miércoles, 22 de julio de 2009

Historia de los Mundiales de Fútbol. Uruguay 1930.

Uruguay 1930






La realización de enfrentamientos entre equipos de fútbol de diferentes países, es muy antigua. Y desde que las asociaciones fueron reunidas en una Federación, era presumible que la idea de disputar Campeonatos Mundiales debería imponerse. Sin duda, la mayor traba la constituía el aspecto económico, como también las enormes distancias que separaban a los países de Europa de los Sudamericanos en una época (décadas del '20 y '30), en que la vía marítima era la única posible. Mientras tanto, los Juegos Olímpicos, en los que los invitados deben hacer frente a sus gastos, venían a representar una especie de Campeonato Mundial. Virtualmente, esa condición tuvo el desarrollado en París en 1924, y en el que los uruguayos, lanzados a una aventura inédita, terminarían imponiendo la calidad de un fútbol hasta entonces ignorado.
Pero en rigor, no sólo se desconocía en Europa la calidad futbolística de los uruguayos, sino que virtualmente se ignoraba al propio país, tan pequeño y lejano y del que la mayoría jamás había oido hablar. Cuando los uruguayos derrotaron a los suizos en el partido final, muchos se preguntaron en Colombes en que punto de la América del Sur el sol iluminaba a este país. La hazaña de sus jugadores, vencedores de todos los equipos europeos que se le opusieron, acrecentó la popularidad de Uruguay en Francia y en el mundo entero, mucho más que lo que hubieran conseguido los embajadores más ilustres o los artistas màs consumados. Alguien dijo atinadamente que mediante dos patadas, Uruguay ingresó a la geografía. Con "once jugadores y doce habitantes". Los juegos Olímpicos de Amsterdam en 1928 dieron a los uruguayos la oportunidad de revalidad el título logrado en Francia.
Pero esa vez, se añadió a la capacidad de los uruguayos, la singular destreza de los futbolistas argentinos, ya conocidos por entonces en Europa a consecuencia de la memorable gira realizada por Boca Juniors en 1925. Y para confirmación cabal de la por entonces indiscutible valía del fútbol rioplatense, fueron precisamente uruguayos y argentinos los clasificados para el cotejo decisivo, en el que los uruguayos volvieron a coronarse campeones. El enorme éxito deportivo del fútbol en los Juegos Olímpicos, estimuló la realización del Campeonato del Mundo, estableciendo la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado), que el primero de ellos se realizaría en 1930 en Montevideo.
La designación de la capital uruguaya fue una especie de premio a los dos títulos ganados en los Juegos Olímpicos. Y enfrentados a la responsabilidad de organizar el primer certamen Mundial, los uruguayos demostraron cómo se puede hacer mucho teniendo poco. En primer lugar, aceptaron la responsabilidad de hacer frente a todos los gastos (viajes y estadía) de las delegaciones visitantes, pero además, enfrentaron con decisión la exigencia de construir un gran estadio, del que los uruguayos carecían por entonces. La realización de la obra tuvo un celeridad insospechada. La colocación de los primeros metros cúbicos de cemento se produjo en los primeros días de febrero de 1930 , y el 10 de julio el magnífico estadio Centenario, con capacidad para 80.000 personas estaba concluido. Pero los uruguayos no contaban con un inesperado "boicot" de la mayor parte de los países europeos, que alegando diferentes razones se negaron a participar en el importante certamen. Una de las más invocadas, fue que el cruce del Atlántico era demasiado extenso. ¿Y acaso no lo habían enfrentado los sudamericanos en 1924 y 1928? Jules Rimet, presidente de la FIFA, realizó entonces activas gestiones para no desairar a los uruguayos. Recorrió casi toda Francia (se le llamó el "peregrino apasionado"), con el propósito de reunir los jugadores necesarios para asistir a Montevideo. Penosamente, se logró que dieran su conformidad sólo cuatro países: Francia, Yugoslavia, Rumania y Bélgica. Y aún se produciría un caso pintoresco con los jugadores de Rumania, la mayoría de los cuales necesitaba el correspondiente permiso de la empresa petrolera en la que trabajaban para realizar el extenso viaje. Denegado el mismo, fue preciso que intercediera el rey Carol de Rumania, quien finalmente consiguió que los futbolistas pudieran embarcar y participar en el torneo. En dos barcos llegaron a Montevideo las cuatro delegaciones europeas y por cierto, ninguna de las más representativas. Junto con los jugadores llegó Jules Rimet con el trofeo, al que mas adelante se daría su nombre y apellido como homenaje a su más ferviente propulsor. Seis equipos sudamericanos, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Perú, además de los norteños México y Estados Unidos, completaron con el local, 13 equipos. Y pese al mal agüero de esa cifra, el primer Campeonato de Mundo representó un éxito económico y deportivo inusitado para los uruguayos que volvieron a adjudicarse el título y completaron la triple corona: Colombes, Amsterdam, Montevideo.

Pero no todos deben ser elogios para los uruguayos, ya que en la parte deportiva apelaron a algunos recursos poco éticos. En vísperas del partido final que debía enfrentar otra vez a uruguayos y argentinos, el capitán visitante, Luis Monti, recibió varias misivas en las que se le amenazaba de muerte si integraba el equipo. El jugador, notoriamente acobardado, pidió no jugar; tampoco querían que lo hicieran los restantes futbolistas.
Pero prevaleció el criterio de los dirigentes y Monti salió a la cancha, aunque bien puede afirmarse que no estuvo en ella. En Leoplán de 1938, el periodista Arturo Fernández dijo: "Una vez Monti tuvo miedo. Si él no hubiera jugado en el partido final, es casi seguro que hubiéramos obtenido el Campeonato Mundial". Pero los argentinos no sólo dieron una ventaja enorme de un jugador disminuido anímicamente, sino de otro (Varallo), que estaba en malas condiciones físicas. Antes del partido, se produjo el caso inusual de que el futbolista fuera revisado por el hijo del entonces presidente de la República, doctor Campistegui, quien dió un dictamen categórico: el futbolista no estaba en condiciones para jugar. Pero el "sentimiento argentino" de quienes estaban al frente de la delegación, sospechó de la veracidad del dictamen, presumiendo teñido de parcialidad y por ende, destinado a favorecer a los uruguayos privando a los argentinos de un jugador valioso.
Y contrariando el sensato informe del médico uruguayo (¿no tendrían ninguno argentino en la delegación?), Varallo jugó lesionado. Y a los 15 minutos eran dos las figuras decorativas que tenía el cuadro argentino. A lo cual hay que sumar que el arquero Bottaso fue seriamente lesionado por el manco Castro, quien le aplico con toda fuerza el muñón de su mano sin dedos en el tórax.Aún con tales desventajas, el cuadro argentino logró terminar el primer tiempo ganando 2 a 1, pero después prevaleció la "garra uruguaya" y los orientales ganaron 4 a 2.
Sino mejores futbolísticamente, los uruguayos demostraron esa vez al menos, que eran mas "vivos" que los nuestros. A menudo, la historia está signada por un minuto de vacilación, o por una determinación errónea. No parece equivocado afirmar que si los argentinos hubieran incluido a dos jugadores sanos física y anímicamente en tan trascendente encuentre, muy posiblemente se pudo ganar el título mundial y con ello, concurrir en las mejores condiciones a los certámenes siguientes, a los que en cambio, se le daría la espalda de modo inexplicable.


El balón oficial del Mundial 1930 Modelo "T"


Los Números del mundial:
  • equipos 13
  • partidos 18
  • goles 70
  • promedio de gol 3.89
  • espectadores del torneo 434.000
  • espectadores por partido 24.111
  • penales 4
  • expulsado 1

Posiciones:

  1. Uruguay 8 ptos.
  2. Argentina 8 ptos.
  3. EE.UU. 4 ptos.
  4. Yugoslavia 4 ptos.
  5. Chile 4 ptos.
  6. Brasil 2 ptos.
  7. Rumania 2 ptos.
  8. Paraguay 2 ptos.
  9. Francia 2 ptos.
  10. Perú 0 ptos.
  11. Bélgica 0 ptos.
  12. Bolivia 0 ptos.
  13. México 0 ptos.

Goleadores:

  1. Guillermo Stábile (Argentina) 8 goles
  2. Pedro Cea (Uruguay) 5 goles


Bonus Track - Testimonio Francisco Varallo

"Perdimos por no guapear"

El Mundial De Uruguay fue lo mejor y lo peor que me pasó en la vida. Fue hermoso el hecho de participar de una Copa del Mundo con 19 años, pero hasta el día de hoy me dura la amargura por la final que perdimos con Uruguay. Yo no tengo dudas: perdimos por no guapear. Hubo muchos compañeros míos que estaban asustados. Si no, la ganábamos fácil porque éramos más equipo que ellos. Cuando vi a los uruguayos besándose y abrazándose al terminar el partido, me puse a llorar, no podía contener las lagrimas.
Ellos ponían fuerte y varios de mis compañeros no. Por eso jugué yo. En realidad era suplente de Scopelli, que era más técnico, pero yo era más guapo. Iba al frente. El clima era muy complicado. En la final, no sé porqué no había alambradoolímpico y cuando entramos a la cancha nos llovían las piedras. Ya desde que llegamos los Uruguayos nos tiraban de todo porque sabían que los únicos rivales éramos nosotros. El resto no existía. Cuando ibamos ganando 2 a 1 contra Uruguay, se me acercó Luis Monti y me dijo: "Varallito, si hoy ganamos nos matan a todos". Yo me agarré la cabeza, no lo podía creer. Ahí ya supe que perdíamos por la cara pálida de mis compañeros. Se caía al suelo un jugador uruguayo y Monti lo ayudaba a levantarse del miedo que tenía. Me acuerdo que cuando lo encaraba y lo pasaba a Lorenzo Fernández, fullback uruguayo, él me decía: "Botija, a la vuelta te hundo en el césped". Y Nasazzi, otro defensor uruguayo, me decía: "Vos jugás y tenemos que darte". Así se vivian los partidos. Por eso, ese Mundial es una amargura que tendré para siempre.

Fuente:

  • Revista "Todo es historia" Nª229 Mayo-Junio 1986
Artículo "Todos los Mundiales" por Pablo A. Ramírez
  • Edición especial Clarín "Argentina Mundial. Historia de la Selección" Mayo de 2002

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