domingo, 15 de marzo de 2009

La otra cara de Disney


Cuando pensamos en las películas Disney ("Cenicienta", "La Sirenita", "101 dálmatas"...) vemos unos dibujos animados inocentes que enseñan a los más pequeños los valores más importantes a tener en cuenta en la vida: la diferencia entre bondad y maldad, la amistad, la amabilidad, el triunfo del bien, el amor correspondido y el maravilloso (pero irreal e hipócrita) final feliz. Y todo esto porque estas películas están precisamente destinadas a ello o al menos, supuestamente. Pero, ¿qué hay de real en todo esto? Lo cierto es que, dejándonos llevar por la bonita historia con final feliz, obviamos el trasfondo de muchas de estas películas cuando, realmente, el ideal que nos transmiten es:
- las mujeres bonitas siempre acaban siendo felices
- los malos o malas de la películas siempre son feos/as
- las protagonistas buscan el amor porque este es el único medio para alcanzar la felicidad

Lo cierto es que no hay ninguna "princesa Disney" que no siga los cánones estéticos actuales y el hombre que se enamora de ellas siempre lo hace por su belleza. Un ejemplo muy claro está en la película "Cenicienta". La versión más fiel al cuento original es la película "Por siempre jamás" protagonizada por Drew Barrymore. En ella, el príncipe se enamora de ella no por su belleza sino por su valentía y por su gran personalidad. Además, una de sus hermanastras es mucho más bella que ella pero es envidiosa y una trepa. Nada que ver con la versión animada en la que la pobre Cenicienta depende de factores externos (hada madrina, ratones...) para poder ir al baile con el príncipe.

Y para ejemplos más claros aún, la película "101 dálmatas". Cuando los perritos consiguen escapar y están de vuelta a casa son perseguidos por los ladrones contratados por Cruela de Vil y por ésta misma que van montados en coches y uno de los ladrones dice "TENÍA QUE SER MUJER".

Aunque en sus últimas producciones parece que Disney intenta arreglar el asunto haciendo películas como la de "Mulán", en la que, precisamente, una mujer destinada a prepararse para el matrimonio, toma las riendas de su vida y decide hacerse pasar por hombre para salvar la vida de su padre cuando China entra en guerra. El argumento es totalmente innovador con respecto a las anteriores en las que la película trataba simplemente de chica guapa con problema, se resuelve y final amoroso feliz. Pero no se puede obviar que Disney crea esta historia ambientada en China, justificando que Mulán actuó así por la represión y cultura china, alejando totalmente el espíritu luchador de la mujer de las culturas occidentales. ¿Casualidad?

2 comentarios:

  1. No olvides el clásico "Quiero follarte!", en Hércules

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  2. Eso pertenece más a los mensajes subliminales (no tan subliminales una vez que los descubrimos, claro :-D) de Disney, que, todos los que se conocen, hacen referencia al sexo.

    Pero sí, lo que vengo a decir en este post, es que no es oro todo lo que reluce... y llama más aún la atención cuando se trata de una compañía cinematográfica que pretende "educar" a los más pequeños con los valores más importantes de la vida.

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