lunes, 4 de abril de 2011

TRASCENDER DEL MATERIALISMO



De tanto en tanto las personas que estamos en este camino al que llamamos “espiritual” solemos mirar el mundo o recordar una experiencia y asombrarnos una vez más de que esa dimensión invisible llamada “de las energías sutiles” se nos revele en su fuerza y poder determinante. Lo sabemos, sí lo sabemos, lo hemos experimentado y sin embargo el viejo paradigma nos sujeta desde atrás. De algún modo aún estamos con un pie aquí y otro allá. Si bien somos seres multidimensionales este habitar la tierra con los pies en el suelo nos lleva muy a menudo a identificarnos con nuestro rol social, con eso que no somos en esencia. El quehacer cotidiano, la obtención de la manutención básica, el empeño por la subsistencia material pulsa nuestra caminata. Toda nuestra cultura está apoyada en el materialismo. No desconocemos que el patrón que decide el rumbo de nuestra vida no está allí, en cierta manera podría decirse que lo olvidamos, por eso las grandes religiones y las corrientes espirituales insisten en la importancia de mantener la conexión con la fuente, con el concepto de Dios, con eso que no se ve. Quizá también por eso el Universo cada tanto nos da un regalo que nos refuerza esta conexión, que nos hace saber que lo invisible marca cada uno de nuestros pasos, más que un regalo es un recordatorio. Es algo parecido a despertarse en la mañana y tomar conciencia de que el espacio que acabamos de dejar era onírico, puros sueños surgidos de nuestra mente inconsciente. Posiblemente en estado de vigilia tengamos que recordar que esta vida de ojos abiertos también es un sueño del que despertaremos al desencarnar, al volver a la Fuente. Krishnamurti insistía en la importancia de recordar a la muerte como esa amiga que nos ilumina, pero no se refería únicamente a la gran muerte sino a ese quiebre del orden cotidiano que es una estructura que nos armamos, que nuestra mente racional creó y que por cierto no es menos ilusoria. Los hindúes veneran a Shiva, la forma de la divinidad que representa el estado de la energía rompiendo su forma para dar origen a algo nuevo. No es Vishnu que sostiene el proceso de continuidad ni Brahma que da origen a lo que antes no estuvo. Las formas de la energía constituyen la vida, pero la que más nos cuesta aceptar debido a nuestro apego a lo estructurado es la representada por Shiva, por eso los hindúes lo llaman Maheshwara, el grande. En Shiva podemos representar la ruptura de ese orden cotidiano que no es lo que en verdad nos sustenta, estamos s sostenidos por una energía prodigiosa que debido a su fuerza y continuidad llamamos “amorosa”. Ahí está Dios y nos permea en todos los planos y dimensiones. Recordar y despertar son sinónimos. Recordemos y despertemos a cada instante en la eternidad del presente que es lo único que realmente nos pertenece.

1 comentario:

  1. Si, cada día hay que tener una pequeña muerte para no perder la conexión y sentir asi a la Vida. como dicen muero para vivir.

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