Posteado por: coloquios19 | agosto 12, 2008

Entrevista a Yamandú Acosta (Universidad de la República, Uruguay)

¿Qué significa repensar el Siglo XIX? ¿Por qué repensarlo? ¿Por qué se dice que fue un siglo pensado de manera distorsionada y al mismo tiempo por qué puede brindar nuevas claves para interpretar el presente?

Las tres interrogantes pueden responderse señalando que el siglo XIX fue pensado en toda su extensión y con gran intensidad y profundidad de análisis en el siglo XX. La transición de la matriz estadocéntrica a la mercadocéntrica, la crisis del socialismo real, de los grandes relatos, de los paradigmas, la posmodernidad y la globalización bajo impronta neoliberal marcan un cambio de época, que de suyo implica reposicionamientos respecto del conocimiento y apropiación del pasado. Esto no implica que en el siglo XIX haya sido pensado de manera distorsionada, sino desde los marcos categoriales propios de las condiciones de época. Nuevas condiciones epocales, implican nuevos marcos categoriales y por lo tanto, otras perspectivas de análisis, no necesariamente contrapuestas a las del siglo XX, sino eventualmente complementarias con ellas. No obstante, un quiebre fundamental en la perspectiva podría radicar en la crisis del horizonte emancipatorio del siglo XX desde el que es mirado el siglo XIX, terminando “el siglo XX corto” e iniciando “anticipadamente” el siglo XXI. Si la perspectiva emancipatoria “fuerte” del siglo XX puede implicar una sobrecarga “por exceso” a los proyectos emancipatorios del siglo XIX de los cuales es heredero, su declinación marcada por el fin de ese “siglo XX corto” impone una descarga “por defecto”: repensar hoy el siglo XIX es una posibilidad abierta de otra perspectiva , más allá de los eventuales “exceso” y “defecto”.

¿Podría mencionar algunas de estas claves?

La clave “civilización y barbarie” por la que el siglo XIX expresa paradigmáticamente el proyecto “civilizador” o “modernizador”, no ha perdido su vigencia analítico-crítico-normativa  y mítico-utópica, aunque aplicada al presente con radicalidad, lleva eventualmente a sospechar que la “barbarie” es la “verdad” de la “civilización”, tal como ella es pensada e instrumentada en la lógica de dicho proyecto en el siglo XXI. “Civilización y barbarie” es una clave interpretativa, que requiere a su vez de “criterios” de discernimiento que en última instancia deben remitir a la afirmación del “hombre natural” y su “dignidad”, en todas sus expresiones que impliquen afirmación de la misma en términos de universalidad. Estos criterios, son a su vez claves interpretativas, expresadas y fundamentadas magistralmente por José Martí en el siglo XIX, que recuperadas en el siglo XX entre otros por Arturo Andrés Roig, ven hoy profundizada su vigencia.

¿Cómo toma contacto con la obra de Roig? ¿Qué podría comentar sobre los aportes de filósofo mendocino?

En la década de los ’80 del siglo XX, en el contexto de la fuerte presencia de la tesis de “la muerte del sujeto”, me propuse recuperar esta categoría de análisis en términos del ejercicio de un “rearme categorial”, como lo ha expresado Roig. Fue en ese contexto que conocí algunos de sus artículos y luego personalmente a Roig en el Congreso Internacional Extraordinario de Filosofía de Córdoba, que si la memoria no me falla, fue en 1987. Me tocó exponer en una mesa que él coordinaba y, a partir de ese conocimiento personal, dada su gran generosidad, se abrió la posibilidad de conocer otros aportes de su obra, comenzando por “Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano” de 1981, un magnífico libro. El libro mencionado y el conjunto de la producción intelectual de Roig, en la que filosofía latinoamericana e historia de las ideas en América Latina se articulan intrínsesca y sinérgicamente, configuran a mi juicio el paradigma fuerte de la filosofía latinoamericana, que refiere a la constitución –tensional y nunca definitiva- de un sujeto histórico, de un “nosotros” que desde su autorreconocimento puede aportar a la construcción de un universalismo concreto a través del diálogo con otros “nosotros”.

¿Por qué pensar conjuntamente América Latina y Francia? ¿Cómo es posible esta tarea en común?

Se trata, de acuerdo a la convocatoria al Coloquio,  de repensar “el siglo XIX desde América Latina y Francia”. Pensar o “repensar” “desde”, puede implicar –aunque no necesariamente- pensar “sobre”. ¿Porqué pensar conjuntamente (“desde” y “sobre”) América Latina y Francia?: 1º) hay en el siglo XIX una importante presencia de la cultura y el pensamiento francés en América Latina, 2º) se trata de dos “nosotros” que procuran conocerse y reconocerse en el presente y en el pasado, probablemente con un sentido de futuro en términos de un “nosotros” más integrador; en este sentido, se trata de una tarea que además de ser “posible”, es “necesaria” como aporte a la construcción del “universalismo concreto” antes referido.

Teniendo en cuenta sus intereses de investigación, ¿cómo aparece la función utópica en Roig y sus escritos?

En el pensamiento y la obra de Arturo Andrés Roig, la función utópica del discurso pareciera ser el resultado del estudio y la reflexión de múltiples expresiones del universo del discurso de distintos géneros, lugares y tiempos, finalmente explicitada en su trabajo sobre La utopía en el Ecuador de 1987. Esa explicitación ofrece una perspectiva de análisis del discurso de inestimable valor a la hora de procurar identificar a los sujetos históricos y sus proyectos desde la referencia de los sujetos del discurso, en que la subjetividad como sujetividad se torna susceptible de aproximaciones analítico-crítico-normativas, con validez en términos de conocimiento, así como de aporte a nuestra autoconstitución como sujetos.


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