¡Caracoles!

Estos pequeños moluscos pueden ser un manjar riquísimo para el paladar de algunos y repelentes sólo por su aspecto para otros. Afortunadamente para los primeros Madrid es una ciudad que ha fomentado el placer de degustar los caracoles guisados.

Los caracoles en la calle Toledo 106

Son muchos los restaurantes y bares de la ciudad donde se puede apreciar el inconfundible sabor de los caracoles. El céntrico barrio de La Latina se lleva la palma en la oferta caracolera, ya que acoge los dos bares madrileños más tradicionales que presentan casi como única vianda para sus visitantes cazuelas repletas de caracoles. 

 Los caracoles de la calle Toledo 106

 En el número 106 de la calle Toledo (casi en la misma glorieta de la Puerta de Toledo) está enclavado uno de los bares más castizos de la capital. Su fama la ha conseguido gracias a los excelentes caracoles que preparan en sus fogones. La última cocción de este guiso la dan en un fuego, preparado al efecto, en la barra para que los clientes puedan ver cómo dan el último hervor esos bichitos que después harán las delicias de quienes allí llegan.

La receta es un misterio de la casa. Solo se sabe que el laurel no falta en la preparación, como se puede intuir por alguna que otra hoja que de este árbol aromático se escapa en la fuente de presentación. Sin mucho acompañamiento de embutido porcino, la salsa no roba protagonismo a los caracoles, aunque los proporciona el regusto  final que ensalza el propio sabor del molusco.

En Los Caracoles de la calle Toledo también se pueden probar unas excelentes y enormes croquetas de cocido con el sabor y color característico de esta variedad de un plato tan español. 

 

Los caracoles (Casa Amadeo) en la Plaza de Cascorro 

 

Los caracoles (o Casa Amadeo) en la Plaza de Cascorro

Entrar en Casa Amadeo, en la Plaza de Cascorro 18, es tener garantizada la buena acogida por parte de su regente. No se le escapa un solo cliente sin saludar y sin «ser atendido como Dios manda», según dice orgulloso el propio Amadeo que dirige este bar especializado en caracoles desde hace casi 70 años.

Aquí los caracoles se guisan con chorizo, que enriquece el sabor del caracol. Amadeo además no permite que se quede nada en el plato. Finiquitados los caracoles, el comensal tiene la obligación de mojar pan en la salsa para no desperdiciar nada (pensaremos aquello de ¡un día es un día!). Tal es el éxito de estos caracoles que los preparan para llevar y comerlos en casa tranquilamente.

En Casa Amadeo también se puede comer oreja de cerdo preparada en salsa, entre otras muchas tapas y raciones tan tradicionales en los bares que plagan la zona del Rastro y alrededores.

Ármense de tenedor o palillo para llegar hasta el fondo de la concha del caracol y cazar al bicho que llevan dentro.

Efecto Madrid les recomienda esta ruta castiza de los caracoles. ¡Buen provecho!

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