21 de enero de 2012

Autodefinidos


El entendimiento de la realidad se parece cada vez menos a los autodefinidos. Aquí no importan las palabras, no las quieren entender y no dejan que ayuden a dar con las respuestas que tanto buscamos. La realidad está funcionando justo al revés que el entretenimiento de marras: cuanto más se habla y se escribe más se complican los asuntos. Uno querría que el mundo fuera tan perfecto como esos autodefinidos que se van rellenando hasta dar con todas las respuestas, y que además se pudiera llegar a unas respuestas tirando de las iniciales de las otras. Aquí estamos dejando muchas casillas en blanco o acudiendo cada dos por tres a las páginas de las soluciones para intentar no hacer el ridículo. No hay manera de dar con las palabras necesarias para que todo parezca más habitable. Desde que sales de la cama te encuentras decenas de noticias empeñadas en desmoralizar a la mañana.
Lo bueno de los autodefinidos era que siempre te aparecía la foto de alguien relevante que te ayudaba a rellenar muchas de las casillas o a dar con las iniciales necesarias para que apareciera la definición que estabas buscando. No sé a ustedes, pero a mí últimamente lo que me está pareciendo más complicado es conocer a esa famosa que me sonríe en medio de las cuadrículas o a ese famoso que no me suena de nada. Hace un tiempo te ponían a Sofía Loren, a Lennon, a Kubala o a Delibes. No te hacía falta ni poner en marcha el magín para rellenar toda la zona central del autodefinido. Ahora, con tanto famoso de paso, te sacan fotos que te hacen sentir extraño en el mundo que habitas, como si te hubieras marchado unos años y hubieras regresado sin conocer siquiera a esos que se supone que debe conocer todo el mundo. Pero lo peor es que incluso cuando miras las respuestas o cuando logras sacarlos con las letras de las otras palabras, tampoco sabes quiénes son ni qué hacen en medio de un autodefinido. Un amigo me dijo hace poco que los ponen ahí cuando quieren promocionar una serie de televisión o una película, o sea justo para todo lo contrario: tienes que ser tú el que lo descifres para luego saber quién es y sumarlo a esa lista de divos cada día más fungible. Lo más lamentable es que en la realidad también nos está pasando prácticamente lo mismo que en esos autodefinidos. Te separas dos o tres días de la tele y no conoces al hombre o a la mujer que ves en todos los canales. No sabes cómo ha llegado ahí. Y no lo sabes porque probablemente no haya hecho absolutamente nada en su vida. Decía Milosz que la falsedad de los sentimientos se adivinaba por la falsedad de la frase. Creo que también la falsedad del mundo que nos quieren mostrar se adivina por la falsedad de quienes nos enseñan a todas horas en las pantallas y en los autodefinidos

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