Declaración de intenciones

No hay intenciones: Este es nuestro recorrido salvaje hasta que vemos brillar el sol, nuestro crimen y castigo nos obliga a confesar lo que está ocurriendo en Barcelona, porque realmente algo está pasando. Nuestra experiencia cabalgando por los distintos bares de la ciudad ha sido fulminante. Ahora juzgamos y sentenciamos. Decimos qué sitios son los buenos, y cuáles son una puta mierda.
Convenceros de que para ser alternativo, hay que buscarse las alternativas.

Good luck.

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lunes, 4 de agosto de 2008

Las Cuevas del Sortes

Nombre: Las Cuevas de Sorte.
Dirección: Carrer d'En Gignàs, 2.
Acceso: Metro L3, Drassanes.

Horario: Hasta las 03:00h.
Happy hour: no (ofertas especiales).
Especialidad: Ruso negro. Caipiroska.

Precio consumiciones: 6.-€
Ambiente: Grupúsculos guiris.

Lo más fácil es pasar de largo de este local bajando por la calle Avinyó, porque a simple vista pasa tan desapercibido que como no te asomes a la boca d'en Gignàs, no te enteras de que este sitio existe. Realmente sería un error lamentable perderse un local con tanta personalidad como éste. Al igual que otras personas (suponemos, suponemos), lo descubrimos de pura casualidad al salir de buscar tabaco en la máquina expendedora del Bar Abuelo, lo cual tiene bastante delito. Una pizarra nos invitaba a bajar a la segunda planta y tomar algo ahí, cosa que tuvimos que meditar para tirarnos de lleno al cabo de medio segundo. Fuimos directos downstairs, a través de peldaños de mosaico donde lo más fácil era pegarse la hostia del siglo. Descendimos así hasta una ancha sala que estaba ya casi a oscuras, con velas y lamparillas repartidas entre las distintas mesas de madera y la suficiente intimidad para meterse mano sin ser visto. Aquello ya tenía el aspecto de una gruta de bandoleros, pero no te atracan: la bebida sale muy bien de precio. Los cócteles no tardarían en llegar y el efecto fue a decir la verdad, muy contundente. Por las paredes vas viendo luces girando en círculos al estilo karaoke y la música funky hace que no enteres de las conversaciones de los demás, que por lo general hablan en un idioma distinto al tuyo. Vale la pena darse cuenta de algo curioso, en las Cuevas suelen servirte una carta a modo de posa vasos. Es algo curioso. A lo largo de la noche van repartiendo la baraja. Por desgracia dicha carta puede llegar a esconder el significado de lo que ocurre esa noche. La vez que nos salió un nueve de copas, acabamos llegando reventados y al día siguiente éramos auténticos cadáveres. No hemos dicho nada acerca de esto, la aletoriedad forma parte del rollo del local: Sortes es un método antiguo de adivinación que consiste en interpretar un pasaje de un libro sacado al azar a partir de la pregunta que previamente se ha formulado uno mismo. Se dice que San Agustín se convirtió al cristianismo jugando a estas cosas, así que cuidado con lo que hacéis. Tanta trascendencia hace que uno ya entre con el karma preparado, pero vale la pena, realmente. La última vez se nos acopló un Noruego y no pudimos sacárnoslo de encima hasta Sants Estació, donde se dedicó a asustar a todo el mundo de la cafetería zampándose un montón de bocadillos con una cara que no olvidaremos jamás. La planta de arriba es más tranquila, bastante minúscula, por lo general encontraréis a un tipo polaco que la lía bastante gorda y que se estresa solo yendo de un lado para otro de la barra sin saber qué hacer. Está en ello. Nosotros seguimos tentando a la suerte y buscando nuestro destino en el fondo de las copas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El polaco es un tío un poco empanao, no?