martes, 24 de abril de 2007

Organización científica del trabajo

Después de darme unas vueltas por Internet buscando información sobre cómo organizar el trabajo, he pensado que puede ser interesante comentar un poco en qué consiste la Organización Científica del Trabajo.

La organización científica del trabajo es una concepción organizativa desarrollada principalmente por Taylor a principios del siglo XX. El Taylorismo se podría resumir en 3 principios básicos:

1º El racionamiento y el cálculo a partir de la observación y la experimentación. La producción se obtiene con la menor cantidad posible de tiempo aplicado por unidad de producción, posible gracias a la dirección del trabajo y el estudio de tiempos y movimientos.

2º Es necesario ubicar al personal adecuado en su tarea correspondiente, según sus capacidades.

3º Si los trabajadores se centran, más que en elevar sus sueldos, en el objetivo último de elevar el valor agregado, crecerán simultáneamente las ganancias, las remuneraciones, los ingresos de ambas partes.

Básicamente se crea una distinción entre las tareas de creación y las de ejecución. De esta manera se consigue, en su día, una revolución organizativa que da el salto del mundo artesanal (creación + ejecución) al mundo industrial: creación por un lado (dirección), ejecución por el otro (trabajo mecánico).

Creo que debemos tener en cuenta también que el momento en que surgió este pensamiento, la competencia no era la misma que ahora y eso hace que un pensamiento de este estilo pueda quedarse corto a la hora de organizar las empresas actuales, olvidando un poco las motivaciones jerarquizadas establecidas según Maslow, y combinando este hecho a que cada vez son más las máquinas quienes se encargan del trabajo mecánico.

2 comentarios:

santi gonzalez dijo...

Sin duda alguna, éste es un pensamiento eficiente en lo que conlleva a la organización laboral y al aumento de productividad por parte de una empresa (algo muy necesario para pasar, como dices, de la artesanía a la revolución industrial).

Los dos primeros puntos del Taylorismo son obvios:

1) Por mucha estrategia y tactica que tengas, lo que al final sirve para contrastar los resultados con lo esperado no es la planificación en sí, sino la observación de cuan acertada fué esa planificación y, en caso que no estubiera del todo afinada, modificarla para adaptarla a las necesidades reales más que a las estimadas.

2) Lógicamente, toda persona rinde más si se dedica a aquello con lo que mejor se desenvuelve. Si eres bueno chutando el balón, sería ineficaz que te pusieran de portero. Nada a comentar sobre este punto.

Dónde sí que tengo alguna discrepancia es en el tercer punto:

3) Estamos de acuerdo que, en teoría, si un trabajador se centra en hacer bien y cada día mejor su trabajo, teóricamente eso debería suponer un beneficio mayor a la empresa, y un aumento del sueldo en consecuencia. Pero la realidad, en la mayoría de los casos, dista bastante de este planteamiento: que una empresa crezca no necesariamente tiene que significar un aumento de sueldo. No al menos en el concepto que nos interesa como curritos. Cierto que el jefe duplicará su sueldo, pero dificilmente se acuerde de su asalariado desde su yate en alta mar. Tal vez le de algún aumentillo de vez en cuando, para mantenerlo callado, pero no en la parte que le debería tocar, y no nos engañemos: nosotros (al menos yo) en el trabajo, intercambio esfuerzo y horas de mi vida a cambio de dinero.

Joan Romano dijo...

Está claro que Taylor, dados sus conceptos y aplicaciones prácticas utilizadas, es una persona que proponía una metodología algo mecanicista a partir de la aplicación de ciencias como las matemáticas y la física. Buscaba imponer orden dónde allá donde este era escaso y establecer nuevas formas de trabajo a partir de la racionalización.

Visto esto su organización pretendía en arreglar las necesidades económicas tanto de empresarios como de trabajadores. Hasta aquí todo muy bien, pero ello debe implicar un cambio radical en la manera de pensar de muchos empresarios y trabajadores. En no buscar la comodidad y en no ver el trabajo como una obligación, buscando así el aumento de la producción, cosa que aumentaría el aumento salarial.

Como bien dice Luís, todo esto se queda quizá un poco corto y es un poco idea feliz, porque el concepto en sí es muy bonito para los empleados, que sí ven ampliadas sus ganancias, pero no en los trabajadores, ya que no es tan seguro que el salario se vea aumentado una vez se vea aumentada la producción.

Cierto es que no parece nada difícil ubicar al personal donde este pueda desenvolverse mejor y así pueda ayudar en mayor medida a la empresa, pero si es muy difícil llegar a motivar a éste hasta cierto punto de que se olvide que trabaja pensando en cierto sueldo y únicamente pensando en cuanto producir, ya que si un trabajador no ve respuestas por parte de los empresarios (que difícilmente las hay, porque como ya he dicho antes, casi nunca, actualmente al menos, el aumento de la producción y ganancias por parte de los mandatarios no suele conllevar consigo un aumento en el salario de los trabajadores).