El pintor de bailarinas

En 1954 trajinando en el almacén de una fundición de Paris, aparecieron alrededor de setenta pequeñas esculturas realizadas en cera. Tras las averiguaciones pertinentes, resultaron ser de un famoso artista. Estas piezas fueron adquiridas en su totalidad por el coleccionista norteamericano Paul Mellon. Mandó fundir de cada modelo veinticinco copias, alrededor de 1.500 piezas, todas ellas repartidas por los museos más importantes del mundo; La historia de estas esculturas en cera se remontaba a pocas décadas atrás. En 1.917 al morir el autor de las mismas, sus herederos haciendo balance en el taller, encontraron unas setenta piezas en cera. Decidieron reproducirlas en bronce en cantidad parecida a las ya citadas. Con la fundición, se pensó que las piezas originales se habían perdido (fundición a la cera perdida, se llama precisamente este método). Sin embargo no fue así porque el fundidor había utilizado duplicados; las figuras modelo fueron las encontradas 37 años después en el taller de fundición Adrien A. Hébrard.

Aparentemente, la historia sería la de un escultor, sin embargo se trataba de uno de los pintores más sobresalientes del impresionismo: Hilaire Germain Edgar De Gas; apellido que él mismo cambió más tarde por el menos aristocrático “Degas”. El pintor nació en París en el seno de una linajuda familia de antiguos aristócratas. Su padre era director de un banco, filial francesa de la central que su abuelo había fundado en Nápoles, huido durante la revolución francesa. Comenzó los estudios de derecho, por complacer a su padre, pero los abandona pronto para seguir su verdadera vocación: la pintura. Su progenitor le apoya en esta decisión pues era un gran aficionado al arte. El primer maestro, Louis Lamothe discípulo de Ingres, le inculca la importancia del dibujo; conoció a éste último cuando tenía setenta y cinco años y le dio el mismo consejo. Aprueba el ingreso en la Escuela de Bellas Artes y alterna sus clases con la asistencia al Louvre, tras conseguir un permiso oficial para copiar las obras del museo. Su posición social le permitió, al contrario que muchos artistas de entonces, dedicarse sin preocupaciones al arte sin ningún tipo de limitaciones. Viajó a Italia, donde tenía numerosos parientes, vivió en Nápoles, Roma y Florencia. Estudió a los maestros renacentistas y en 1859, a su vuelta a París abre su primer taller. Siempre le gustó volver al Louvre a copiar, aquí conoce a Manet quien le introduce en el ambiente de los impresionistas. Degas es conocido como el pintor de las bailarinas; describe magistralmente los gestos, el esfuerzo, las luces, los ensayos o en los estudio de ballet. Nadie manejó como él la técnica del pastel que utilizó en muchos de estos trabajos. Apasionado de los caballos, plasma los atardeceres en el hipódromo. Pinta la figura femenina bañándose, secándose o peinándose. Excelentes ejemplos de desnudos innovadores en su tiempo. A lo largo de su vida realizó retratos de sus familiares, amigos o conocidos pero nunca por encargo. Cuando la pérdida de visión (arrastrada progresivamente desde hacía tiempo), fue notable, comenzó a modelar pequeñas y abocetadas figuras en cera, con la misma temática que sus cuadros pero nunca quiso exponerlas; son trabajos íntimos que conservó en su taller hasta su muerte. En 1912, el Museo Metropolitano de Nueva York, adquiere en una subasta “Bailarina ejercitándose en la barra” por la impresionante suma de 478.000 francos, la máxima cifra alcanzada hasta entonces por una tela impresionista. El pintor nunca se casó; a los ochenta años, casi ciego, rodeado de sus sobrinos, moría en la intimidad por expreso deseo, unos de los grandes maestros del impresionismo.

Del 14 de octubre de 2008 al 6 de enero de 2009, la Fundación Mapfre, ha llevado a cabo en Madrid una magna exposición del maestro francés compuesta por: 73 esculturas, 6 óleos, 13 pasteles, 14 dibujos y 13 grabados. Una variada muestra de las diversas manifestaciones de su arte