Un caluroso día de abril de 1954 hace su entrada en el puerto de Barcelona el barco Semíramis fletado por la Cruz Roja. A bordo, 219 prisioneros de la División Azul, 7 de la Legión Azul y todos los marines y pilotos republicanos confinados por las autoridades soviéticas desde 1939.
El mundo entero fue testigo de la apoteósica bienvenida que recibieron todos aquellos que regresaron a su Patria desde la Unión Soviética.
La realidad, el día a día de toda esta gente en la España franquista se presentaba bien diferente. Para el Régimen siempre serían «agentes filocomunistas». Tal y como señaló el escritor falangista Federico de Urrutia: » La influencia de la URSS los ha llevado a dejar de ser criaturas humanas para convertirlos en entes sovietizados».
Héroes y villanos o solo villanos…
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Esa misma desconfianza paranoide ocurrió centuplicada con los prisioneros rusos en manos del Eje cuando fueron liberados. Stalin los devolvió al infierno en su propio país. Todos los totalitarismos se parecen tanto!
Yo he conocido a un prisionero del semiramis. Aparte de lo afectado mentalmente despues de años de cautiverio, hambre, malos tratos y soledad, poco más.
Buen blog. Buenas entradas. Todos, casi, hemos tenido familia en ambos lados. Por eso era una guerra civil. Deplorable.
Trocitos de nuestra Historia llenos de emoción, de recuerdos dulces y a la vez amargos. Que nos sirvan para no olvidar la tragedia de una guerra civil y el error de las políticas extremistas.
¡Que trabajo estás haciendo Elisa!