10 abril 2010

Trabajo etnográfico: "Entre la concepción religiosa y la autoridad de la creencia popular" (II parte)


Cuando se le caía un diente de leche a un niño, éste lo cogía entre dos dedos, miraba hacia el sol y lo tiraba diciendo: “Oh sol, cámbiamelo por otro mejor” y siguiendo esta antigua tradición, los saharauis a cuyos hijos les caían sus primeros dientes, ordenaban a sus pequeños cogerlos y arrojarlos en dirección del sol, durante su ascensión repetían las siguientes palabras: "Oh, Sol coja el diente de un burro, y dame el de una gacela".

La mujer que no pare más que hijas realiza lo que se llama etaguib y significa que trenza su pelo de una manera particular. O recurren a colocarse una sola pulsera de tobillo en lugar de dos. También se aconseja a estas mujeres ir en el cuadragésimo día después del parto a algunas de las familias que han tenido hijos para ser bendecida por esta familia y pedir a la dueña de la casa agujerear la oreja de la hija pequeña para que le sigan hermanos varones. Y aparecía en el libro de los Hanbali (escuela jurídico-religiosa islámica que se dedica a resolver los problemas que puedan surgir en el contexto de la Ley Coránica) que perforar los oídos de las hijas para decoración es permitido pero se repudia en los muchachos varones y en las decisiones del Juez Khan, de los hanafitas. No está mal visto perforar las orejas de las hijas, porque se hacía en la era preislámica y el Profeta no lo censuró de entre las otras prácticas populares que no trascienden del círculo del pensamiento místico del hombre hasanita en el Sahara. La mujer que desea tener hijos varones recurre a beber la orina de la camella que sólo pare machos y da de beber su orina a la misma camella para tenga el efecto recíproco, además de comer algunos huevos de serpiente… y otras muchas cosas más. Cuando se consigue este anhelo y dicha mujer da a luz, se sacrifican cabras y se ulula y la madre del recién nacido pone en su frente una mancha de color verde o cuelga un anillo en su cabeza.

Además de esto existe la creencia en el Sahara que cuando la mujer cuyo periodo de parto se acerca, se dice que ha puesto uno de sus pies en la tumba y el otro su borde, simbolizando que está más cercana de la muerte que de la vida. Es un ritual popular hasanita basado en la creencia mística ligada a la vida, la muerte y la extinción

Y también cuando una mujer saharaui sólo pare niñas su familia recurre a llamar a la última de ellas con el nombre de Tawfa, Basta, o Izana, Suficiente, ambos nombres simbolizan convicción y suficiencia, y en ello culmina una clara señal de deseo de tener varones, anhelados por mucha gente, que los prefieren a tener hembras, y que es un deseo que se prolonga en la mentalidad asentada, en el pensamiento del ser humano de las comunidades agrícolas y trashumantes… y de esta forma se dice al hombre que acaba de tener una niña que "se le ha caído una cocina" o que “ha sufrido un chichón”. Sin embargo al que acaba de tener un hijo varón todo el mundo se apresura a felicitarle, por el hecho de haber "tenido una jaima".

Antiguamente los hasanitas recompensaban a la niña seguida de su hermano varón poniéndole lo que se conoce como redila, trenza en la frente, decorada con muchas joyas y perlas especiales y abalorios que producen sonidos siempre que la muchacha mueve su cabeza. Los habitantes del Sahara interpretan dichos sonidos como sustituto de petición de salvación, paz y longevidad.

Otra costumbre popular común en el Sahara, y que se inscribe en la interpretación mística de los acontecimientos de la vida y sus dificultades, es la de que muchas mujeres de recurrir inmediatamente después de peinar sus cabellos y cortar sus uñas a librarse de esos restos escondiéndolos en un lugar secreto por creer que existen quienes los manipulan para efectos malignos. En medida de la proliferación de estas creencias se extiende la incapacidad de enfrentarse la realidad y entender sus secretos. Hecho que hace que la persona corra engañada detrás del dominio místico de su presente y futuro mediante la atadura de su esperanza en imágenes engañosas y hacer que se desvanezca miedos, debilidades e incapacidades ante enemigos místicos simbólicos visibles e invisibles

En el ámbito de los sueños hay muchas explicaciones que no salen del círculo de las creencias populares por los cuales se interesan los hasanitas y que se ligan a las imágenes y visiones que llenan su oculta imaginación durante el sueño, "siempre el sueño es hermano de la muerte" como dicen. De entre estas explicaciones las lágrimas durante el sueño, son signo de muerte de un conocido; soñar con una boda es una señal de muerte, por el contrario soñar con la muerte significa longevidad y larga vida; ver el mar en sueños significa que se va a entrar en batallas; el hundimiento se interpreta con el fracaso, mientras soñar con la henna (tinta para tatuaje tradicional) se interpreta con un pleito; soñar con la subida a una montaña podría significar que el soñador ocuparía un cargo supremo, y ver pescado asado durante el sueño podría simbolizar la obtención de abundancias; mientras que el sueño con escorpiones y serpientes podría significar la existencia de envidia… y hay muchas otras interpretaciones que toman su significado de diferentes observaciones y audiciones de sueño que no se pueden creer en muchos casos.

De entre los otros rituales populares extraños hay que destacar la opinión de los saharauis sobre los días de la semana. Prefieren viajar y poner nueva ropa el martes, contrariamente al viernes, designado a la pureza y a la ablución siguiendo la Doctrina Profética. También se aconseja no lavar la ropa el miércoles y sábado y no peinar el pelo y cortar las uñas en el domingo, y acompaña a estos días recitar una serie de refranes seleccionados que reflejan el temor de la comunidad hasanita de las desventajas que pueden atraer esos días, entre ellas:

- Leznein ifikna min si chein: Lunes que nos salve del mal
- Ezlaza ifikna min waaza: Martes que nos salve de las enfermedades
- Lareba ifikna min daawa mgareba: Miércoles que nos salve de un insulto maligno
- Lejmis ifikna min dihlis: Jueves que nos salve de los túneles oscuros
- El jumoa la isaiel aleina demaa: Viernes que vertamos lágrimas
- Esebt sabet we saad nabet: Sábado alentador y suerte creciente
- El had ibati anna lahd: Domingo que tardemos mucho en ver el sepulcro…

En el Sahara, los hasanitas no pasan por encima de una persona si está dormida ni hacen pasar por encima de su cuerpo un recipiente por temor a que lleve puesto un escapulario que contenga los nombres de Al-lah.

Las creencias populares del Sahara incluyen igualmente las piedras preciosas, cundiendo la fe de la eficacia de la piedra zinzira, de color verde, en la prevención del mal de ojo para los niños pequeños así como la piedra chriaa, usada con frecuencia en los collares y anillos, pues se cree que tiene la cualidad de proteger del mal de ojo y la envidia. Igual ocurre con otras piedras como “El Puro Leban”, de color amarillo, el Kus, piedra preciosa de color, y piedras como el Meyal, a la que recurren las mujeres cuyo parto se ha retrasado quemándolas como incienso… Semejantes creencias juegan el papel de mecanismos de defensa, crean psicológicamente un grado de satisfacción ante el incierto destino y siembran la calma en la psicología del hombre que sufre tensiones.

Hay muchos ejemplos ligados a los ritos del matrimonio en el Sáhara. Pasadas pocas horas después del clima festivo animado por los igawen (cantantes populares tradicionales), durante los días de la boda, se presenta el novio, al que se apoda Sultán o Mulay, con todos sus uniformes y rodeado por todos los individuos de su familia en una marcha fervorosa llena de aplausos, sgarits (grito de júbilo de la mujeres) y canciones con las que se desea expulsar a los malos espíritus y los demonios que participan habitualmente en este tipo de eventos para hacerlos fracasar. Por ello se aconseja al novio tener un cuchillo (o cualquier otro utensilio de hierro) en su mano o en su bolsillo, debido a que los demonios o diablos rehúyen el metal.

El novio antes de entrar en la jaima, debe dar tres vueltas alrededor de ésta creyendo con ello en el inicio de una alegre vida matrimonial, contrariamente a la novia, que no se presenta hasta que acabe la fiesta, a horas tardías de la noche, una vez embellecida, trenzados sus cabellos, cosida a sus ropas conocidas con el nombre de baisa, una ropa blanca y otra negra que no deben ser cosidas por una mujer divorciada o viuda, por superstición a que el destino de la novia sea idéntico al de la costurera.

Añadimos a esto zikaf, rabt o gbid dhar, que en dialecto hasani significan un tipo de magia practicada por un mago o por una bruja que solicita a los demonios que el novio sienta la total impotencia en el momento de yacer con su esposa. Estas prácticas son conocidas en caso del hombre como Atar y de las mujeres Anudar, a partir de un proceso de magia consistente en cerrar y abrir, y basado en un grupo de herramientas que se abren y cierren como el candado kifl, las tijeras mikas, la puerta bab, las latas ulab. Y se prohíbe al novio o la novia responder con la voz a cualquier persona que les llame por su nombre.

Otras prácticas populares preventivas contra la impotencia que ejercen los hasanitas para hacer fracasar el efecto de zikaf o gbid dhar y evitarlo es que el novio se siente encima sobre sus sandalias en la jaima de la boda o que ponga una aguja de coser en su sandalia derecha o camuflarla en el interior de la pernera derecha de sus pantalones

En cuanto a la mujer, hay otros rituales preventivos que se emplean en vista de proteger su honor y su castidad. De entre ellas se puede señalar que la madre recurra a agujerear un antiguo plato con agujero grande que permita ser atravesado por la niña siendo aun pequeña, de arriba hacia abajo comenzando por la cabeza, tres veces al menos. Durante esta operación la madre debe repetir lo siguiente Minti hait, uld nas jait, es decir "Mi hija es una pared, y el hijo de la gente es un hilo" y luego procede a ocultar el plato agujereado en un lugar seguro.

Otros rituales y creencias especificas a Id El-Adha (Fiesta del Sacrificio):

La cultura hasanita que caracteriza al hombre del Sahara, como dato ideológico y de conocimiento, resultante de un ambiente beduino, ha estado y de manera constante atada a los buenos métodos y valores tribales, se ha interesado por resolver muchos temas y asuntos extensamente relacionados a los comportamientos e ideas de las personas y sus comportamientos individuales y colectivos.

Entre estos temas, encontramos ritos y costumbres populares y las creencias y prácticas místicas que las acompañan, que se han arraigado en la memoria de la gente, se han reproducido y han obligado su presencia en el tiempo y en el lugar, entre ellos las manifestaciones de alegría, miedo y tristeza. Se trata de comportamientos etnográficos que implican vacío de pantomímica y exageración, revelando la existencia de una cultura paradójica que recoge sus elementos de una mentalidad compleja, difícil de analizar en muchos casos. De la profundidad de esta cultura popular que promueve un conflicto dialéctico entre el medio natural y la cultura (o “Lo crudo y lo cocido” según el ensayo del antropólogo Claude Lévi-Strauss) ponemos de manifiesto algunas de las prácticas populares caracterizadoras del festejo de la comunidad hasanita en la celebración de Id El Adha

Encarnación simbólica de la muerte:

Id El-Adha es una alegría que se arraiga en los corazones de los musulmanes y un evento de sacrifricio antiguo en el tiempo. Durante el mismo la gente expresa su alegría y felicidad mediante el uso de nueva y pura ropa, limpiar las casas y preparar los utensilios y muebles. En él también prevalece la tolerancia y se refuerza la atracción de la reunificación mediante el intercambio de visitas entre los parientes y seres queridos.

Id El-Adha simboliza en la memoria popular hasanita los acontecimientos conmemorativos que encarnan la simbolización de la muerte (matanza y sacrificio). Se trata de un antiguo ritual de sacrificio en la historia del Islam en el cual mencionó Alah Todo Poderoso la historia del profeta Abraham, quien estaba a punto de matar a su hijo Ismail en respuesta a la petición de Alah, pero finalmente cambió a Ismail por un gran cordero en pro de Alah. Por eso se le llamó Id El Adha, por ligarse al sacrificio. Y en el Hadiz se dijo que “los habitantes de cada hogar están obligados cada año al sacrificio". Los sacrificios de El Id constituyen la principal actividad de la fiesta de conmemoración de Achura. Es típico de esta festividad utilizar el fémur del cordero para hacer la marioneta conocida como Achur. Entre los marroquíes se utilizan las pieles de ovejas y cuernos del carnero.

Rituales y prácticas populares:

La gente del Sahara vela a menudo a recibir El Id con muchas preparaciones siguiendo en ello la tolerante doctrina profética, puesto que durante la noche de El Id, las mujeres saharauis proceden a pintar sus manos y piernas con alheña y tatuajes resultantes de su uso (o el bienestar como se conoce localmente), como forma de celebración simbólica con el cuerpo. También limpian las casas y preparar los utensilios y los equipamientos necesarios para dicha ocasión.

La celebración de Id El-Adha comienza con la realización de la oración del Id en la mañana del primero de sus cuatro días y la culminación del sacrificio. Durante éste salen los niños después de haber vestido sus nuevas ropas y nuevas joyas o adornos. A lo largo del día la gente intercambia las palabras de enhorabuena y bendición y continúan las visitas entre ellos hasta el rezo del mediodía, donde se comienza a almorzar y donde, y aun persiste, tiene lugar una de las tradiciones de los habitantes del Sahara que es presentar incienso y perfumes a los huéspedes antes de que salgan. Elegir las mejores calidades de perfume aun constituye un asunto común y habitual entre los hasanitas

Después de la oración se matan a los corderos poniéndoles pequeñas mezclas de cebada y alheña en sus bocas, y sacrificándoles en dirección de La Meca, Kebla, mientras se recita el versículo: ‘Es cierto que te hemos dado la Abundancia, por eso reza a tu Señor y ofrece sacrificios"

Y a partir de una mentalidad que brota del pensamiento supersticioso común, cunde la habitud entre los habitantes del Sahara en este evento, Fiesta de la Carne, de guardar parte de la sangre del sacrificio, de color rojo oscuro, en un recipiente del hogar, asumiendo esta misión el ama de casa, cundiendo la convicción del efecto de este ritual en mantener y reforzar los lazos entre la familia. Esa sangre más tarde se seca y se utiliza como incienso para el mismo propósito.

Y a pesar de la gran ambigüedad de esta totémica práctica, algunos relacionan la forma y color de la sangre de los sacrificios a ciertas explicaciones y predicciones metafísicas ligadas al futuro de los miembros de la familia. También se puede utilizar dicha sangre en recetas mágicas o médicas, bajo forma de amuletos o escapularios para proteger los niños lactantes y su prevención de todo daño al que pueden estar expuestos durante su primera cuarentena de días de edad, o para embellecer o decorar su pie derecho con una línea roja en forma de pulsera de tobillo empleado por la mujer para adornar sus piernas.

Además de crear para el público en general gran sensibilidad y ambiguas sensaciones por ser compatible, en color y olor, a muchas de las complicadas características y rituales de la magia. Por ser un útil de pureza según la creencia popular hasanita puede desempeñar el papel de magia curativa o de medicina terapéutica contraria, ¿acaso no es la medicina hija de la magia como dicen?

Algunas mujeres hasanitas recurren a la trituración de la sangre seca de los sacrificios y mezclarla con la alheña para curar algunas de las enfermedades relacionadas con el mundo femenino, en especial aquellas que afectan sus pechos... y hay mucho más.

El día de nuestra fiesta es el día de nuestra hambre:

Los rituales populares de Sahara reflejan largas experiencias de la vida de la gente durante su larga historia plena de pluralidad y diversidad. Sus creencias dejan una clara huella en el comportamiento de la sociedad marcándole con actitudes y costumbres populares profundas en su complejidad. De la profundidad de este ritual brota una extraña paradoja en el Sahara, puesto que muchas tribus y clanes prohíben comer la carne de los sacrificios en el día del Id ,conformándose únicamente con comer Afachay, el hígado, los pulmones, el corazón y Duwara el estómago, creyendo que cortar y consumir la carne del sacrificio, lo que se conoce como herir El Id, provocaría perjuicio para la familia y causaría desintegración y desorden; así, la carne del El Id solo se consumirá a partir del segundo día de la fiesta, y por ello, los hasanitas decían durante el primer día de la fiesta: "El día de nuestra fiesta es el día de nuestra hambre"

Hay otros rituales populares que no se interpretan que en su calidad de operaciones para purificar el espíritu (sentido de catársis) de las alucinaciones y el miedo del futuro, como la conservación de la vesícula del animal y colgarla en la pared de la hogar y dejarla secarse con el paso del tiempo. Muchos ligan esta tradición con el deseo de expulsar la maldad y alejar la tristeza del ambiente familiar y darle un carácter de armonía y de coherencia, o la renovación en cuanto a la relación de los conyugues. Y algunos indican que la vesícula secada se emplea también en el Sahara para curar muchas de las enfermedades de la piel.

Hay otras costumbres locales que marcan la naturaleza excepcional de los fenómenos populares en el Sahara, como la prohibición de comer el bazo, taihan, para aquellos cuyos padres aun viven. Contrariar este ritual constituye una forma de asesinato simbólico del padre. Además de otros muchos rituales sociales que reflejen los lazos de cohesión y comunicación familiar. De entre ellos la reunión de la familia en el hogar del más viejo o el más notable, esto radican los significados de la sinergia y de cohesión social... CONTINUARÁ

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