de
Lidia C. Antuña
El envejecimiento de la población es un fenómeno
relativamente nuevo en la historia de la humanidad. Es un
reto que hay que afrontar, en nuestros días es posible
llegar a viejos y hay que envejecer correctamente. Sin embargo
la vejez se contempla vulgarmente como una realidad que afecta
a una parte de la población. Los viejos se configuran
como una categoría independiente del resto de la sociedad.
Nos encontramos con distintas concepciones de vejez. Hay
una vejez cronológica que en realidad se basa en la
edad del retiro del ámbito laboral, entonces decimos
que a partir de los 65 años se es viejo.
Existe una vejez funcional que utiliza viejo como sinónimo
de incapaz o limitado. Esto es erróneo pues la vejez
no significa incapacidad y hay que luchar con la idea de que
el viejo es funcionalmente limitado.
La vejez como cualquier otra edad posee su propia funcionalidad,
las barreras a la funcionalidad de los ancianos surgen con
frecuencia de las deformaciones y mitos sobre la vejez más
que de reflejos de deficiencias reales.
Pero si queremos encontrar una concepción de la vejez
más equilibrada, podemos reconocerla como una etapa
vital, basada en el reconocimiento que el transcurrir del
tiempo produce efectos en la persona, la cual entra en una
etapa distinta a las vividas anteriormente, semejante a otras
etapas vitales como pueden ser la niñez, la adolescencia.
La vejez constituye una etapa más de la experiencia
humana y por lo tanto puede y debe ser positiva y de desarrollo
individual y social.
La Gerontología es de interés para toda las
sociedades. Para el que envejece y para el profesional que
le ayuda a envejecer correctamente. Se desarrolla como una
nueva dimensión de varias ciencias y de varias profesiones,
sobre todo en el campo de lo social y de la salud. Cada una
define la vejez desde sus puntos de vista y tienden cada vez
más a trabajar en equipos interdisciplinarios para
trascender lo más posible las perspectivas propias
de cada especialización. Solamente con la complementariedad
de las diversas disciplinas podremos englobar la totalidad
de estos fenómenos y descubrir su unidad y estructura
dinámica.
Generalmente tratamos a los viejos como niños, escuchamos
sus preocupaciones como pueriles. Sin embargo una buena relación
con ellos tendría que permitirles ser mas de lo que
expresan de si mismos, porque esto les permitiría vivir
la relación que tenemos con ellos como una relación
de crecimiento. Otro de nuestros errores en el trato con los
mayores es esa tendencia a identificar a los ancianos por
lo que han sido o hecho: "empleado jubilado de...",
"vivía en...", "tiene tres hijos",
etc. De esta manera no reconocemos en ellos la existencia
de una gran riqueza todavía por expresarse, es como
si en sus realizaciones pasadas se agotara su riqueza existencial.
Nos planteamos la necesidad de lograr una definición
de la ancianidad desde el punto de vista del principal interesado,
del que está envejeciendo. Para mejorar la calidad
de vida de los mayores es necesario comprender qué
significa ser viejo, cómo se ven los viejos a si mismos
y cómo ven su vida.
La capacidad de establecer una relación de calidad
con las personas mayores no es el fruto de técnicas
ni métodos, es el reflejo de la calidad de ser de aquel
que interviene, al igual que el arte de ser viejo depende
del modo como una persona se sitúa frente al devenir
personal. La vida se desarrolla expresándose, cada
anciano debe encontrar su lugar y su modo de expresión
y nuestra ayuda desde la Gerontología debe tener como
objetivo favorecer a su devenir personal. Aún en tiempo
de vejez, el crecimiento personal es posible, porque la personalidad
puede aún encontrar cómo expresarse y es la
relación interpersonal la que ofrece la posibilidad
de comunicación y está en nosotros ofrecerles
el terreno donde desarrollarse.
Cuando el adulto mayor llega a nosotros, es importante mantener
varias entrevistas que nos permitan aproximarnos a su realidad.,conocer
su relación con su familia, comunidad y entorno.
Es fundamental saber con cuanto capital social y relacional
cuenta. Recordemos que en la vejez hay un empobrecimiento
de la calidad y cantidad de los miembros de la red social
,y que la competencia socio-afectiva y cognitiva está
relacionada con estas redes familiares y sociales que la facilitan
y potencian. Y está en nosotros armar las estrategias
necesarias que le permitan recuperar esas competencias que
le darán una mejor calidad de vida.
Está en nosotros ofrecer nuevos modos de participación
social, revalorizar las redes familiares y sociales que los
arrancarán del anonimato y fortalecerán su identidad.
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