Hasta Rayar
Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta rayar el alba.

El mayordomo infiel

El mayordomo infiel (Lc 16:1-9) es una de las parábolas más desconcertantes de Jesús, en las que nos presenta a un mayordomo acusado de derrochar los bienes de su señor, por lo cual éste le comunica el cese del cargo. Preocupado el mayordomo por su futuro, no se ve capacitado para otros trabajos y es demasiado orgulloso para pedir ayuda. Por fin, idea un plan, y, reuniéndose con los deudores de su señor, les condona parte de sus deudas.

1Decía también Jesús a los discípulos: Había cierto hombre rico que tenía un mayordomo; y éste fue acusado ante él de derrochar sus bienes. 2Entonces lo llamó y le dijo:         «¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Rinde cuentas de tu administración, porque no puedes ser más mayordomo.» 3Y el mayordomo se dijo a sí mismo: «¿Qué haré? Pues mi señor me quita la administración. No tengo fuerzas para cavar, y me da vergüenza mendigar. 4«Ya sé lo que haré, para que cuando se me destituya de la administración me reciban en sus casas.» 5Y llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero: «¿Cuánto le debes a mi señor?» 6Y él dijo: «Cien barriles de aceite.» Y le dijo: «Toma tu factura, siéntate pronto y escribe cincuenta.» 7Después dijo a otro: «Y tú, ¿cuánto debes?» Y él respondió: «Cien medidas de trigo.» El le dijo: «Toma tu factura y escribe ochenta.» 8El señor elogió al mayordomo injusto porque había procedido con sagacidad, pues los hijos de este siglo son más sagaces en las relaciones con sus semejantes que los hijos de luz. 9Y yo os digo: Haceos amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando falten, os reciban en las moradas eternas.

El primer personaje al que hace referencia esta parábola es el hombre rico, también mencionado como señor. A priori, parece un amo distante, da la sensación de estar al margen de lo que ocurre con los recursos de su hacienda hasta que los llamados acusadores actúan de confidentes y le informan de la malversación de sus bienes por parte del mayordomo.

2Entonces lo llamó y le dijo: «¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Rinde cuentas de tu administración, porque no puedes ser más mayordomo.» Así ese Señor Soberano pone fin a la gestión de su mayordomo, pero por alguna razón que solo debe conocer Él, no lo cesa fulminantemente bajo todo descrédito público.

Hay un Señor, el Señor del universo y de todo lo creado, que para mucha gente puede parecer un Amo distante, incluso despreocupado de la suerte de un mundo abocado de desastre en desastre, un mundo que empieza a hacer sonar las alarmas de un cambio climático inexorable que le lleva a la ruina. Un mundo que se da cuenta, que aún con la cuenta de los recursos necesarios para erradicar la pobreza, no puede dejar de contemplar como crece el hambre mundial, y según los pronósticos de la FAO, todavía crecerá más.

Y si el motor de la economía funciona, ¿de qué sirve que suba el producto interior bruto si provoca el alza de precios y así los que menos disponen más marginación obtienen? ¿de qué sirve enviar a los países pobres, como filantropía, las migajas de la mesa de los países ricos, cuando su política agraria proteccionista les niega el comercio justo? ¿de qué sirve incrementar la producción de cereales si se van a usar ahora de combustible?

No, no es Dios quien tenga la necesidad de señalar con el dedo a sus pésimos gestores: lo hacemos nosotros mismos. Lo solíamos hacer en el café, como ejercicio recurrente, pero cuando no hubo café para todos, la tomamos con el mayordomo. Y fue fácil señalar a tantos mayordomos, casi vestidos como tales: políticos y los llamados banksters (conjunción de las palabras: bank y gansters); directivos, consejeros delegados y yuppies subordinados; agentes bursátiles y otros más sofisticados: brokers, dealers y en general, cualquier sabiondo capaz de aplicar sobre cualquier fondo, la prueba del algodón. ¿recordáis el anuncio?

Pero Dios no queda embobado por numeritos de algodones, y cuando toca, le pide las cuentas al mayordomo, y éste no sólo aparecerá como un afable derrochador en detergentes limpiahogares, ni que sean con fragancias de primavera. Porque en verdad, Dios ya ha decretado la primavera en la que cesará cada mayordomo y nada escapará «en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres».

Pero nosotros, en parte conocemos, y aún nos parece increíble, cuando p.e. por los medios, oímos de timos financieros piramidales, o de asesores que, quebrando la entidad que asesoran, se enriquecen aún más con cláusulas blindadas abusivas. Y que decir de aquellos ejecutivos de una aseguradora que poco después que su Gobierno saliera en su rescate por su inminente desplome con una intervención pública multimillonaria, se les ocurre disfrutar de una vacaciones de toda una semana en un hotel de lujo, a base de exquisiteces y tratamientos de balneario, y todo a costa de su empresa, o mejor dicho, de todos los contribuyentes.

3Y el mayordomo se dijo a sí mismo: «¿Qué haré? Pues mi señor me quita la administración. No. Imagino que los directivos, piensan en todo, excepto en cavar y mendigar. Y si, entre masaje y masaje, o jugando al golf, a costa de la entidad que representan, invitan a los de cierto handicap, para reducir sus deudas: de hasta un 50% si son cargos públicos ó de un 20 si son privados.

En la parábola los beneficiados fueron los deudores de aceite y trigo. Desde luego aquí, la enseñanza no es que el aceite es un activo de inversión de mayor riesgo que el trigo, y mucho menos, como se combate una crisis de confianza. Podría ser un guiño a la condonación de la deuda externa, pero desde luego, lo chocante es la desfachatez de este rufián.

Pero mayor asombro viene cuando el señor elogia la astucia de su «generoso» malversador con la perturbadora declaración que los hijos de este siglo son más sagaces en  el trato con sus semejantes que los hijos de luz. (v.8)

Tocados y hundidos: ¿con qué cara de pasmados quedarían sus discípulos?¿No era una parábola para denunciar a los magnates de este mundo? ¿a qué viene ese aplauso inmerecido? ¿Por qué nos cuesta aceptar que los de fuera  son más sagaces que nosotros?… Quizás nos falte astucia para comprenderlo después de todo.

Es verdad que no elogia la conducta del mayordomo (lo califica como malo) sino lo que elogia es su astucia. Si en los negocios y tareas del reino, pusiéramos el mismo esfuerzo e ingenio que se pone en los negocios y en los trabajos de los corralitos de aquí: otro gallo cantaría.

Porque también somos nosotros mayordomos, no de inmensas fortunas, sino de la mayor de todas: 9Y yo os digo: Haceos amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando falten, os reciban en las moradas eternas.

Esta parábola iba dirigida a  sus discípulos. ¿Comprendemos también ahora quién es el mayordomo?

Somos también mayordomos de riquezas concedidas injustamente, pues no son nuestras, y no sabemos que hacer con ellas respecto a los que nos rodean: Si aprendiéramos de ese mayordomo no esconderíamos nuestro mejor tesoro fuera del alcance de los demás. Si aprendiéramos de ese mayordomo no seríamos tan celosos en pensar que los deudores de nuestro Señor deberían pagarle la totalidad, aún sabiendo que a nosotros nos lo ha perdonado todo.

Si aprendiéramos de ese mayordomo, reflexionaríamos y actuaríamos sagazmente, dejando nuestro lenguaje caduco y colgando el hábito de administrador rancio para ganar amigos eternos.

Tiempo, capacidades, ingenio, recursos… hasta diez minas nos han sido confiadas: ¿Recordáis la parábola? (Lc 19:11) ¿Y quién obtuvo recompensa: el qué puso las minas bajo el colchón (bueno, fue en un pañuelo) o el qué meditó como sacarles partido? Hasta Jesús, sin estar subscrito al Financial Times , reprendió al siervo extra-precavido de esconder su capital y no invertirlo en el banco  Y eso que eran tiempos en que los bancos no garantizaban hasta los 100.000 €.

Dios no juzgará solamente a los que manejen ingentes cantidades o tengan lujosos despachos en la última planta de imponentes rascacielos. No sólo pedirá cuentas a quienes vuelen en jets privados o se paseen en coche oficial.

¿A quién pedirá más cuentas: aquél que salga en la lista anual de la revista Forbes o aquel cuyo nombre esté escrito por siempre en el libro de la vida?

10El que es fiel en lo muy poco, es fiel también en lo mucho; y el que es injusto en lo muy poco, también es injusto en lo mucho. Estas dos frases forman un sistema de ecuaciones que ya han sido demostradas en cada época, en cada lugar y en cada clase de sociedad. Y como en toda clase de economía que se precie, no podía faltar el razonamiento matemático y sus consecuencias lógicas:

11Por tanto, si no habéis sido fieles en el uso de las riquezas injustas, ¿quién os confiará las riquezas verdaderas?

Las riquezas de verdad, las que permanecerán: ¿Cómo se les va a confiar a los que han provocado en nuestro mundo tal crisis de confianza? Sería un contrasentido. ¿Cómo se les va a confiar a los usureros que han acaparado toda la fortuna dejando el corazón financiero de un mundo moribundo que tiene que ser reanimado inyectando liquidez  para ver si logra detener su hipertensión bursátil?

12Y si no habéis sido fieles en el uso de lo ajeno, ¿quién os dará lo que es vuestro? Y si ya identificamos que los de las riquezas injustas no eran solo los tiburones de las finanzas que huelen los pelotazos para amasar fortunas que solo circulan en el restringido tráfico de las influencias; ¿quiénes son ahora éstos que tampoco son fieles en el uso que hacen de lo que es de otro?:

Espero que los reconozcas, son los que ya conocen que lo que tienen no les pertenece,  y aunque no lo parece, saben que esos recursos han sido concedidos temporalmente por su Señor para una obra mayor, y sin embargo, siguen los mismos parámetros de los súbditos que viven en la llamada sociedad de consumo.

13Ningún siervo puede servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. No me las quiero dar de exegeta, pero literalmente el término riquezas es Mamón, que es el dios de las riquezas. En algunas biblias está traducido así y en otras se anota a pié de página. Y creo que esta palabra no puede ser más descriptiva, porque Mamón es quien chupará nuestra energía, consumirá nuestros talentos y cuando haya succionado todo lo aprovechable es nosotros, nos dejará como Mamón que es.

Sí, Mamón es el dios de este mundo y el consumo, su billete a él. Nos predica cada día, a cada hora en el altar de cada casa, en pantalla plana y hasta de 50 pulgadas. Y tiene imágenes por todo el reino, bajo tierra en el metro, ó erigidas en azoteas y en postes de carretera. Bombardea con mensajes que consiguen exaltar la fiebre consumista incitando incluso a comprar aquello que no se necesita a plazos seis meses vista. ¿Cómo lo hace? Susurrando con persuasión lo que tu cabeza precisa. ¿Por qué? «Porque tú lo vales».

Y como en la actualidad si el consumo insatisface a Mamón nos la hace pagar con anuncios de recesión. ¡Este es el monstruo que hemos creado! ¡Un dios a imagen y semejanza de la naturaleza caída del hombre!

Recapitulando, si tu señor son las riquezas idea todo tipo de trepas y mejor sé buen emprendedor. Por el contrario, si a Dios sirves con todo, sea mucho o sea poco, tu galardón eterno será el hazmerreír de todos. Aún así, Jesús, en su función de asesor financiero,  te advierte que en esta inversión no hagas diversificación: Ningún siervo puede servir a dos señores.

Una de dos, o juegas las cartas y confías en tu suerte, o pasas del gamado cristal y porfías de la suerte que dicen poseer afamados y chusqueros e interpretas de una vez sus efímeros sueños. Y verás que ante una crisis de tomo y lomo, mitigará de la psicosis que tiene todo mayordomo.

De esto advirtió Jesús, y Él sí que lo vale. Y aún pagó con su vida por los desfalcos del día a día de nuestra mayordomía.

4 respuestas to “El mayordomo infiel”

  1. no entendia esta parabola y ahora con leer este articulo logre tener un claro entendimiento de lo que significa

  2. gracias por la esplicacion ya pude entender el pasaje

  3. Tremenda exposición e interpretación bíblica actualizada de los asuntos del Mundo – Derrochador – Capitalista y su Contraste – Similitud con el Reino de Dios.


Deja un comentario