Lectura, educación y tecnologías de la información y comunicación

 José Gregorio González Márquez

 No dudamos que con el advenimiento de las tecnologías de la información – por cierto no tan nuevas ya – las sociedades cambian paulatinamente sus relaciones individuales y colectivas. Los procesos de comunicación marchan al mismo paso con que el que se mueve la tecnología. El conocimiento que hasta hace poco estuvo vedado para la mayoría de las personas, hoy es accesible con poseer sólo una conexión a las redes de información.

Las tecnologías de la información y comunicación (TIC) ocupan en la actualidad un lugar preponderante en el campo educativo. El constante avance de la tecnología ha modificado los paradigmas que el hombre manejaba hasta mediados del siglo XX. Nuestras sociedades están imbuidas en un complejo proceso de transformaciones, por cierto, no

Satélite Simón Bolívar

planificadas que están cambiando la visión de futuro que hasta hace poco teníamos. El conocimiento se diversifica; la especialización inaccesible a ciertas áreas de las ciencias, ya no pueden delimitarse pues con la era tecnológica que vivimos, cualquier persona tiene entrada al impresionante mundo del saber.

La creación espacios de comunicación representados en gran medida por las redes de información, Internet y otros, han convertido al planeta en un receptor de sistemas de transmisión de conocimientos que permiten al ser humano mejorar su modo de convivencia con el medio donde habita. Las Tecnologías están inundando el mundo referencial del hombre. Por una parte, lo ayudan a conquistar conocimientos y acciones que antes parecían utopías pero además lo impulsan a adaptarse y a replantear todos los órdenes de su existencia.

La educación, no escapa a esta realidad. La dinámica vertiginosa con que se dan los cambios tecnológicos obliga a replantearse los paradigmas educativos que hasta ahora se manejan en los procesos de enseñanza- aprendizaje. La educación formal que en la práctica lleva el mayor porcentaje de incidencia académica, se ve afectado pues el acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación facilita que los individuos se acerquen a una estructura de conocimientos donde interactúan con entes abstractos.

La Lectura y el libro

 La lectura ha estado presente en los espacios humanos durante siglos. La invención de la imprenta permitió el acercamiento del hombre al acto de leer. El libro como vehículo expedito para comunicar, copó la cultura de la humanidad hasta transformarla en un bien inapreciable cuyo fin no era otro que transmitir información y recrear un universo de posibilidades para que el hombre apreciara de manera fehaciente el mundo que le rodeaba. Con el devenir de la historia, muchas situaciones han cambiado. Hoy existe una creciente aplicación del discurso desde el orbe digital.

Las opiniones acerca del futuro del libro, son controversiales. Muchos autores consideran que el libro tal como lo conocemos en la actualidad desaparecerá para dar paso definitivamente a su versión digital. Otros sostienen que ambas versiones coexistirán más allá del avance tecnológico.

Chartier (2009) apunta a propósito del tema que

La imagen de la navegación por la red, vuelta tan familiar, indica con agudeza las características de una nueva manera de leer, segmentada, fragmentada, discontinua. Si bien esta manera conviene a los textos de naturaleza enciclopédica, fragmentados por su

La lectura. Cosme San Martín 1874

propia construcción, permanece perturbada o desorientada en los géneros cuya apropiación supone una lectura continua, una familiaridad prolongada con la obra y la percepción del texto como creación original y coherente. (p.48)

 De lo anteriormente expuesto, se puede dilucidar que no resulta sencillo sustituir el libro clásico pues no permitiría mantener una lectura coherente y concreta pues leer en línea significaría parcelar todo lo que se lee. Entonces, no resulta fácil mantener la atención del lector en materiales que sean extensos. Chartier deja entrever que algunos géneros literarios no pueden ni deben leerse en forma fragmentada porque se pierde el sentido total de la lectura.

El encuentro entre el lector y el texto que lee puede considerarse como un acto maravilloso. El lector vive cada palabra que decodifica, la siente en su interior, la traduce en acciones y emociones. Borromé (2009) diferencia la lectura tradicional de la digital. A saber:

De la intimidad del lector se filtra la idea de comunidad si tenemos en cuenta que las prácticas discursivas también obedecen al contexto social donde se desarrollan. El libro tradicional vincula al lector de inmediato con el texto sin ningún distractor, como ocurre con el libro electrónico. (p.62)

 Para Borromé, existe una marcada diferencia entre ambas formas de leer. Menciona que es muy interesante leer una hoja tras otra porque el contacto es de cierta forma amoroso mientras que la pantalla de un ordenador o computador resulta frío y quizás lóbrego.

La lectura como proceso

 Pero ¿cómo definir la lectura? ¿Qué significado tiene el acto de leer? Conceptos y definiciones acerca de la lectura abundan con propuestas más o menos cercanas. La importancia de la lectura va más allá del simple hecho de interpretar unos símbolos; de darle vida o significado a unos signos. Leer es un acto sagrado, un acto que nos pone en comunicación con el mundo de la imaginación. Márquez (2010) da una concepción poética de este proceso de comunicación:

La lectura es lugar de encuentro, de coincidencia, de la incidencia en uno de aquello que nos revela, a través de los signos y de un largo trajinar con las palabras, el relámpago del significado, la noche abierta del sentido, el lecho donde siento y advierto, cuando me toca el verbo, cuando me interpela, una zona novísima, abierta de par en par a la pulpa más recóndita, palpitante e inquieta de mí mismo. (p. 127)

 Leer implica adentrarnos en el conocimiento, en la diversión, en la distracción, en el proceso formador. Una persona que no lea tiene una venda que tapa sus ojos ante las realidades de la vida Dios le ha concedido al hombre su capacidad de inteligencia, el don de la palabra. Desde la antigüedad el ser humano puede expresarse, puede comunicarse con sus semejantes, hacerle conocer cual ha sido su pasado; llevar de generación en

El niño de las láminas. Cosme San Martín

generación los hechos, los sucesos que han marcado su paso por la tierra. La literatura oral le ha permitido al hombre mantener su devenir. Cuando nos sentamos a escuchar los cuentos de nuestros abuelos, nos estamos remitiendo al pasado.

Al hombre decidir crear símbolos para representar lo que piensa, siente, ve o imagina, descubre un nuevo universo. La escritura facilita que pase de padres a hijos los conocimientos ancestrales. A partir de la aparición de la escritura el hombre reunió sus textos escritos. Los libros se constituyen entonces en el vehículo por excelencia para comunicar. El libro se torna en el compañero inseparable del hombre, pues este permite navegar por las tierras del conocimiento.

Marcel Proust, celebre escritor francés, denotaba para 1905 de la lectura que “Un espíritu original logra subordinar la lectura a su actividad personal. Se trata para él de la más noble de la distracciones, la más enaltecedora, ya que solamente la lectura y el saber otorgan los buenos modales del espíritu”

La lectura se constituye en una necesidad perentoria para el hombre. Desde que aprende a leer, consigue la llave para entrar en un mundo nuevo hasta entonces hermético. (Marina y De La Válgoma, 2007. p 29) La lectura implica navegar con entera libertad por los senderos de la sabiduría. El analfabetismo es sinónimo de esclavitud y por lo tanto, representa el estancamiento, la parálisis y la ceguera. Como se ha mencionado antes, las definiciones de la lectura como proceso de comunicación, son muchas. Algunas postulados son dados desde la experiencia de los escritores. Ya se han trabajado algunas de ellas. Otras, son concepciones más académicas que llevan consigo una carga más científica. Se citarán seguidamente algunas de ellas.

Para Charria de Alonso y González (2007) la lectura es un proceso complejo, en el cual el lector, con toda su carga de experiencia previa, reconstruye el sentido del texto y lo incorpora a su propia realidad. (p 21). Esta afirmación ilustra el importante papel que tiene el lector para darle vida lo que lee. No se llega al proceso de manera aislada, sin conocimientos. Quien lee se vale del gran bagaje cultural que posee para darle existencia al texto. No significa esto que al llegar al proceso, el lector deba tener una destreza especial o que se cruza el umbral entre el aprendiz y el lector en un acto mágico. El proceso se da paulatinamente con el apoyo de las experiencias previas que tenga el lector.

Solé (2006) propone que leer es un proceso de interacción entre el lector y el texto mediante el cual el primero intenta satisfacer (obtener una información pertinente para) los objetivos que guían su lectura. (p 17) Esto significa que el lector es un ente activo que procesa y examina el texto. Asimismo, existe un objetivo pues se pretende alcanzar una finalidad específica. La lectura no se limita a la simple traducción de signos; el proceso implica la comprensión y el marcado aprendizaje significativo que acompañará a lo largo de su vida al lector.

Ahora bien, con el avance de la tecnología, las perspectivas de la lectura y el perfil del lector comienzan a cambiar. La lectura deja de ser la simple decodificación del sistema alfabético pues no es suficiente descifrar para leer. Ya el código alfabético no es el único sistema de signos susceptible de leer. (Gutiérrez, 2008)

El acto de la lectura es complejo y no se limita al uso del libro pues el contexto social actual está pleno de informaciones donde coexisten una multiplicidad de lenguajes que cambian al lector tradicional por un ente que usa el firmamento virtual para desenvolverse en los dominios de la tecnología. Martos, Campos y Núñez (2009, p 261) apuntan que las TIC han brindado nuevas herramientas que exigen a su vez nuevas respuestas educativas, y que deben en última instancia integrar metodologías y particular estrategias con un alto grado de eclecticismo, dicho de otro modo, la pizarra y el ordenador, lo analógico y lo virtual, la autonomía por parte del alumno y el “acompañamiento” del profesor en las tareas de lectura, son ejemplo de principios que deben ser armonizados.

En la última década se ha manifestado un creciente interés por las innovaciones que se dan en el campo de la tecnología. Se tiene la certeza que estas innovaciones afectan de alguna manera la vida de relación de los individuos y por lo tanto, el impacto va ejerciendo su efecto

Imprenta de Gutenberg

de manera paulatina. Las prácticas de la lectura y escritura se ven afectadas por la aparición de estos nuevos soportes y formatos digitales pues representan tendencias ignotas que abarcan toda el área de la multimedia.

El crecimiento de esa revolución electrónica, ha dado origen a una enorme cantidad de contenidos digitalizados que se emplean hoy día en el proceso enseñanza-aprendizaje. Respecto a los contenidos y aplicaciones digitales, Benavides (2007) establece que “…la mayor parte de los países cuenta con programas destinados a conseguir que los recursos digitales más esenciales estén disponibles en la red.” (p. 7), pero países como Islandia, posee un Centro Nacional para los Materiales Educativos, editorial del gobierno que desarrolla los paquetes educativos necesarios; otros países prefieren dejar este trabajo a proveedores y desarrolladores independientes, ofreciendo a sus instituciones escolares mayores presupuestos para tal fin, como es el caso de Noruega y los Países Bajos. Sin embargo, un gran número de países ofrecen los recursos necesarios para que sean los docentes con cooperación profesional, los creadores de sus propios materiales, como sucede en Dinamarca y Canadá.

Nuevo perfil del lector

 Dentro del actual contexto tecnológico, la lectura adquiere una nueva dimensión que la catapulta a caminos aun desconocidos. La visión que se tenía de este proceso y que acompañó al libro por más de cuatrocientos cincuenta años, va reformulándose. Hoy podemos diferenciar entre lectores tradicionales y lectores digitales; entre nativos y tradicionales y nativos digitales. El Ciber lector se ha formado en el uso de los medios electrónicos y por lo tanto visualiza su vida lectora desde el uso racional o irracional de la tecnología.

Sin embargo, es prematuro establecer con claridad un perfil preciso de los lectores de esta era pues la dinámica de los soportes tecnológicos cambia constantemente. No dudamos que para los nativos digitales los procesos de la lectura y la escritura siempre estarán ligados a sus experiencias previas. Nacidos con la tecnología su vida cotidiana son los ordenadores o computadoras. Así, ven el libro tradicional como un elemento o dispositivo que para su generación pudiera ser obsoleto.

Otro elemento a considerar es la fragmentación del conocimiento. Las plataformas tecnológicas tienen características multiformes pues aunque pareciera que los saberes estuviesen fragmentados, el lector puede ordenar infinidad de información por el caudal que aparece en la red y a la que tiene acceso. Asimismo, las prácticas lectoras podrán ejercerse en cualquier lado con sólo manipular un celular o cualquier aparato tecnológico

Acerca de latintainvisible

Docente. Poeta. Narrador. Ensayista. Articulista. Especialista en literatura infantil.
Esta entrada fue publicada en Ensayo, Lectura y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

4 respuestas a Lectura, educación y tecnologías de la información y comunicación

  1. Pingback: Lectura, educación y tecnologías de la información y comunicación | Bibliotecas Escolares Argentinas

  2. Martha Angelina Morales Zambrano dijo:

    Que suerte he tenido al encontrarme esta página. Es fabulosa! Tengo tanto para leer aquí. Gracias y felicidades.

    Me gusta

Deja un comentario