Las cosas se van acomodando (esclavismo)

Las cosas se van acomodando

(como zapallo en carro)

Hemos visto cómo las cosas producidas por los hombres se multiplicaron de modo de permitir que una parte de ellas pudiera ser apropiada por un grupo privilegiado, que se ocupaba de centralizar el excedente, redistribuir una parte de él, y consumir otra parte en provecho propio.

Ahora vamos a ver cómo sucede lo mismo en una sociedad distinta, en la economía de producción mercantil con trabajo esclavo de la antigua Grecia y de Roma.

La propiedad de la tierra dejó de ser comunitaria (aldeana) para pasar a ser privada. Pero esto no significó que cada miembro de la sociedad pasó a tener su propia parcela de tierra… en cambio, sólo un grupo de personas ostentaba los títulos de propiedad, ya fuera de extensiones grandes o chicas de tierra.

El resto de la población constituía la fuerza de trabajo, y su relación laboral tomaba la forma de la esclavitud. Esto es, el trabajador formaba parte de las propiedades del dueño, como cualquier herramienta o cualquier animal, y podía utilizarse hasta el agotamiento o incluso destruirse a voluntad del propietario.

Así, la esclavitud fue la condición necesaria de la enorme libertad de los ciudadanos, los hombres libres y propietarios, de las polis griegas, y fue la base del glorioso auge cultural que ocurría en los centros urbanos, donde se concentraban los griegos libres que recibían los ingresos de sus propiedades esclavistas en el campo.

Entonces se hace transparente también en esta sociedad, en dónde se produce el excedente, quién trabaja, quién no trabaja, y quién se apropia de trabajo ajeno.

Pero tan transparente es para nosotros como resultaba para los mismos griegos y romanos… veamos lo que dice Sócrates en La República de Platón:

Pero escucha ahora el resto del mito, «Sois, pues, hermanos todos cuantos habitáis en la ciudad -les diremos siguiendo con la fábula-; pero, al formaros los dioses, hicieron entrar oro en la composición de cuantos de vosotros están capacitados para mandar, por lo cual valen más que ninguno; plata, en la de los auxiliares, y bronce y hierro, en la de los labradores y demás artesanos’. Como todos procedéis del mismo origen, aunque generalmente ocurra que cada clase de ciudadanos engendre hijos semejantes a ellos, puede darse el caso de que nazca un hijo de plata de un padre de oro o un hijo de oro de un padre de plata o que se produzca cualquier otra combinación semejante entre las demás clases. Pues bien, el primero y principal mandato que tiene impuesto la divinidad sobre los magistrados ordena que, de todas las cosas en que deben comportarse como buenos guardianes, no haya ninguna a que dediquen mayor atención que a las combinaciones de metales de que están compuestas las almas de los niños.Y si uno de éstos, aunque sea su propio hijo, tiene en la suya parte de bronce o hierro, el gobernante debe estimar su naturaleza en lo que realmente vale y relegarle, sin la más mínima conmiseración, a la clase de los artesanos y labradores. O al contrario, si nace de éstos un vástago que contenga oro o plata, debe apreciar también su valor y educarlo como guardián en el primer caso o como auxiliar en el segundo, pues, según un oráculo, la ciudad perecerá cuando la guarde el guardián de hierro o el de bronce». He aquí la fábula. ¿Puedes sugerirme algún procedimiento para que se la crean?
-Ninguno -respondió–, al menos por lo que toca a esta primera generación. Pero sí podrían llegar a admitir- la sus hijos, los sucesores de éstos y los demás hombres del futuro.
-Pues bien bastaría esto sólo para que se cuidasen mejor de la ciudad y de sus conciudadanos; pues me parece que me doy cuenta de lo que quieres decir.

Del mismo modo opinaban pensadores como Aristóteles, que reconocían sin ambages las desigualdades sociales de su tiempo, y es que de hecho la extracción de trabajo mediante la esclavitud es una relación tan evidente que no hay forma de negarla. Cualquier pensador que hubiera intentado disimularla habría recibido las burlas de todo el mundo, desde el más sabio hasta del niño que recién empieza a balbucear.

Entonces quienes querían defender ese orden se limitaron a legitimarlo con otras argucias. Y admitieron que el bienestar de la clase dominante se basaba en la explotación del trabajo esclavo… pero en cambio afirmaron que esa explotación estaba bien. Porque los esclavos no serían del todo seres humanos, como sí lo serían los ciudadanos griegos y romanos. Vemos que se recurre a ciertas ideas sobre lo que es la  naturaleza para hacer la apología de una situación determinada. Este uso y deformación de «lo natural» se repetirá en posteriores construcciones ideológicas. Veamos lo que decía Aristóteles:

“Mandar y ser mandado no sólo son hechos, sino también convenientes, y pronto, desde su nacimiento, algunos están dirigidos a ser mandados y otros a mandar.»

Esta forma de justificar la explotación sólo fue adecuada para su época, puesto que en otros momentos las relaciones sociales se organizaron de otras formas que pronto veremos, y entonces las formas de explicar y de defender esas relaciones inequitativas de producción tuvieron que adaptarse.

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Acerca de Ezequiel

Marxista.
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19 respuestas a Las cosas se van acomodando (esclavismo)

  1. Nico dijo:

    Ezequiel leyendo tus comentarios, pensé en el dinero como ejemplo donde se negaría la utilidad decreciente. ¿ Cómo lo ves?

    • Ezequiel dijo:

      No sé bien a qué te referís, si querés explayate todo lo que te parezca. Pero lo que sí me recuerda tu comentario es que los austríacos y neoclásicos no pueden explicar qué es el dinero sin caer en una mera enumeración de funciones, y además no pueden explicar el valor del dinero. Cito a Astarita en «Valor…», Cap. 1, (disponible en la biblioteca de Humanidades de la UNLP):

      «…en tanto para el conjunto de las mercancías el valor deviene de sus propiedades físicas y naturales -vinculadas al valor de uso-, en el caso del dinero hay que razonar a la inversa: su valor de uso presupone un valor de cambio…»

      A los ortodoxos no se les enseña este problema, y cuando se los confronta luego con el mismo, es demasiado tarde: no les importa.
      Si vamos a la explicación de Marx (que cito en algún post) de que para el vendedor el dinero no tiene valor de uso (solamente valor de cambio), queda aniquilada la explicación austríaca del valor, y queda en pie solamente la versión neoclàsica que admite unos «costos de producción» derivados de los «costos de los factores». Los economistas de Cambridge se encargaron de refutar a los neoclàsicos en este y otros puntos (Sraffa, Garegnani, etc.) y todo esto está resumido en el libro de Astarita.
      Saludos.

  2. Nico dijo:

    Me refiero Ezequiel al clásico ejemplo del vaso de agua para representar la utilidad marginal decreciente. Haciendo una analogía con el dinero, por ejemplo, cada billete de dolar o de euro que tuvieramos de más, no representaría una menor utilidad y nunca se cubrirían las necesidades.

    En el blog de Chemazdamundi, comenté el otro día, si tenía una respuesta para la paradoja de que una porción de los beneficios constituye los salarios, que a su vez constutuirán en gran medida la futura demanda, y que esto llevaba a inevitables crisis de sobreproducción. Le pregunté si tenía alguna salida teórica ( yo creo que tengo una, pero muy difícil de que se plasme en la realidad) y si creía que esta solución se daba actualmente.

    También le pregunté acerca de la paradoja del liberal paretiano y le pedí su opinión de Karl Polanyi y su teoría del capitalismo cultural. Pero no me ha desfiltrado el comentario ni ha respondido.

    Mis conocimientos en economía son muy de base, pero me interesa cada vez más la materia, reflexionando sobre vuestra discusión de la TUM creo que el problema viene por lo que dices de que la TUM es una foto estática, donde se obvian muchas variables, algo como un modelo teórico impuesto a martillazos que idealiza la realidad . Es decir para mi también el mercado fija más los precios por el poder negociador de monopolios, por su poder cultural, el control de las rutas de comercio y las cadenas de distribución que por pura oferta y demanda.

    Gracias por tu respuesta.

    • Ezequiel dijo:

      No lo había pensado, pero sí creo que se puede usar el caso del dinero para ejemplificar una utilidad no decreciente. Tendría que pensarlo mejor.
      Pero si tenemos en cuenta que el dinero no se ambiciona sólo con vistas al consumo, sino sobre todo (para los capitalistas) con fines de valorización del capital, podría suceder que cada nueva unidad monetaria no sea subjetivamente menos útil que la anterior. Esto se ve claramente en el caso de los bienes artísticos, con los que puede suceder que el consumo de nuevas «unidades» sea cada vez más placentero, a medida que aumenta la complejidad del disfrute.
      Justamente en el blog de Chemazdamundi no me publicaron un comentario larguísimo en el que incluyo la crítica de Astarita a la noción neoclásica de dinero, al que consideran como un mero intermediario en el camino hacia el consumo. Por el contrario, el capitalista en realidad se vuelve un fanático de la valorización del capital, y no es nada seguro que se pueda aseverar que su disfrute va decreciendo con la adquisición de cada nueva unidad monetaria. Y por supuesto, no se puede sostener que cada unidad de dinero se va adquiriendo con vistas a un consumo determinado (recuérdese la bóveda/pileta del Tío Rico).

      Sobre la formación de precios, en realidad para la TLV a largo plazo es la competencia la que los fija en proporción a sus valores. Pero a diferencia de los neoclásicos, se admite que no hay agentes económicos cualitativamente iguales que no puedan influir diferenciadamente sobre estos precios. En cambio, entre grandes empresarios y meros trabajadores sin medios de producción, o incluso pequeños burgueses, hay de hecho una capacidad distinta de actuar sobre el nivel de los precios, e incluso de determinar la demanda a través de la publicidad, etc.
      Saludos.

  3. Nico dijo:

    Muchas gracias por tu respuesta y disculpa la tardanza. Respecto a los preguntas que le planteé a Chemazdamundi ¿ que opinión tienes?

    Saludos.

    • Ezequiel dijo:

      Sobre Polanyi creo que no he leído nada, tal vez algún apunte aislado solamente. sobre la sobreproducción ligada al subconsumo, creo que se podría argumentar que no sólo consume el asalariado sino también el capitalista, por lo que un aumento de la ganancia respecto a los salarios no necesariamente llevaría a una disminución general del consumo, sino a una sustitución de la producción de unos productos básicos por unos productos suntuarios… pero este problema me excede, creo que Astarita ha dicho algo al respecto en su blog: http://rolandoastarita.wordpress.com/2010/08/28/la-explicacion-subconsumista-de-la-crisis/
      Sobre la paradoja del liberal paretiano no tengo opinión, tal vez luego comente algo, después de profundizar en el tema.

  4. Nico dijo:

    Por cierto me parece muy bueno tu ejemplo de las obras de arte. Si tomamos como ejemplo un libro se ve claro y diáfano que no hay una utilidad decreciente.

  5. Nico dijo:

    Aunque quizás se contrargumente que los libros tienen que ser el mismo, ¿ Pero qué empresa vende sólo un libro? ¿ Quién compra dos veces el mismo libro?. Otra vez pienso que se estrella los modelos teóricos con la realidad.

  6. Nico dijo:

    Me he leído los artículos de Astarita y Guerrero, que me parecen excelentes, además he dejado comentarios en ambos. Gracias por tu respuesta. La solución que yo veía al problema de las crisis de sobreproducción, era que se compensara con la demanda de trabajadores autónomos, además de otros capitalistas , pero claro esto es muy dificil que se de en la realidad y a grandes niveles se tienen que dar muchos desequilibrios por fuerza. Me pregunto si las grandes multinacionales y empresas que pueden arrasar la pequeña competencia, incluso vendiendo por debajo de costes, van a ir concentrando cada vez más el mercado y sean parteras de un sistema neofeudalista. En la política estamos viendo, como funcionan las puertas giratorias de la empresa al escaño, y como los políticos liberales pueden destruir la democracia, imponiendo tecnócratas, y privatizando todos los servicios públicos.

    Respecto a la paradoja del liberal paretiano, mi conclusión es que el libre mercado tiene fallos consustanciales y que estos implican que millones de personas se queden siempre por ejemplo sin comer, o en la pobreza. Aunque haya reducciones porcentuales, por el aumento demográfico hambrientos y pobres siguen creciendo en números absolutos. Y quizás el crecimiento económico necesario para que las migas fueran tan gordas que cubrieran las necesidades básicas de todos chocaría con los límites ecológicos. También si atendemos a la Paradoja de Jevons, la tecnología tampoco solucionaría la papeleta como les gustaría a los cornucopianos.

    Vengo también reflexionando sobre la traslación de la servidumbre en los predios a la economía, como está servidumbre que se podría equiparar a servicios públicos, gastos sociales, etc sobre el derecho a la propiedad privada, es fundamental para que se puedan explotar otros predios que quedan aislados, y como es beneficiosa para el desarrollo económico y social.

    Polanyi es interesante porque considera al capitalismo como un constructo cultural.

    Sobre la Teoría Valor sigo teniendo dudas ¿ Las marcas y la apreciación subjetiva de estas como algo que denota status y clase social, cómo la analizas desde la TLV?

    Por cierto, otra cuestión que le transmití a Chemazdamundi, fue lo que venga observando de muchos autores que critican a Marx de segundas o sin ni siquiera haberse leído el Capital, y creo que para los marxistas cómo tú es algo facilmente detectable. Luego están las posiciones vergonzantes como la de Mario Bunge ante la dialéctica, que creo que no entiende mucha gente, o que después se ha llamado procesos emergentes por otros filósofos. La realidad no es ahistórica, no es una foto fija, sino una secuencia, es dinámica y esto repito es algo que mucha gente no ve.

    Bueno nada más.

    Gracias Ezequiel. Un saludo

    • Ezequiel dijo:

      Hay muchos temas que no estoy capacitado para responder, o sobre los que tengo nociones superficiales. Me limito a responder sobre el punto de la TLV. Las marcas y la apreciación subjetiva son parte de lo que determina la elección de las personas de qué consumir, y en general de la sociedad y de cada clase, de qué consumir, y en qué cantidad. Lo que no pueden determinar es el valor de lo que se consume, puesto que las mercancías se pueden reproducir ante un aumento de la demanda, y por lo tanto un eventual aumento del precio sólo puede ser transitorio. No se si algún marxista se ha preocupado por estudiar la formación de preferencias en los consumidores, o la influencia de la propaganda sobre los mismos.
      En cambio a un nivel más general, sí me parece que la publicidad es estudiada como actividad en sí misma, para ubicarla en su función dentro de la economía, etc, por ejemplo para rechazar la noción neoclásica de que los «agentes» tienen unas preferencias previas que determinan la demanda, unas preferncias asociales del individuo aislado.
      Saludos.

      P.D. ya actualicé el post https://divulgacionmarxista.wordpress.com/2011/09/10/cretinismo-economico-vi/

    • JR Ecken dijo:

      Creo Nico que la apreciación subjetiva tiene que ver con la esfera de los valores de uso en tanto ‘contenido material de la riqueza’ que habla Marx en la sección primera del capítulo I del primer tomo de El Capital frente a la forma social representada por el valor de cambio. Lo que creo que se produce o se está produciendo en el capitalismo es una continua subsunción del valor de uso producido por el trabajo concreto por la mecánica propiamente capitalista. Un ejemplo, mientras en sociedades precapitalistas el status en la ropa era marcado por vestimentas específicas de una clase cuyo uso estaba prohibido explícitamente por leyes a los que no fueran de esa clase aunque tuvieran el dinero para comprarlas en el capitalismo la tendencia ha sido la de eliminar estas distinción estamentales por otras surgidas del libre mercado: determinadas marcas marcan el estatus. Tampoco es casualidad que en el capitalismo las modas sean anuales frente a la moda relativamente estable de sociedades precapitalistas. Que cada año las marcas tengan que imponer «lo que se lleva» para la temporada tiene que ver con el ciclo de rotación de la propia economia capitalista y su propia tendencia de crecimiento que necesita vender y vender compulsivamente para obtener ganancias.

      Comparto tu opinión sobre Bunge. Un cordial saludo.

  7. Nico dijo:

    Mmm. Si no te he entendido mal, y con lo que estaría en un principio de acuerdo, es que las marcas que denotan statu social, serían un fenómeno íntrinseco y emergente del capitalismo, propiciado por la acumulación de capital y la existencia de grandes desigualdades en la distribución de la riqueza, que son las que a su vez permiten la existencia de bienes de lujo.

    Un cordial saludo.

  8. Nico dijo:

    He estado leyendo esta refutación a Astarita sobre la Tasa de Ganancia y el teorema de Okishio:

    No sé si he entendido muy bien lo que ambos exponen, pero me ha parecido intuir que la Ley de Tasa de Ganancia decreciente sería la aplicación marxista de la Ley de Rendimientos decrecientes de Malthus, en este caso con los límites insalvables de la biología humana, donde la jornada de un trabajador no podría sobrepasar las 24 horas y donde el progresivo aumento en inversión de capital constante dentro de la Composición orgánica del capital terminaría por resultar ineficiente.

    http://www.nodo50.org/gpm/TasaGanancia/00.htm

    http://www.nodo50.org/gpm/OtroSiDigo/00.htm

    ¿ Has leído esta crítica Ezequiel y qué te parece?

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