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ESCUELA DE MÚSICA SIRINX. CLARINETE


El clarinete. Sus partes.



En este documento:
Introducción
Boquilla
Barrilete
Cuerpo
Campana
LLaves y anillos
Corchos
Zapatillas
Pivotes, tornillos y muelles
Soportes y espigas
Caña
Abrazadera

Es realmente increíble que después de todo lo que le ha ocurrido al clarinete, y de ver toda su evolución, al escuchar uno en la actualidad no pensemos en múltiples desgracias, como desafinación, desigualdad, muelles rotos, zapatillas con agua, etc. La base la impuso un hábil fabricante de instrumentos francés, Buffet-Auger, que montó su fábrica en París. La única ayuda "mecánica" de que disponían era la del torno de pedales.

La boquilla

Boquilla de clarinete

La importancia de la boquilla del clarinete está en la abertura, la tabla, las paredes, el techo y los bordes de la misma; todo a su alrededor se modifica siguiendo la característica del tubo, remachándose en forma de bisel para comodidad del embocamiento.

La abertura de la boquilla, desde que empieza hasta la punta puede situarse entre 0,5 y 25,5 mm, y la distancia de la punta de la caña en reposo a la de la boquilla de 0,15 a 1,3 mm.

La cavidad de la cámara interior depende de los llamados techo, paredes y bordes; si el techo es plano el sonido será claro, y si es curvado más oscuro, función que juega conjuntamente con las paredes. Si los bordes son gruesos dificultan la vibración de la caña, y si son finos impiden que el batimiento sea lo bastante sólido, restando fuerza a la lengüeta.

No existe ninguna ley que denomine el tipo de boquilla que le pueda interesar a un clarinetista; es conveniente que elija entre un buen número de las existentes hoy día, considerando el material de que están hechas.

Aparte de los gustos personales por el timbre o color de sonido que pueda tener una u otra boquilla hay varios puntos que son determinantes, como son la conformación bucal del clarinetista, y la adaptación de la columna de aire con el instrumento, ya que no sería lógico asociar la boquilla alemana -tan diferente a la francesa- a un clarinete sistema francés.

Hubo un tiempo en que las boquillas eran de madera, sobre todo de ébano, aunque actualmente el material más usado es la ebonita, aunque hay gente que prefiere usar boquillas de cristal. La diferencia estriba en la resonancia de cada material. Con la boquilla de ebonita, si la caña no está igualada en la parte que vibra, a menudo cuando se cambia de registro salta su sonido a los armónicos sobreagudos, lo que suele conocer como "pitidos". La boquilla de vidrio no tiene esa resonancia, por lo tanto esos "pitidos" no se producen. En estas boquillas -las de cristal- la emisión es tranquila e igualada, pero el sonido se reduce timbricamente.

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El barrilete

Barrilete de clarinete

Es una pieza cilíndrica, ligeramente abultada en el exterior. Esta parte del instrumento es muy importante, se puede decir que se trata de una prolongación de la boquilla, o una prolongación del cuerpo superior. De hecho han existido boquillas más largas, al igual (con más frecuencia), que cuerpos superiores más alargados, sustituyendo de cualquier forma al actual barrilete.

Existen de distintos tamaños que oscilan entre 64 a 67 mm aproximadamente. No cabe duda de que de su forma cilíndrica depende la calidad global del sonido, pero lo más importante en la influencia sonora es su densidad de materia y espesor del mismo.

El barrilete ligero, hecho de ebonita, consigue una sonoridad fácil pero excesivamente clara; al tiempo que calienta muy rapidamente, hecho repercute mucho en la puesta a punto del instrumento. El barrilete más pesado, de madera densa y espesor considerable, produce un sonido más sombrío, lleno y aterciopelado: aunque tarde más en entrar en calor, también lo conserva más uniforme y estable. Por tanto es imprescindible saber que de 15 a 30 minutos necesita el clarinete para estar a punto. Si cambiamos de instrumento con la misma boquilla éste se encuentra totalmente frío, pero si el cambio lo realizamos con boquilla y barrilete, en el nuevo instrumento apenas notaremos diferencia.

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El cuerpo

Cuerpo superior de clarinete Cuerpo inferior de clarinete

Ya sea de una pieza o de dos (superior o inferior), es preferible tratarlo desde un punto de vista acústico. Cualquiera que sea la forma del tubo, tendrá siempre que conservar unas características muy particulares. El calibre de las herramientas empleadas en la perforación del tubo representa un secreto importante del proceso de fabricación; cada casa o firma tiene su propio taladro especial que juega un papel importante en la columna de aire que por sus vibaciones produce el sonido. El acabado del tubo en el interior nos presenta otra cuestión a discutir. Aunque la mayor parte de las empresas de fabricación también ocultan este secreto, no cabe duda que para evitar acumulaciones de las gotas de condensación de agua y evitar en mucho las roturas de la madera, ésta debe ser tratada con un pulimento especial a la presión y temperatura necesaria; lo ciero es que el clarinetista, después de tocar, debe limpiar perfectamente toda el agua interior con su correspondiente vapor en sus laterales dejándolo lo más seco posible; y si por algún agujero se ha condensado agua, es importante no guardar el instrumento sin antes secarlo junto con la zapatilla.

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El pabellón o campana

campana de clarinete

Al igual que en el barrilete, la materia, el peso y la densidad de la madera desempeñan un papel importante. Su forma, que es una continuación del cono que se produce al final del cuerpo inferior, refuerza muy considerablemente los tres sonidos más graves del clainete, al tiempo que le da sus correspondencias agudas pureza y calidad. Si sacamos un poco el pabellón de la espiga del cuerpo inferior, afectará muy directamente en la afinación de las notas antes mencionadas, acusándose mucho más contiene una llave extra para el mi bemol grave.

El pabellón es tallado en pequeños bloques de ébano o de granadilla, en forma de pirámide truncada, midiendo 40x40mm la parte alta y 65x65 en la baja, con una altura de 120 mm. El proceso de secado y espera antes de la talla es, como en el caso del barrilete, enhebrados en cuerdas y dispuestos en un almacén, donde tendrán que esperar unos tres años.

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Las llaves y anillos

El clarinetista debe disponer de una fácil colocación de llaves a su medida, con un mecanismo que responda a sus necesidades. Las llaves generalmente están hechas de níquel y latón, son flexibles -un poco- y adquieren mucha fuerza con el baño que las recubre. Existen tres tipos de baño: el níquel, ya sea fino o grueso, la plata y el oro; a menudo se reservan estos dos últimos para los mejores instrumentos. El baño de cromo también se utiliza, pero su inconveniente es que se corta cuando se dobla la llave; sin embargo es más resistente, y los dedos agradecen el contacto. La plata tiene tendencia -además de su cuidado- a retener los dedos, y en el oro, sin embargo, resbalan con más facilidad.

Las llaves son estampadas a grandes presiones dentro de un molde standard, cada llave se adapta al controno del molde con la máxima presión. Luego viene el hábil manejo de la soldadura, que rapidamente realiza un experto. Una sosegada operación se prepara para el pulimento, no sólo en las llaves, sino en todos los accesorios de metal, siendo dicha operación confiada a una máquina.

La historia de las llaves es el paralelo de la evolución del clarinete. Una llave ha hecho posible lo que hoy es el instrumento.

La llave se divide en espátula y vástago; la espátula portadora de la zapatilla puede ser plana (1700), casquete esférico o cóncava (1812), o conicocilíndrica (1830-1842).

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Los corchos

Todas las llaves llevan en su extremo opuesto al de la zapatilla un corcho, ya permanezcan abiertas como cerradas.

Es natural pensar que gracias al corcho la llave o el mecanismo en general no produce ruido al ser accionado; pero, lo más importante es saber que depende todo del espesor del mismo. Si se trata del corcho de una llave, se trata de que ésta levante lo justo, a fin de que el sonido que produzca no sea demasiado obscuro o demasiado claro, es más, que no quede desafinado hacia arriba o hacia abajo. Cuanto más abierto quede el agujero, más grave será el sonido, y al revés. Si el corcho sirve para el automatismo entre llaves o entre los anillos, es vital para nivelar el mecanismo. Resumiendo: no hay que perder de vista la buena disposición de los corchos, porque guardan el equilibrio de todas las llaves del instrumento

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Las zapatillas

Elementos indispensables del clarinete son la variedad de zapatillas que contiene en cuanto a tamaño. La zapatilla es, y se comporta, como la yema de cada uno de los dedos que obstruyen los agujeros; buscar ahora un material que se asemeje a sus funciones es y ha sido la meta de los fabricantes de clarinetes.

La zapatilla generalmente se compone de tres partes, una base de cartón fino, un fieltro de espesor adecuado a su tamaño, y un plástico que recubre el fieltro y el cartón. Cabria la forma de mejorar esta zapatilla con el fin de evitar dos problemas que constantemente surgen y afectan al instrumento, la impregnación de agua por los poros del plástico, que se produce fácilmente en el punto de contacto con el agujero, y que el plástico ofrece menos resonancia que otro material. El último tapón de moda es el corcho, que ha estado en boga en Estados Unidos. Tallado con un corcho excelente, posee las ventajas de todos los precedentes: impermeabilidad, estabilidad, bastante buena resonancia, silencio y larga duración.

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Los pivotes, tornillos y muelles

Cuando los tubos del clarinete (cuerpo superior e inferior) pasan a la máquina que perfora todos los agujeros laterales, ésta también prepara las pequeñas cavidades superficiales en las cuales estarán atornillaods los pivotes, en otra máquina seguirá el horadamiento acabado, lo mismo que las muescas en que se descansarán los muelles y puntos de guía.

Estos pivotes de forma esférica tienen la gran misión de sujetar las llaves por medio de tornillos, unos cónicos, otros cilíndricos. En su mayoría, además, alojan los distintos muelles o resortes de aguja. Como vemos, los pivotes esféricos sujetan todas las llaves por medio de tornillos, por lo tanto el clarinetista debe cuidar la posible olgura o razadura que podría entorpecer la técnica; dicho cuidado radica en engrasar muy ligeramente los puntos de apoyo con un aceite fino (no, no vale el de oliva :-).

Tenemos dos clases de muelles en el clarinete, los de aguja y los de ballesta. Estos generalmente son de acero templado, siendo los más usados los de aguja. No obstante el sistema Müller contaba con trece muelles, todos ellos de ballesta; a partir de l ainclusión del sistema Boehm aparecen los de aguja de forma más generalizada.

En los clarinetes sencillos modernos aparecen siete de ballesta que se encuentran en el cuerpo superior. Estos muelles tienen la misión de presionar la llave cerrando el agujero; el punto de apollo de dichos muelles en el cuerpo del clarinete suele estar recubierto de metal, a fin de evitar que el roce continuado con la madera produzca muescas.

Cuando el instrumento sale de fábrica, todos los muelles tienen la presión conveniente para cumplir su objetivo, presión que variará con el uso, motivando, a veces, pequeños ajustes para acomodar dicha presión a la de sus dedos.

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El soporte y las espigas

Algunos clarinetes que se fabrican llevan el soporte de apoyo corredizo en el cual se apoya el pulgar derecho, entonces, el intérprete se lo gradúa según sus necesidades. El soporte fijo, que aún se fabrica en gran cantidad, representa en muchos casos un gran problema de acoplamiento.

El soporte al que nos referimos también tiene su historia; desde Denner hasta Müller muchos clarinetes no tenían soporte por ser de fácil manejo en su peso; es más, durante los primeros cincuenta años de vida del clarinete, el dedo pulgar estaba destinado a acomodarse en la tercera llave, hasta que ésta cambio su posición.

El clarinete tiene cinco piezas; en consecuencia, como punto positivo, es fácil de limpiar y desmontar, se puede guardar en un estuche reducido, y si se raja la madera se puede reemplazar la parte estroeada. Su punto negativo es el inconveniente acústico, puesto que toda modificación que encuentre la columna de aire en el interior del tubo resta velocidad y nitidez tímbrica, aunque la diferencia, a veces, no sea audible.

El corcho que rodea la espiga es conveniente que sea muy fino y no muy poroso; constantemente hay que engrasarlo con sustancias que penetren y guarden el mayor tiempo posible la suavidad. Con el fin de resguardar la punta o borde de la espiga, a veces se acopla un aro de metal, al igual que en su alojamiento, principalmente en la junta central. Para más seguridad, todas las juntas, en su parte exterior, tienen un anillo metálico. En principio dichos anillos eran de plata y oro, estando muchos de ellos adornados con dibujos.

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La caña

El origen de las cañas viene de España, Italia y Francia. Las cañas francesas tienen una bien ganada reputación mundial, se encuentran en el Sur, entre las mesetas situadas desde Frejus a Toulon. En España e Italia se encuentran en las regiones meditarráneas.

Es importante tener durante su cultivo un cuidado especial. Las cañas destinadas a la fabricación son cortadas en el mes de Junio, acto seguido se ponen a secar al sol, dándoles cada día una cuarta parte de vuelta. Este secado requiere bastante tiempo y mucha precaución, porque la cálidad de la caña depende de ello. Una vez adquiera un color amarillente ya se puede poner a disposición de la fábrica.

La elección de la caña es tarea importante, ya que de ella depende en gran medida la calidad del sonido. Es muy dificil encontrar una caña que reúna las condiciones idóneas, siempre es demasiado fuerte o demasiado blanda, con poco cuerpo o con demasiado, con buenos agudos pero malos graves o al revés. Se pueden arreglar con una cuchilla, pero de una buena caña depende el éxito o el fracaso en un concierto.

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La abrazadera

Como ya hemos visto, a partir del año 1815 I. Müller fue el primero que sustituyó el cordel por una abrazadera de metal. La abrazadera metálica, o de cuero o material sintético similar, se utiliza prácticamente por la mayoría de los clarinetistas en la actualidad.

Actualmente hay una gran varidedad, metálica rígida con los tornillos en la parte inferior, de material con un tornillo de rosca rápida en la parte superior, con un cordón o varios en la parte central, donde está en contacto con la caña, con chapas intercambiables de diferentes formas, etc.

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