jueves, 3 de abril de 2008

LA SEÑAL DE LA CRUZ




No nos avergoncemos, por tanto, de la Cruz de Cristo. Aunque muchos la esconden todavía, tú, hermano, persígnate abiertamente, en la frente, para que los demonios, viendo la señal real, huyan lejos con temor. Haz esta señal al comer y al beber, al acostarte y levantarte, al hablar y al caminar. En conclusión, hazla en cualquier lugar y ocasión.

Si habiendo sido crucificado y sepultado, hubiera permanecido en el sepulcro, tendríamos razón para avergonzarnos. Por lo tanto, como los hechos no han sido así, somos testigos fehacientes de su ascensión a los cielos, con la aclamación del Padre que decía: "Siéntate a mi derecha hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies".

san Cirilo de Jerusalén, catequesis IV, 14

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