Una obrita de guiñol

guiniol

Breve introducción: a medidados del año pasado escribí esta brevísima obrita de guiñol para que las mujeres de un grupo de Uruguay Integra -uno de los proyectos del Ministerio de Desarrollo Social que forman parte del Plan de Emergencia- la representaran en escuelas. Las señoras construyeron el retablo, fabricaron los títeres y se rieron e hicieron reír a unos cuantos niños de entre 6 y 12 años. Yo fui a ver la obra un día, sin decirles nada (para que no se pusieran nerviosas). Había no menos de 100 niños sentados en el suelo de hormigón del patio. Una linda experiencia… Les dejo a ustedes el texto. Ténganle piedad. Nunca había escrito nada así antes.

Enredos en el bosque

Escenografía. Un claro en el bosque (el paisaje podría estar pintado en el fondo del telón). A la izquierda se ve la puerta de una cabaña, hecha de pan y dulce.

Escena 1
(Por la derecha entra una anciana, encorvada por el peso de una canasta. Su enorme nariz, con una verruga en la punta, se asoma por debajo de la capucha).

Bruja 1: -Debe ser acá -dice, hablando consigo misma-. Aunque no sé, todas las cabañas del bosque se parecen…
(Golpea)
Bruja 2: (Desde dentro de la cabaña, gritando) -¿¡Quién es!?
Bruja 1: (Carraspeando para fingir voz de viejita) -Ábreme, dulce niña…
Bruja 2: (Antes de abrir se oye ruido a llaves) -No la dejan comer tranquila a una, si no es alguien vendiendo perfumol es otro que quiere que le compre un plumero, o condimentos, o curitas, o palillos… ¡Ya va, ya va!
(Se abre la puerta y aparece una señora gorda, con los cachetes rosados y rellenos, un delantal blanco, un gorro de cocinera en la cabeza y una espátula en la mano).
Bruja 1: (Sorprendida, exclama) -¡Pero, usted no es Blancanieves!
Bruja 2: (Mirando al público) -Perceptiva, la señora.
Bruja 1: -Pero… pero… ¡será posible! ¿Esta no es la cabaña de los siete enanos?
Bruja 2: -No, mujer, esta es la casa de dulce y chocolate. Si es diabética le recomiendo que se aleje.
Bruja 1: -Será posible, me volví a perder… tres días hace que ando dando vueltas.
Bruja 2: -¿Y qué lleva en la canasta?
Bruja 1: -Manzanas, ¿ve? ¿Quiere una?
Bruja 2: -No estarán envenenadas, ¿no?
Bruja 1: -No, esa la tengo apartada para Blancanieves. No me la banco, ¿sabe?
Bruja 2: -Entiendo, todo el día cantando con los pajaritos, es una pesada la muchacha, haciéndose la linda, tiene locos a todos los príncipes. Pero igual no quiero manzanas, si como antes del almuerzo se me quita el apetito.
Bruja 1: -¿Estaba por almorzar? ¿Qué preparó?
Bruja 2: -Lo de siempre: niños.
(Entonces se escucha el grito agudo de un niño pidiendo ayuda).
Bruja 1: -¿Hansel y Gretel?
Bruja 2: -Ojalá… No, no, esos vienen mañana… este apareció de casualidad por acá, perdido como usted, dice que sus padres lo abandonaron, que él había dejado un rastro de miguitas de pan para poder volver, pero un pajarito se las comió… bueno, ya sabe cómo son los niños, cuentan cada mentira… Y ahora me estoy haciendo una sopa con él, porque es muy chiquito, no da ni para prender el horno.
Bruja 1: -Y no. Con lo caro que está el gas…
Bruja 2: -Dígamelo a mí… Así que ahí lo tengo a Pulgarcito, flotando entre zanahorias y fideos.
Bruja 1: -¿Papa no?
Bruja 2: -No, la papa me hincha…
Bruja 1: (Mirándola de arriba a abajo) -Sí, se nota.
Bruja 2: -¿Qué insinúa? ¿Que estoy gorda?
Pulgarcito: (desde adentro de la cabaña) -¡Sos un lechón, bruja!
Bruja 2: (Hacia adentro) -¡Soy de huesos grandes, atrevido! (volviendo a hablarle a la otra bruja) Siempre fui así, de chiquita. Pero ahora estoy por empezar a ir al gimnasio y para el verano quedo hecha un espectáculo…
Bruja 1: (Aguantando la risa) -Sí, sí, seguro…
Bruja 2: -Lo que pasa es que los niños tienen muchas calorías.
Bruja 1: -Así que la casa de dulce es para atraerlos…
Bruja 2: -Claro. Y funciona, son muy golosos los gurises, y así se les pican todas las muelas también. La macana es que se me llena de hormigas. Y el otro día se me llovía el dormitorio porque un gorrión me hizo un agujero en el techo de caramelo… le digo que no es changa esto de ser bruja.
Bruja 1: -La gente es muy mala con las brujas. Después de todo, nosotras también somos personas… yo no elegí ser bruja. A mí me pusieron en el cuento y me dijeron: «Mirá, vos tenés que envenenar a Blancanieves». Pero después la gente se la agarra con una, no con el que escribió el cuento. Eso es una injusticia.
Bruja 2: -Una injusticia, sí señor.
Pulgarcito: -¡Esta sopa está muy salada! ¡Te va a hacer mal a la presión! ¡Y te aviso que yo no tengo rico gusto!
Bruja 2: -Pero qué gurí… (Hacia adentro). ¡Dejá de hacer la plancha en el caldito y cocinate de una vez!

Escena 2
(Mientras la Bruja 2 estaba mirando hacia adentro, por la derecha aparece el Lobo. La Bruja 1 se acerca a él y comienza a acariciarlo).
Bruja 1: ¡Qué mimoso! ¿Es suyo?
Bruja 2: (Sin darse vuelta) -¿Que si es mío el qué?
Bruja 1: El pichicho…
Bruja 2: ¿De qué pichicho me habla? Yo no tengo ningún pichicho… (se da vuelta) ¡Ese bicho es tremendo lobo!
Bruja 1 y Bruja 2: ¡Aaaaaaaahhhhhhh!
El Lobo: -Señoras, señoras, por favor, por favor… tranquilícense…
Bruja 1 y Bruja 2: ¡Aaaaaaaahhhhhhh!
El Lobo: (Mirando al público) -¡Qué manga de locas!
Bruja 1: -Ese bicho no tiene ni la patente al día.
El Lobo: -¿Cuál de ustedes es la abuela de Caperucita Roja?
(Las brujas se miran entre sí, sin decir nada).
El Lobo: -Señoras, es una pregunta muy sencilla. ¿Cuál es la abuela de Caperucita? Ya viene en camino, me tengo que comer a una de ustedes, vestirme con sus ropas y meterme en la cama… el cuento es así. Si no se apuran no me va a dar el tiempo.
Bruja 1: -Yo no soy.
Bruja 2: -No tengo nietos.
El Lobo: -¿Se creen que me chupo el dedo yo?
Bruja 1: -Mire, señor Lobo, capaz que a usted le pasó como a mí, que me equivoqué de dirección. Ninguna de nosotras es la abuela de Caperucita. Yo ando buscando la cabaña de los siete enanos y esta buena mujer se está por almorzar a Pulgarcito.
El Lobo: -¿Y quién se va a creer ese lío?
Bruja 1: -Es la verdad. Tenemos testigos.
Bruja 2: -Sí, pregúntele a los niños.
El Lobo: (Dirigiéndose al público) -¿Es cierto que ninguna de estas dos es la abuela de Caperucita, niños?
(Después de la respuesta, el Lobo suspira y se pone a llorar).
El Lobo: -Yo no sirvo para esto. Mi padre quería que yo fuese como esos lobos malos de los cuentos, pero no puedo, no me sale. Yo quiero un dueño que me quiera, que me bañe, que me dé Dogui, que me ponga un collar antipulgas… además, soy muy  cobarde. Me da mucho miedo pasar la noche en el bosque… está oscuro y hay ruidos raros.
Bruja 1: -Pobre pichicho.
El Lobo: -A veces me siento a ver a esos niños que juegan con sus mascotas, que les tiran pelotitas o palitos y ellos se van y se los traen…
Bruja 2: -¡Qué diversión!
Bruja 1: -¡Apasionante!
El Lobo: -¿Se burlan de mí? (Gruñe) ¡Grrrrrrr…!
Bruja 1: -No, no, tranquilo, soo, sooo, chicho, chicho…
Bruja 2: -Che, me parece que viene alguien…
Bruja 1: -¿Más gente? ¿Quién podrá ser?
Bruja 2: -No tengo idea.
Pulgarcito: -¡Seguro que tu novio no es, gorda!
Bruja 2: (Hacia dentro de la cabaña) –¿Todavía no te cocinaste vos?
Pulgarcito: -¡Qué me voy a cocinar, si la garrafa se terminó hace media hora! Me estoy dando un bañito de lo más lindo en la cacerola esta… ¿No tenés shampoo?
Bruja 2: -Y encima me toma el pelo. No, no, si yo te digo que hoy no es mi día…
El Lobo: (Temblando) –Pero… pero… ¿quién es el que viene? ¿Será un cazador?
Bruja 1: (Mirando al Lobo) –No seas tan maula, che, que así, ni de perro guardián te va a querer nadie.
Bruja 2: -Pero, cállense, que ya viene…

Escena 3
(Aparece un niño).
Bruja 1, Bruja 2 y El Lobo: -¡Ooooooohhh!
Bruja 1: -No es más que un mocoso…
Bruja 2: -Mmm, mmm, (relamiéndose). Y tiene buen aspecto.
Niño: -Buen día, señoras, lobito… ¿cómo les va? Lindo día, ¿no?
Bruja 1: -Bien educadito.
Bruja 2: -Poco me importa la educación, me basta con que tenga rico gusto.
Niño: -Disculpenme, pero ando buscando a mi mascota.
Pulgarcito: -¡Rajá, pibe…, antes de que te hagan a la parrilla!
Niño: -¿Y esa voz? ¿Qué fue lo que dijo?
Bruja 2: -Nada. No le hagas caso. Es mi sobrino… un bromista.
Pulgarcito: ¿Yo sobrino tuyo? ¡Ni loco que estuviera!
Bruja 2: (Hacia adentro) -¡¡Callate de una vez!! ¡¡Me tenés harta!!
El Lobo: -¿Qué mascota estás buscando?
Niño: -Bueno, es un gato que me dejó de herencia mi padre.
Bruja 1: -Un gato…
Niño: -Sí, un gato. Es amarillo y tiene la cola peluda como un plumero. ¿Lo vieron?
El Lobo: -A mí los gatos no se me acercan…
Niño: -Ah, me olvidé de un detalle, este gato mío usa botas.
Bruja 1: -¿Botas? Pero, ¿qué tipo de gato puede usar botas?
Niño: -Bueno, un gato con botas.
Bruja 2: -Es razonable.
El Lobo: -Sí, es muy razonable.
Bruja 1: -Pero no hemos visto ningún gato con botas a la vuelta, de haberlo visto no me lo olvidaría… Quizá los niños hayan visto uno. (Dirigiéndose a los niños) ¿Ustedes no han visto por ahí a la mascota embotada de este pequeñín? (Noooo). ¿Seguros? (Síiiiii).
Niño: -Bueno. Disculpen la molestia, entonces. Voy a seguir buscándolo. Hasta luego.
Bruja 2: -Hasta luego, pequeño.
(Mientras el niño se va, la Bruja 1 se acerca al lobo y le cuchichea algo al oído. El Lobo, entonces, se dirige al niño, que ya se marchaba).
El Lobo: -Espera… niño… espera…
Niño: -Sí, lobito… dime…
El Lobo: -Bueno, nada… yo… estaba pensando que… bueno… que ya que…
Bruja 1: -Dale, Lobo, decile de una vez…
El Lobo: -Bueno, eso… que ya que vos perdiste a tu mascota y yo quisiera un dueño…
Bruja 2: -Lo que el lobito quiere es que vos lo adoptes.
Niño: -Haberlo dicho antes. Dale, venite conmigo… mis hermanos siempre quisieron tener un perrito. ¡Vamos!
El Lobo: (Dirigiéndose a las brujas) –Hasta luego, señoras, y gracias por todo.
(Se van)
Bruja 1: -¿Qué es esta sensación tan rara?
Bruja 2: -No sé. Te iba a preguntar lo mismo…
Bruja 1: -Como ganas de reír, ¿viste?
Bruja 2: -Sí, como cosquillas en los cachetes…
Pulgarcito: -Señoras, ustedes no se dan cuenta, pero acaban de hacer algo bueno al ayudar a ese lobito, por eso se sienten bien.
Bruja 1: (Desorientada) -¿Algo bueno?
Bruja 2: (Asombrada) -¿Ayudar a alguien?
Bruja 1: -Pues… qué lindo, ¿no? ¡Está bueno!
Bruja 2: -Mucho mejor que almorzar niños…
Bruja 1: -¡Mejor que envenenar princesas!
Bruja 2: -Podríamos volvernos buenas…
Bruja 1: -Ah, yo creo que sí…
Pulgarcito: -¡Empezá por sacarme de esta olla, che!
Bruja 2: -Ya va, ya va. Tenés razón.
(Las brujas entran a la cabaña).
Bruja 2: -¿Y si con esas manzanas tuyas nos hacemos una tarta?
Bruja 1: -¿Invitamos a los niños?
Bruja 2: -Y sí… no los vamos a dejar con las ganas.
(Telón).

    • Archiduque
    • 1 de abril de 2009

    Muy divertido, ja. Qué bueno que te hayas hecho un sitio… Prometo visitarlo. Abrazo!!!

    • materialdescartable
    • 1 de abril de 2009

    Gracias, Fabián… sea usted bienvenido cuando guste…

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