Tuesday, April 12, 2011

PROFESIONES QUE TRATAN CON EL SER HUMANO

Andan las cosas revueltas y mala imagen se tiene de profesionales que tratan con el ser humano: Sanitarios y Maestros.

Se dice que el trabajo dignifica al ser humano, y es cierto. Todo el mundo sabe que los trabajos que realizamos cada cual son diferentes y, a su vez, necesarios. Para mí, todos son importantes, vitales en algunos casos, y se conforman para el bienestar de la sociedad en que nos toca vivir. Por desgracia, hay grandes diferencias entre las clases sociales y ya no digo entre culturas y naciones.



Hay que reflexionar sobre aquellas profesiones cuyo material de trabajo es el propio ser humano. Destacan los propios padres, que gestan y cuidan de sus retoños hasta que alcanzan la madurez y pueden valerse por sí mismos. O el juez, que decide sobre sus acciones y conductas y puede privarle de su libertad, e incluso en algunos países, digamos civilizados, destinarlo a la pena de muerte. En asuntos de creencias y pensamientos religiosos, también existen profesionales que, desde su vocación más interna, dedican su vida para tratar estos asuntos con aquellos que tienen sus propias creencias. No puedo olvidarme del médico, un profesional como la copa de un pino que, durante muchos años, por vocación, se entrega al aprendizaje de cómo es y funciona el cuerpo humano y nos facilita la cura, trata el dolor, la enfermedad a cualquier hora, cualquier día, ya sea de frío o calor. Sin vocación para atender a tus semejantes, no sirve ser médico, enfermero, o un simple asistente sanitario. Todos ellos ofrecen su trabajo, incluyendo su vida, a esta encomiable labor por sus semejantes.

Perdonad, por dejar para el final al maestro, ese ser humano y profesional que, sin que nadie lo dude, colabora con los padres para que crezcan sus hijos, sus alumnos, acercándoles el mundo en que han de vivir, espoleando su sentido crítico y su sensibilidad, formándolos para que:
a) puedan llegar lejos con sus propios recursos físicos e intelectuales, educándolos, es decir, transformando sus posibles conductas erróneas en acertadas para que no tengan que estar ante un juez por desconocimiento de la moral, de las disposiciones sociales y de los propios valores del ser humano;
b) incluso, dentro de esta educación, enseñarles a cuidar su cuerpo y prevenirlo ante las adversidades de la propia naturaleza, de modo que sepan cómo prevenir enfermedades para colaborar con los médicos;
c) participando con ellos, con todos en formar seres que puedan ser buenos padres, buenos jueces, buenos médicos, abogados, panaderos, tejedores, mecánicos o poetas… Y, si alguno llega a ser maestrito/a, a ser un buen maestro/a. Entonces la cosa estará bien hecha. Como soy de Murcia, pues eso, que quisiera que mis alumnos incluso llegaran a ser (y olvídense de signo político alguno) unos buenos gestores políticos de la cosa pública.

Gracias, por la confianza depositada en quienes, con tan ardua y poco considerada tarea, padecemos el descrédito y una insuficiente atención despolitizada y desinteresada.

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