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Cazafantasmas.

marzo 10, 2011

Los que trabajan tienen miedo a perder el trabajo.
Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas. Las armas tienen miedo a la falta de guerras.

Es el tiempo del miedo.

Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía, miedo a la puerta sin cerradura.
Miedo al tiempo sin reloj, al niño sin televisión, miedo a la noche sin pastillas para dormir. Miedo al día sin pastillas para despertar. Miedo a la multitud, miedo a la soledad. Miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo de morir, miedo de vivir.

Eduardo Galeano.

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¿ Es una crisis capitalista o el capitalismo es crisis ?

marzo 9, 2011

 

El capitalismo «sin crisis» tolera que haya en el planeta: (población 6 mil millones aprox.)

* 950 millones de hambrientos
* 2.000 millones de pobres
* 1.000 millones de desempleados
* 50% de la población mundial activa subempleada o trabaja en condiciones precarias
* 45% de la población mundial no tenga acceso directo a agua potable
* 113 millones de niños sin acceso a educación y 875 millones de adultos analfabetos
* 12 millones de niños mueren a causa de enfermedades curables
* 13 millones de personas mueren cada año debido al deterioro del medio ambiente
* Casi 15.000 especies en peligro de extinción, entre ellas la cuarta parte de los mamíferos

Todo esto sucedía antes de la crisis capitalista de finales del año pasado y sin embargo era una situación «normal». Lo que demuestra la superior eficacia y resistencia del capitalismo es que todas estas calamidades humanas que habrían invalidado cualquier otro sistema económico no afectan a su credibilidad ni le impiden seguir funcionando a pleno rendimiento.
Es precisamente su indiferencia mecánica la que lo vuelve natural, invulnerable, imprescindible. El socialismo no sobreviviría a este desprecio por el ser humano, como no sobrevivió en la Unión Soviética, porque está pensado precisamente para satisfacer sus necesidades; el capitalismo sobrevive y hasta se robustece con las desgracias humanas porque no está pensado para aliviarlas.
Ningún otro sistema histórico ha producido más riqueza, ningún otro sistema histórico ha producido más destrucción. Basta considerar en paralelo estas dos líneas (la de la riqueza y la de la destrucción) para ponderar todo su valor y toda su magnificencia. Esta doble tarea, que es la suya, la hace mejor que nadie y en ese sentido su triunfo es inapelable: que haya cada vez más alimentos y cada vez más hambre, más medicinas y más enfermos, más casas vacías y más familias sin techo, más trabajo y más parados, más libros y más analfabetos, más derechos humanos y más crímenes contra la humanidad.
¿Por qué tenemos que salvar eso? ¿Por qué tiene que preocuparnos la crisis? ¿Por qué nos conviene encontrarle una solución?
Las soluciones que proponen, y aplicarán, los gobernantes del planeta aceptan, en cualquier caso, la lógica inmanente del beneficio ampliado como condición de supervivencia estructural: privatización de fondos públicos, prolongación de la jornada laboral, despido libre, disminución del gasto social, desgravación fiscal a los empresarios. Es decir, si las cosas no van bien es porque no van peor. Es decir, si no son rentables 950 millones de hambrientos, habrá que doblar la cifra.
El capitalismo consiste en eso: antes de la crisis condena a la pobreza a la tercera parte de la humanidad; en tiempos de crisis, para salir de ella, solo puede aumentar las tasas de ganancia aumentando el número de sus víctimas.
Es un sistema que se parece más a un virus que a una sociedad. Puede preocuparnos que el virus tenga problemas para reproducirse o podemos pensar, más bien, que el virus es precisamente nuestro problema.
El problema es que esta crisis reveladora, potencialmente aprovechable para la emancipación, alcanza a una población mundial sin conciencia (pero despertando) y a una izquierda sin una alternativa elaborada.
En un mundo con muchas armas y pocas ideas, con mucho dolor y poca organización, con mucho miedo y poco compromiso, la barbarie se ofrece al por mayor.

(De Martín Durden, si tenés Facebook y lo querés agregar como contacto sería bueno ya que publica cosas interesantes)

 

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Yo también.

marzo 9, 2011

(Guarda tus monedas, yo quiero cambio)

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Imágenes.

marzo 4, 2011

Los  hombres se vuelan los sesos con billetes de lotería.
Niños comen juguetes del basurero cuando descansan de limpiar los parabrisas de los carros de baterías de sus vecinos. Sus madres recogen  arroz tirado en el suelo después de una boda, costumbres estúpidas de la gente frívola.
Los animales de granja miran con piedad al gato que acaricia el carnicero de manos ensangrentadas, y los pequeños son encadenados a libros de texto inútiles, osos juegan con las trampas infantiles dejadas por sus cazadores, y los brazos de los adictos lloran como bebés por falta de heroína.
Políticos hablan y sus palabras se derraman en las alcantarillas, el pintor del rascacielos muere desangrado en la acera mientras la gente se sorprende al ver el azul de la pintura desparramada a su alrededor, autómatas pasivos que en su descanso nadan en playas artificiales con agua reciclada.
Allí esta también el hombre con el rostro cubierto por una máscara antigas regando la última planta que le brinda oxígeno. El corcho en la botella del alcohólico sonriente, la mula arriada con misiles, el pianista solitario que usa como cuerdas el cableado eléctrico para componer su última canción, y los hombres de amarillo pintando de nube el gas salido de las chimeneas en la fábrica de residuos tóxicos.
Hay mil  payasos disfrazados de ejecutivos que en lugar de globos llevan bóvedas y cajas fuertes flotando con la inflación diaria, méndigos y limosneros pidiendo una moneda mientras se transforman en dinamita, la proyección del mono libre convertido en esclavo humano para poder sostener su propia carencia de historia.
Perros con mascara de buzo buscan comida en el lago contaminado, las fuentes derraman verborreas pasadas entre el agua escasa, y el hombre que no sabía si ser objeto o sujeto en un drama digno de Hamlet se debate entre metas e ideales, también hay  cazadores que abandonaron a sus galos por un carro de súper mercado, y un esquimal pescando dentro del carro que flota en el océano.
Existen  terroristas amenazando a sus víctimas con las cuerdas del violín  que piden por botín un plato de comida, algunas escaleras aparecen rotas, ya no sirven para subirá ningún lado, sino para hacer fogatas y evadir el frio, los secretos escondidos en las entrañas de la tierra por jerarcas y dioses han sido revelados, pero la gente sigue creyendo en sus ídolos de barro, Ya existe la comida virtual, y la fuerza sobre humana de los jóvenes que remolcan camiones por escases de gasolina.
Lentamente, las ovejas comienzan a suicidarse una a una, y los magos sorprenden a los conejos de sus sombreros al convertirlos en su cena personal, los campesinos hicieron surcos en el campo, mismos que los soldados robaron para hacer trincheras, las mujeres sacudieron de los billetes el polvo y pólvora, y se erigieron estatuas de la valentía militar junto a la desesperación del pueblo.
Se barren las ruinas de la dignidad y se colocan en vitrinas de los museos, junto a los últimos libros, junto a la paloma de la paz, mecanizada por cierto.
Los icebergs se derriten llevándose consigo a los pingüinos ahorcados, el sol fue representado en un lienzo para que las futuras generaciones lo conocieran, hace tiempo que dejamos de verlo, los diarios han sido colocados  en las coladeras o de cobija de los pobres, y los manteles de los burgueses son usados en la bandera de la no bandera.
Los cerebros se han consumido, y nos hemos convertimos en marionetas. Con devoradoras presentadas en infomerciales aspiramos ríos, montañas y valles. Las mismas avestruces que una vez mataron a sus semejantes siguiendo órdenes, pretenden con aguja e hilo remendar las heridas de la tierra ocasionadas por las bombas  y las minas, pero es demasiado tarde, la blanca esperanza se cortó las venas en la bañera después de la guerra nuclear.
El hombre- objeto sigue deteniendo con su mente – cuerpo el sistema, el hombre- pieza que creía en finalidades, propósitos, y objetivos tuvo que humillarse una vez más, y tomar un poco de agua del cubo donde poco antes mío su propietario.
Eso pasa en algún lugar bajo el arcoíris, pero hay quienes fueron más allá, y  navegan en barcas austeras sobre el cabello – mar de la ausencia de cualquier convicción.

 

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Ahi vamos, dale?

marzo 2, 2011

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WordPress me obliga a ponerle título a cada cosa, cosita o cosota que publico, y a esta altura ya no se me ocurre nada, asi que, no se, lo dejo a tu criterio…

febrero 25, 2011

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¿Aceptás?

febrero 22, 2011

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Y si llama dentro de los próximos 5 minutos le incluímos…?

febrero 19, 2011

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Lo sospeché desde un principio…

febrero 17, 2011

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La ética que subyace a tus zapatillas, tu ropa y los juguetes de tus nenes.

febrero 15, 2011

¿Qué se hace con esto? Simplemente dejar de ser cómplices al adquirir los productos que venden estos individuos. Y por «estos individuos» me refiero a los directores de multinacionales como Adidas y Nike, que les pagan fortunas a los deportistas, y miserias a los que fabrican sus mercancías en sweatshops de paises pobres. Algo similar a lo que ocurre aca en Argentina con marcas como Cheeky, Mimo, Awada (de la flamate esposa de Macri) que producen sus prendas en talleres clandestinos manteniendo a sus obreros (en su mayoría los tan temidos inmigrantes de paises limítrofes) en condiciones de trabajo infrahumanas. Otras empresas con la misma metodología a la hora de hacer negocios son Yagmour, GAP, Mattel y sus estimulantes chucherías para bebés. Wal Mart, Zara, Portsaid, Rebook, Disney y sus adorables peluches, los juguetes de la cajita feliz de Mc Donald´s (feliz para unos pocos, claro), Timberland, New Balance, y la lista sigue…

Para saber mas fijate aca:

 

 

 

Una última cuestión… ¿cuál sería tu actitud frente a estos productos si fueran tus nenes los que trabajaran en esas condiciones 18 horas por día un salario ridículamente bajo?

 

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El arte como representación de la realidad.

febrero 13, 2011

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Argumentos.

febrero 13, 2011

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El imperio del consumo. (Eduardo Galeano)

febrero 3, 2011

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En la fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar.

La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble.

La parranda aturde y nubla la mirada; esta gran borrachera universal parece no tener límites en el tiempo ni en el espacio. Pero la cultura de consumo suena mucho, como el tambor, porque está vacía; y a la hora de la verdad, cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo, acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar.

La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza humana de trabajo. El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En la fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la industria farmacéutica.

EEUU consume la mitad de los sedantes, ansiolíticos y demás drogas químicas que se venden legalmente en el mundo, y más de la mitad de las drogas prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no es moco de pavo si se tiene en cuenta que EEUU apenas suma el cinco por ciento de la población mundial.

«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas».

Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca, impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo. Esta dictadura de la uniformización obligatoria es más devastadora que cualquier dictadura del partido único: impone, en el mundo entero, un modo de vida que reproduce a los seres humanos como fotocopias del consumidor ejemplar.

El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Esta civilización, que confunde la cantidad con la calidad, confunde la gordura con la buena alimentación. Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad severa» ha crecido casi un 30 % entre la población joven de los países más desarrollados. Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los últimos dieciséis años, según la investigación reciente del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado. El país que inventó las comidas y bebidas light, los diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo. El consumidor ejemplar sólo se baja del automóvil para trabajar y para mirar televisión. Sentado ante la pantalla chica, pasa cuatro horas diarias devorando comida de plástico.

Triunfa la basura disfrazada de comida: esta industria está conquistando los paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Las costumbres del buen comer, que vienen de lejos, tienen, en algunos países, miles de años de refinamiento y diversidad, y son un patrimonio colectivo que de alguna manera está en los fogones de todos y no sólo en la mesa de los ricos. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del saber químico y único: la globalización de la hamburguesa, la dictadura de la fast food. La plastificación de la comida en escala mundial, obra de McDonald’s, Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el derecho a la autodeterminación de la cocina: sagrado derecho, porque en la boca tiene el alma una de sus puertas.

El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juventud y que el menú de McDonald’s no puede faltar en la barriga de un buen atleta. El inmenso ejército de McDonald’s dispara hamburguesas a las bocas de los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de Europa. Las colas ante el McDonald’s de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín.

Un signo de los tiempos: esta empresa, que encarna las virtudes del mundo libre, niega a sus empleados la libertad de afiliarse a ningún sindicato. McDonald’s viola, así, un derecho legalmente consagrado en los muchos países donde opera. En 1997, algunos trabajadores, miembros de eso que la empresa llama la Macfamilia, intentaron sindicalizarse en un restorán de Montreal en Canadá: el restorán cerró. Pero en el 98, otros empleados de McDonald’s, en una pequeña ciudad cercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna de la Guía Guinness.

Las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad ha logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite. En el último cuarto de siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche, y el tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y el televisor tiene la palabra. Comprado a plazos, ese animalito prueba la vocación democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Pobres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y pobres y ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual banco ofrece.

Los expertos saben convertir a las mercancías en mágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan, comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla. La cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados. Los agujeros del pecho se llenan atiborrándolos de cosas, o soñando con hacerlo. Y las cosas no solamente pueden abrazar: ellas también pueden ser símbolos de ascenso social, salvoconductos para atravesar las aduanas de la sociedad de clases, llaves que abren las puertas prohibidas. Cuanto más exclusivas, mejor: las cosas te eligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publicidad no informa sobre el producto que vende, o rara vez lo hace. Eso es lo de menos. Su función primordial consiste en compensar frustraciones y alimentar fantasías: ¿En quién quiere usted convertirse comprando esta loción de afeitar?

El criminólogo Anthony Platt ha observado que los delitos de la calle no son solamente fruto de la pobreza extrema. También son fruto de la ética individualista. La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisivamente sobre la apropiación ilegal de las cosas. Yo siempre he escuchado decir que el dinero no produce la felicidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivos de sobra para creer que el dinero produce algo tan parecido, que la diferencia es asunto de especialistas.

Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX puso fin a siete mil años de vida humana centrada en la agricultura desde que aparecieron los primeros cultivos, a fines del paleolítico. La población mundial se urbaniza, los campesinos se hacen ciudadanos. En América Latina tenemos campos sin nadie y enormes hormigueros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las más injustas. Expulsados por la agricultura moderna de exportación, y por la erosión de sus tierras, los campesinos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios está en todas partes, pero por experiencia saben que atiende en las grandes urbes. Las ciudades prometen trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las ciudades, la vida ocurre, y llama. Hacinados en tugurios, lo primero que descubren los recién llegados es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nada es gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio.

Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivalto pronunció en Florencia un elogio de las ciudades. Dijo que las ciudades crecían «porque la gente tiene el gusto de juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién se encuentra con quién? ¿Se encuentra la esperanza con la realidad? El deseo, ¿se encuentra con el mundo? Y la gente, ¿se encuentra con la gente? Si las relaciones humanas han sido reducidas a relaciones entre cosas, ¿cuánta gente se encuentra con las cosas?

El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión, donde las cosas se miran pero no se tocan. Las mercancías en oferta invaden y privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que hasta hace poco eran espacios de encuentro entre personas, se están convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial.

El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante. El gentío, que sube y baja por las escaleras mecánicas, viaja por el mundo: los maniquíes visten como en Milán o París y las máquinas suenan como en Chicago, y para ver y oír no es preciso pagar pasaje. Los turistas venidos de los pueblos del interior, o de las ciudades que aún no han merecido estas bendiciones de la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de las marcas internacionales más famosas, como antes posaban al pie de la estatua del prócer en la plaza. Beatriz Solano ha observado que los habitantes de los barrios suburbanos acuden al center, al shopping center, como antes acudían al centro. El tradicional paseo del fin de semana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituido por la excursión a estos centros urbanos. Lavados y planchados y peinados, vestidos con sus mejores galas, los visitantes vienen a una fiesta donde no son convidados, pero pueden ser mirones. Familias enteras emprenden el viaje en la cápsula espacial que recorre el universo del consumo, donde la estética del mercado ha diseñado un paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas.

La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz. Hoy que lo único que permanece es la inseguridad, las mercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el capital que las financia y el trabajo que las genera. El dinero vuela a la velocidad de la luz: ayer estaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todo trabajador es un desempleado en potencia. Paradójicamente, los shoppings centers, reinos de la fugacidad, ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad. Ellos resisten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sin día y sin memoria, y existen fuera del espacio, más allá de las turbulencias de la peligrosa realidad del mundo.

Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido el planeta a unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió privatizar el universo? La sociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error a corregir, ni un defecto a superar: es una necesidad esencial. No hay naturaleza capaz de alimentar a un shopping center del tamaño del planeta.

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Inconducencias.

febrero 3, 2011

Cuando te embarcás en una discusión ¿preferís tener razón (e ir hasta las últimas consecuencias para demostrarlo) o preservar la relación?

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Entetanimiento. La propaganda del Siglo XXI.

febrero 1, 2011

El concepto entetanimiento no debe entenderse en un sentido sexual o pornográfico [«tittytainment» proviene del argot americano para «pechos» (tits) y de «entretenimiento o espectáculo» (entertainment)] ; la elección de los términos hace más bien referencia al efecto tranquilizador y sedante de la lactancia materna sobre el bebé, que lo deja satisfecho y tranquilo, eliminando todas sus quejas y protestas. Este símil es interesante pues es así como los promotores del entetanimiento ven a la mayoría de la población: como bebés sin capacidad de decisión cuyas prioridades y bienestar deben ser decididas y controladas por personas más capaces.

El entetanimiento como herramienta de control de la población, fue propuesto con toda seriedad en 1995 por el ideólogo neoliberal y asesor de la Casa Blanca, Zbigniev Brzezinski ante el advenimiento de la denominada «sociedad 20:80» -concepto ya familiar entre las élites económicas y demas gurús del neoliberalismo-, en la que el trabajo del 20% de la población mundial será suficiente para sostener la totalidad del aparato económico del planeta.

Naturalmente, en un mundo como el actual, dominado absolutamente por consideraciones ecónomicas -pues la globalización basada en el neoliberalismo desregulador no es otra cosa- y en el que lo que no puede incorporarse como valor al mercado se considera obsoleto, ese 80% de la población se convertirá en una molestia inútil cuyas reacciones y protestas deberán ser controlada de alguna forma. Es aquí donde entra en juego el entetanimiento como forma de propaganda y método de control.

El entetanimiento, «[…] una mezcla de entretenimiento mediocre y vulgar, bazofia intelectual, propaganda y elementos psicológica y físicamente nutritivos que satisfarían al ser humano, lo mantendrían convenientemente sedado, perpetuamente ansioso, sumiso y servil ante los dictados de la minoría que decidiría su destino», es la nueva forma de propaganda para acallar las previsibles protestas y suprimir los derechos de ese superfluo 80% restante.

En el libro «Entetanimiento. Un panfleto contra la estupidez contemporánea»,
se analiza este maravilloso concepto y se describe cómo está dando forma al mundo y hasta que punto todos -ciudadanos, políticos, publicistas, empresarios, intelectuales, periodistas, etc.- estamos contribuyendo a su éxito arrollador.

El entetanimiento pretende convencer al individuo de que la situación económica y social mundial contemporánea es inevitable, que deriva directamente de la naturaleza de las cosas y que no ha sido una creación artificial y voluntaria de aquellos que se benefician de la misma. El entetanimiento promueve la idea de que no hay alternativa posible y de que, sobre todo, él, el individuo, no puede hacer nada para cambiar la situación; con lo que lo más adecuado y razonable es sentarse ante la televisión, ganar dinero, consumir y no cuestionarse nada.

Existen muchos tipos de entetanimiento. Desde el más burdo y degenerado, hecho por y para degenerados, como determinados programas de televisión (que no son otra cosa que pornografía emocional), hasta los pretendidos debates de intelectuales y políticos en los que se simula independencia y objetividad pero sólo se muestra servilismo y vil dependencia del adinerado y del poderoso; por no mencionar las presuntamente divertidas crónicas periodísticas de escritorzuelos de tres al cuatro que se consideran a sí mismos intelectuales valiosos, pero que son incapaces del menor compromiso y se limitan a halagar el ego de los lectores y difundir los mitos imbéciles que perpetúan en el poder a otros imbéciles, de quienes esperan recibir una recompensa en su momento.

El entetanimiento es el método que se ha revelado más eficaz para ocultar una realidad cada vez más insoportable que pugna por abrirse camino en las conciencias de todos aquellos seres humanos que conservan algo de dignidad, de respeto por sí mismos y de amor por la humanidad. El entetanimiento como forma de control de los individuos, y de perpetuación de una serie de paradigmas que los someten en beneficio de unos pocos, es un método que se ha ido puliendo a lo largo del siglo pasado y que hoy, en los inicios del siglo XXI, ha alcanzado una sólida y saludable madurez.

Sólo cuando el entetanimiento se ve incapaz de seguir ignorando a sus críticos y fracasa en su propósito de reducirlos al ostracismo, es cuando se ve obligado a enfrentase a ellos y responder a sus acusaciones. En este momento, el defensor del entetanimiento, hará cualquier cosa para eludir el debate y la confrontación y no dudará en intentar desviar la atención del meollo de la crítica recurriendo a cualquier estratagema que se le ocurra. De entre ellas, la más popular consiste en difamar y atacar personalmente a aquel que la formula en vez de rebatir sus argumentos. Se trata del viejo recurso retórico del ataque “ad hominem”; que no por conocido resulta menos efectivo. En una variación de esta estratagema, en el más puro estilo del neolenguaje orwelliano y con el único objetivo de sustraer el fondo de las cuestiones al conocimiento público, el defensor del entetanimiento tergiversa sin el menor pudor los argumentos y las intenciones de los que proponen alternativas a sus dogmas. Así, por ejemplo, se califica a estos críticos como antiliberales y reaccionarios (dando a entender de paso que el entetanimiento es liberal y progresista; necedad supina donde las haya) cuando resulta obvio que no hay una actitud más antiliberal y reaccionaria que la de someterse incondicionalmente al poder autoritario de las élites económicas. «

«Otra defensa realmente popular que utiliza el entetanimiento es la de calificar a todos sus críticos como paranoicos o “teóricos de la conspiración”. Por supuesto es esta una acusación que carece de la menor base, lo que resulta obvio cuando observamos que la mayor parte de las críticas que se hacen al entetanimiento, tales como las que aparecen en este panfleto, lo único que suelen hacer es reproducir los textos que el mismo entetanimiento expulsa al mundo a través de las instituciones por medio de las que actúa. En realidad, las críticas al entetanimiento están basadas, o no suelen ser otra cosa, que extractos de informes públicos de instituciones como el Banco Mundial o la OMC, aunque sin la parafernalia intoxicadora y diversiva que usualmente los acompaña.

No parece que sea una aspiración descabellada el desear un mundo mejor para nuestros hijos, una sociedad en la que la gente pueda vivir serenamente y en paz, libre de ansiedades artificiales y en la que la vida dominada por la angustia y la inseguridad, el aislamiento, el miedo a los demás y el ansia de dinero sea tan solo un recuerdo de los tiempos estúpidos en los que los seres humanos permitieron que el entetanimiento dirigiera sus vidas.

Mas info aca: http://www.entetanimiento.com/
Del libro «Panfleto contra la estupidez contemporánea» de Gabriel Sala. Si alguien lo tiene y me lo presta, estaré más que agradecida 🙂

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10 estrategias de manipulación mediática de Noam Chomsky.

enero 31, 2011

1. La estrategia de la distracción

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el demandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos. (Hummm… ¿les suena?)

3. La estrategia de la gradualidad

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos.

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

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Alternativas.

enero 30, 2011

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Irrefutable.

enero 30, 2011

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Y si salimos del laberinto?

enero 30, 2011

(Trabajá mas duro. Ganá mas dinero. Comprá mas cosas . Seguí adelante. La felicidad está a la vuelta de la esquina)

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Pensaciones.

enero 30, 2011

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Inseguridad.

enero 30, 2011

¿Qué tipo de productividad pretende lograr el poder en las prisiones?

Foucault: -Esa es una larga historia: el sistema de la prisión, quiero decir, de la prisión represiva, de la prisión como castigo, fue establecido tardíamente, prácticamente al fin del siglo XVIII. Antes de ésa fecha la prisión no era un castigo legal: se aprisionaba a las personas simplemente para retenerlas antes de procesarlas y no para castigarlas, salvo en casos excepcionales. Bien, se crean las prisiones como sistema de represión afirmándose lo siguiente: la prisión va a ser un sistema de reeducación de los criminales. Después de una estadía en la prisión, gracias a una domesticación de tipo militar y escolar, vamos a poder transformar a un delincuente en un individuo obediente a las leyes. Se buscaba la producción de individuos obedientes.

Ahora bien, inmediatamente, en los primeros tiempos de los sistemas de las prisiones quedó en claro que ellos no producían aquel resultado, sino, en verdad, su opuesto: mientras más tiempo se pasaba en prisión menos se era reeducado y más delincuente se era. No sólo productividad nula, sino productividad negativa. En consecuencia, el sistema de las prisiones debería haber desaparecido. Pero permaneció y continúa, y cuando preguntamos a las personas qué podríamos colocar en vez de las prisiones, nadie responde.

¿Por qué las prisiones permanecieron a pesar de esta contraproductividad? Yo diré que precisamente porque, de hecho producían delincuentes y la delincuencia tiene una cierta utilidad económico-política enlas sociedades que conocernos: La utilidad mencionada podemos revelarla fácilmente: 1) Cuanto más delincuentes existan, más crímenes existirán; cuanto más crímenes hayan, más miedo tendrá la población y cuanto más miedo en la población, más aceptable y deseable se vuelve el sistema de control policial. La existencia de ese pequeño peligro interno permanente es una de las condiciones de aceptabilidad de ese sistema de control, lo que explica por qué en los periódicos, en la radio, en la televisión, en todos los países del mundo sin ninguna excepción, se concede tanto espacio a la criminalidad como si se tratase de una novedad cada nuevo día. Desde 1830 en todos los países del mundo se desarrollaron campañas sobre el tema del crecimiento de la delincuencia, hecho que nunca ha sido probado, pero esta supuesta presencia, esta amenaza, ese crecimiento de la delincuencia es un factor de aceptación de los controles.

Pero eso no es todo, la delincuencia posee también una utilidad económica; vean la cantidad de tráficos perfectamente lucrativos e inscriptos en el lucro capitalista que pasan por la delincuencia: la prostitución; todos saben que el control de la prostitución en todos los países de Europa es realizado por personas que tienen el nombre profesional de proxenetas y que son todos ellos ex-delincuentes que tienen por función canalizar, para circuitos económicos tales como la hotelería de personas que tienen cuentas en bancos, los lucros recaudados sobre el placer sexual. La prostitución permitió volver oneroso el placer sexual de las poblaciones y su encuadramiento permitió derivar para determinados circuitos el lucro sobre el placer sexual. El tráfico de armas, el tráfico de drogas, en suma, toda una serie de tráficos que por una u otra razón no pueden ser legal y directamente realizados en la sociedad pueden serlo porla delincuencia, que los asegura.

Si agregamos a eso el hecho de que la delincuencia sirve masivamente en el siglo XIX y aún en el siglo XX a toda una serie de alteraciones políticas tales como romper huelgas, infiltrar sindicatos obreros, servir de mano de obra y guardaespaldas de los jefes de partidos políticos, aun de los más o menos dignos. Aquí estoy hablando precisamente de Francia, en donde todos los partidos políticos tienen una mano de obra que varia desde los colocadores de afiches hasta los aporreadores o matones, mano de obra que está constituida por delincuentes. Así tenernos toda una serie de instituciones económicas y políticas que opera sobre la base de la delincuencia y en esta medida la prisión que fabrica un delincuente profesional posee una utilidad y una productividad.

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Nada mas que agregar.

enero 30, 2011