Vertical y Horizontal: arquitectura del pensamiento


La arquitectura dice mucho. Así me lo inspira este señor.

Las diferencias son palmarias: en «lo vertical» se entra muerto, para salir vivo.

¿Cómo? Se produce una obra de elevación, en la línea de Nancy, de la persona. De su cuerpo, de su alma y de su espíritu. La historia tiene un inicio (la Historia) y un final (la Historia), y transcurre enmedio aceptando que, para que el asunto merezca la pena, tiene que haber libertad, y, por tanto, algunas penas habrá que sufrir, pero no importa.

Ejemplos gráficos de lo vertical:

Lo «horizontal» es más bien al contrario: se entra vivo para salir muerto.

El cuerpo no es levantado, sino aplastado y apilado. La persona, tres cuartos de lo mismo: la persona, visto lo visto, abandonó el cuerpo y se hizo «musulmana«.

Se edifica en horizontal para estabular y controlar: lo de la libertad es algo a aniquilar. Menos para las vacas, que si se las encajona se vuelven locas.

Prima la Libertad, ahora con mayúscula, la primera persona de la nueva trinidad -nada que ver con TJ- formada por la Liberté, la Égalité y la Fraternité.

Tienen en común las tres personas el «té», que en el idioma universal se dice «tea»: te+a, es decir, la feminización del Dios. La serie es:

  1. Tea (1): la Diosa en potencia.
  2. tea: a quemarlo todo: la Diosa en acto.
  3. a+tea: cenizas, Nada. La arquitectura horizontal es experta en cenizas, columbarios, nichos, crematorios…

Y también tienen en común los partidarios de la trinidad el ir siempre en pelotas -vease aquello del juego de pelota, que en vasco se ha llamado frontón y que en Mesoamérica le costaba la vida… ¡al ganador!.

En un intento de volver a esa inocencia perdida o Paraíso perdido, precisamente, en el legítimo ejercicio de la libertad, comienzo de la historia. Lo de la hoja de parra no viste. Inicio de la era del destape:

La historia no tiene inicio ni final, sino que es Progreso. ¿Hacia dónde? Hacia Nada, si la cuestión es progresar. Quien progrese, en el fondo, es insignificante. Kant lo vio, lo imaginó clara y distintamente.

Lo del mal es una incomodidad: la cuestión es acabar con el dolor, la pobreza y un par de incomodidades más, pero el Mal, lo malo, no existe.

La libertad, por tanto, tampoco: ¡es imposible equivocarse!

Es decir, tú tira millas, que eres tan libre que puedes hacer lo que quieras, menos equivocarte. De la colisión de libertades, concluyo que es imposible equivocar-ME. Pues YO existo: los demás, sólo si a mi me da la gana, una gana clara y distinta: científica. Y a base de evitar la colisión evito el roce: quiero que todo vaya muy suave.

Dejan de existir.

Alambre de espino, por si acaso se le ocurre a alguno existir o querer ser (libre en minúscula). Un par de gotas de ingeniería social, una de técnica y controlado el artefacto, que la Razón a veces se gripa. Si tiene pesadillas o ánimo caído, pastillas, que la química siempre ayuda a levantarlo todo.

Y con esto llegamos a la calma TOTAL. Comienza lo Total.

Llega la Paz para siempre, la Paz Perpetua, de guerra en guerra (obviamente): me quedo tan tranquilo. Horizontal.

Tan ricamente.

Lo de abajo podría ser el pilar de una obra VPO al atardecer en Leganés, pero no, es una cruz.

Obsérvese que el madero tiene también un brazo horizontal (estípite) y otro vertical (patíbulo).

A lo cual se le han dado interpretaciones diversas: que si lo material y lo espiritual, que si el amor a los demás y el amor a Dios, que si Marta y María…

También se ha intentado hacer reingeniería del madero, pero los resultados no son sostenibles: arrodilla, contorsiona y hace bajar la cabeza a lo vertical (al estípite) y alza a lo horizontal (al patíbulo). Un despropósito.

(1) No creo que este sentido tenga relación con el del Tea Party, aunque la forma sea la misma.

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