EL ASCUA A MI SARDINA

Para volverse loco

Alguien dijo una vez que las encuestas y los sondeos, al ser de pago, siempre sacan más guapo en la foto al que suelta la mosca. En el caso de los medios de comunicación se hacen evidentes las simpatías políticas, con total descaro. Es verdad. Son a la carta. Pasen y vean:

Vean y comprueben por ustedes mismos las diferencias abismales de los dos primeros sondeos publicados en el recientemente estrenado año 2010, en cuanto a intención de voto y valoración de primeros espadas. Es para dudar de la infalibilidad de la estadística. Una ciencia dicen.

Es verdad que siempre caben pequeñas diferencias porcentuales, ya que el arte de preguntar es una disciplina sí, pero no exacta, y tiene tolerancias asumibles por los que sufrimos el acoso de los preguntones. Pero caramba, tanta disparidad le dejan a uno descolocado y más sorprendido que con las ocurrencias de Bibiana.

En fin. Lo preocupante de ambos es que, en uno de ellos, Rodríguez Zapatero (consejos vendo y para mí no tengo) sigue siendo el líder mejor valorado. Y en el otro, cójanse a la silla, ¡Durán i Lleida! el político nacionalista catalán de Huesca.

(NOTA: Muestras de entrevistas en toda España)

En el primero de ellos, al encantador de serpientes le siguen a rebufo y pisándole los talones, la camaleónica (en lo referente al look y a las ideas) y con muchas tablas Rosa Díez y el Popular Mariano.

En el otro, al meloso líder de Unió, le chupa rueda el presidente del gobierno, cayendo en el abismo Rajoy y no apareciendo para nada la líder de UPyD, aunque sí el desconocido (como apunta el sondeo) Cayo Lara. Que cosas.

Coinciden los sondeos realizados para El Mundo y La Vanguardia (antes española) en el suspenso general otorgado a todos los líderes políticos. Ninguno llega al aprobado.

Y es que nuestros políticos, los de siempre en el machito y los que quieren llegar a él, son incapaces de quitarse de encima el estigma de jetas “a vivir que son dos días” por mucho que cambiemos de año.

Algo habrán hecho para merecerlo. ¿O no?