sábado, 17 de julio de 2010

Más de 18.000 bahienses tiene problemas de empleo

Los números del polémico INDEC muestran que sobre un total de 147.374 vecinos activos, unos 13.706 no tiene trabajo y 4.421 posee una ocupación con insuficiencia horaria.


La desocupación continúa siendo un grave escollo para nuestro país, que ni las tasas de crecimiento chinas de otros años supieron resolver. Bahía Blanca no es la excepción y según datos oficiales para el primer trimestre de este año, más de 18.000 bahienses tienen problemas de empleo, es decir, se hallan a la fecha sin trabajo o poseen uno con menos de 35 horas semanales de ocupación, aunque desean laborar más, de acuerdo con la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que elabora el INDEC.

Es que según las estadísticas del polémico organismo, sobre una población total estimada para 2010 en 320.379 habitantes, 147.374 conforman la llamada Población Económicamente Activa (PEA); es decir, aquellos bahienses de entre 14 y 65 años que cuentan con un empleo o buscan uno en forma activa.

Tomando como referencia la PEA (tal cual lo estipulan las convenciones internacionales en materia estadística) un total de 129.247 habitantes de la ciudad cuenta con una ocupación remunerada, mientras que 13.706 se hallan desempleados y 4.421 trabajan menos de 35 horas semanales, aunque lo harían durante más tiempo si tuvieran la posibilidad (subempleados demandantes) de forma que exactamente 18.127 conciudadanos adolecen de dificultades para insertarse laboralmente.

Para quienes siguen de cerca el pulso del mercado de trabajo bahiense y del resto del país, la típica reacción tardía que muestra el empleo en los meses posteriores a la salida de una recesión --como la de 2009-- la inflación y la estructura productiva propia de la región, explican porque el desempleo es todavía un flagelo que afecta a miles de vecinos.

"Usualmente, cuando se sale de un proceso recesivo como el experimentado el año pasado, las empresas prefieren aumentar el número de horas trabajadas a sus empleados antes que pedir más personal", explicó el especialista en temas laborales y titular de SEL Consultores Ernesto Kritz.

Según el titular de la filial local de la multinacional de Recursos Humanos Sesa Select, Rodolfo Canossini, las firmas se deshicieron de todo el personal excedente en el punto más álgido de la crisis --en el segundo trimestre de 2009, la tasa de desocupación oficial superó los dos dígitos en Bahía Blanca-- y, agotada esta instancia, se muestran muy reacias a tomar más gente.

"La parte buena de todo esto es que no hay despidos de importancia, pero lo malo es que las solicitudes se enfriaron mucho, tanto como el clima", comparó el directivo.

Las presiones de los gremios por mayores recomposiciones salariales, con el consiguiente incremento del costo laboral, para compensar el creciente alza de precios, tampoco ayudan.

"La espiralización de la inflación y los aumentos en los costos salariales atentan contra la demanda de trabajo. Prueba de ello, es que en los relevamientos que efectuamos entre las empresas locales, éstas admiten en su mayoría que no tienen planes de aumentar las nóminas de personal", coincidió la economista del Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca-Argentina (CREEBBA), María Inés Frapiccini.

El entramado productivo de la zona no está compuesto por las actividades que lideran la actual recuperación de la economía nacional post-2009, como la producción de soja o la industria automotriz, que con excelentes cosechas, ventas internas y exportaciones récord, cuentan con una demanda de trabajo más dinámica, sobretodo en lo que hace a empleados temporarios.

"En otras regiones del país en que tenemos presencia, donde predomina el cultivo de soja y están radicadas varias automotrices, los pedidos de personal son más importantes, porque se trata de los sectores con mayor crecimiento en el país", comparó Canosinni.


El techo


Si bien el mercado laboral se recupera muy timidamente, Kritz estimó que la tasa de paro volverá a los niveles de 2008, cuando el porcentaje de desocupados en nuestro país promedió, en los cuatro trimestres, un 7,8%, mientras que en la ciudad se situó levemente por encima del 8.

Entre quienes más sufren los males de estar sin trabajo se hallan los más jóvenes, alimentando así una tendencia que se repite en todo el país y que preocupa, por su magnitud, a la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

"En nuestro país, el 40% de los desocupados tiene menos de 25 años y el porcentaje de desempleados que se hallan en esta franja de edades duplica al promedio general. Este es un grave problema que acusan casi todos los países del mundo", aseveró Kritz.

En tiempos donde encontrar una ocupación no es tarea sencilla, surge la alternativa del autoempleo.

"Esta es una opción válida, pero que no está al alcance de todos, porque la tasa de fracasos de los nuevos emprendimientos es muy elevada", alertó el analista para finalizar.


Trístemente célebre


El año pasado, en plena recesión, los datos oficiales posicionaban a Bahía Blanca como una de las ciudades con menor nivel de empleo de la Argentina, al anotarse un 39%, mientras que el resto de los 31 aglomerados en los que el INDEC hace su seguimiento del mercado laboral superaba el 41.

En lo que hace a desempleo, 2009 cerró con un triste privilegio para nuestra ciudad: compartir, junto a Córdoba, el segundo lugar en el podio de las jurisdicciones con mayores tasas de paro, superada solamente por Rosario, que mostró un 10,6%.

El menor nivel de empleo en Bahía Blanca se dio en 1995, cuando alcanzó la cifra del 33,5%. Por el lado del desempleo, la tasa trepó al 18,5% superando todos los registros, siendo nuevamente la excepción Rosario.


Fuente: www.lanueva.com.ar

jueves, 8 de julio de 2010

Comedores escolares solicitan 256 cupos más para el receso

Varias instituciones reclamaron almuerzos para más comensales que en 2008, cuando hubo servicio normal en julio. Cambia la tendencia que se venía registrando.
De acuerdo con los números entregados por las escuelas bahienses, este invierno se necesitará el 20% más de cupos alimenticios que hace dos años, habida cuenta que se incrementó la demanda en varios establecimientos, de diversos barrios.
Dichos cupos, que aún deben ser autorizados, totalizaron 1.273 hace dos años, mientras que para estas vacaciones --en las que estarán abiertos 29 comedores-- se solicitaron 1.529 (256 más).
La comparación se realiza sobre 2008, en razón de que el año pasado fue un ciclo lectivo atípico, habida cuenta que la pandemia de la gripe A obligó a suspender las clases y también el comedor (se entregaron viandas a las familias, pero no pudo precisarse un número de comensales).
Las razones del aumento en el reclamo general no fueron evaluadas en el Consejo Escolar. Sí se supo que el número es similar al registrado en el verano, en el que 1.589 chicos comieron en las instituciones durante enero y febrero.
La cifra parece modificar la tendencia de descenso que se advirtió en julio de 2008, cuando hubo 1.580 chicos menos que en 2007.
En esta ocasión, hay instituciones que mantienen el mismo número, como la EP Nº 36, de Villa Nocito, que sigue necesitando comida para 100 chicos.
La mayor parte aumentó, como la EP Nº 33, de Villa Harding Green, que duplicó los pedidos (pasó de 55 hace dos años a 100), la EP Nº 40, del Saladero, que pidió 24 más y el Centro Educativo Complementario Nº 801, de Maestro Piccioli 10, que de 54 pasó a necesitar 120.
Hubo otros establecimientos que descendieron en sus pedidos, como la EP Nº 52, de Villa Serra, que solicitó 80, contra los 149 que reclamó en 2008. La EP Nº 59, de Villa Delfina, también descendió la cifra en 26 alumnos. E incluso, algunas escuelas que solían entregar, no pidieron el servicio.
Los datos fueron proporcionados en la sesión del organismo educativo por la consejera escolar Fabiola Buosi (Unión-Pro), quien informó que los pedidos ya fueron elevados y se espera la confirmación de la cantidad de cupos autorizados.
Cifras
El mes pasado, el Ministerio de Desarrollo Social dio marcha atrás con la reducción de 1.047 cupos bahienses para el ciclo lectivo común prevista para este año.
Se autorizaron 780 menos de lo anunciado, cifra que constituye un 6% menos que los cupos de 2009 y no un 25% como se había dispuesto en un principio, medida que generó un reclamo múltiple, de diversos sectores, ante la necesidad planteada desde las escuelas.
En total, almuerzan en la ciudad durante las clases, 4.007 chicos.
Fuente: La Nueva Provincia

INDICE DE DEMANDA LABORAL - PROMEDIO TRIMESTRAL


  • El primer trimestre se comporta de manera similar. El mes de enero se retrae considerablemente con respecto al trimestre anterior y se recupera durante febrero y marzo.
  • En el ultimo trimestre se produce un aumento considerable de la demanda de empleo del sector turístico y especialmente el correspondiente al sector gastronómico.
  • Las demanda proviene de las localidades más cercanas a la ciudad, principalmente Pehuen`Co, Monte Hermoso y Sierra de la Ventana.
  • Se requiere personal de cocina para restaurantes, pub, confiterías o roticerías (cocineros, parrilleros, pizzeros, sangucheros, pasteleros), personal de servicio al cliente (mozo / moza, barman, seguridad) y personal de servicio para alojamientos.



martes, 6 de julio de 2010

Categoría Profesionales, Técnicos y Docentes – IDLPROF



  • El Índice de Demanda Laboral en la Categoría Profesionales, Técnicos y Docentes (IDLPROF) para el mes de Junio fue de 281,6
  • La variación con respecto al mes de Mayo fue de 23,7 %
  • Con respecto al mes de Junio de 2009 el IDLPROF registró una variación de 81.4 %

Categoría Personal Administrativo y Comercial – IDLad -



  • El Índice de Demanda Laboral en la categoría Personal Administrativo y Comercial (IDLad) para el mes de Junio fue de 123,3
  • La variación con respecto al mes de Mayo fue de 16,3%
  • Con respecto al mes de Junio de 2009 el IDLad registró una variación de 15,2 %

Categoria Oficios y Ocupaciones Varias – IDLOF




  • El Índice de Demanda Laboral en la categoría Oficios y Ocupaciones Varias (IDLOF) para el mes de Junio fue de 240,1

  • La variación con respecto al mes de Mayo fue de 11,7 %

  • Con respecto al mes de Junio de 2009 el IDLOF registró una variación de 29.4 %

lunes, 5 de julio de 2010

INDICE DE DEMANDA LABORAL BAHIA BLANCA - IDLbbca –



  • El Índice de Demanda Laboral de Bahía Blanca - IDLbbca - para el mes de Junio fue de 175,5
  • La variación con respecto al mes de Mayo fue de 15.8 %
  • Con respecto al mes de Junio de 2009 el IDLbbca registró una variación de 29.9%
  • La causa principal de la disminución del IDLbbca con respecto al mes anterior se debió al aumento en las tres categorías Personal Administrativo y Comercial – IDLad - Oficios y Ocupaciones Varias – IDLOF y Profesionales, Técnicos y Docentes – IDLPROF

domingo, 4 de julio de 2010

El 60% de los jóvenes sufrió problemas de inserción laboral

Así lo estipula el informe de la Universidad Católica Argentina, que además señala un retroceso en los niveles de empleo y un ascenso en los registros de precariedad de los trabajadores durante 2009. A su vez, el documento determina que más del 50% de los empleados no contribuyen a la seguridad social. Salarios.

En la edición del pasado domingo 27 de junio se publicó un informe confeccionado por la Universidad Católica Argentina (UCA), a través del cual se proyectaba un análisis sobre los indicadores económicos de la Argentina que enunciaban un ensanchamiento de las desigualdades sociales durante el año 2009. En esta ocasión, se presentan otra serie de datos codificados por la institución educativa y trazados en el documento denominado "Barómetro de la Deuda Social", el cual refiere una involución en los parámetros laborales que no pudieron mantener su ponderación progresiva lograda durante cuatro años (2004-2007) decayendo en el último período analizado.
En tal sentido, se puede definir una primera etapa en la que el nivel de empleo y calidad del mismo se mostraban en ascenso, es así que hasta 2008 el porcentaje de trabajadores con empleo pleno se ubicó en 43,1 por ciento del total de los activos, mientras que la desocupación rondó el 9,8 por ciento. Posteriormente, la desaceleración impactó de lleno en 2009, originando que los valores se trastoquen e incrementen, por lo que la resultante fue que la desocupación se disparó al 11,3 por ciento, disminuyó el empleo de calidad a un 36,5 por ciento y la proporción de empleos precarios e inestables se fijó en los 59 puntos porcentuales del total de ocupados.

Contribución social inestable

Asimismo, en el año 2009, dentro de las iniquidades laborales, se observa la incidencia del empleo pleno de derechos: un 63,8 por ciento de los activos del decil de hogares de mayor nivel socioeconómico posee un empleo pleno, mientras que sólo lo tienen un 15,4 por ciento de los activos del decil de hogares de menor nivel socioeconómico. Por lo tanto, de acuerdo al estudio, se evidencia que los puestos de trabajo de calidad generados profusamente en la etapa de expansión no fueron los suficientes como para, por lo menos, disminuir esta iniquidad.
Por su parte, la incidencia del empleo precario es similar, cercana a un 45 por ciento, en casi todos los estratos, excepto el estrato de nivel medio alto (28,7 por ciento en 2009). "Esto nos expresa, en cierta medida, la extensión generalizada que posee el empleo no registrado en las relaciones laborales en la Argentina", recalca la UCA.
En el último año, un 39,7 por ciento de los jóvenes económicamente activos poseía empleos de calidad, un 34,3 empleos precarios, un 9,1 por ciento subempleos inestables y un 16,9 por ciento se vieron imposibilitados de obtener un trabajo. De esta forma, el 60,3 por ciento de la población joven estuvo inmersa en situaciones de deficiencia estructurales de inserción laboral en el país.
Ampliando el análisis, al clasificar a los trabajadores según su ubicación en la estratificación social, se observa que los episodios de desempleo son marcadamente más frecuentes entre los integrantes de hogares de estratos socioeconómicos más bajos. Así, un 52,2 por ciento de los activos del 25 por ciento de hogares de menores recursos estuvieron desocupados por lo menos una vez en el año, mientras que sólo lo estuvieron un 20,1 por ciento de los activos pertenecientes a la franja del 25 por ciento de hogares de mayores recursos.
En lo que respecta a la caracterización del Sistema de Seguridad Social, se establece que durante 2008-2009 aumentó el porcentaje de trabajadores (considerando tanto a asalariados, trabajadores por su cuenta y patrones o empleadores) que no contribuyen al sistema, de un 49,4 a un 53,8 por ciento del total de ocupados. Se observa que la ausencia de registración laboral tiene más incidencia entre los trabajadores de estrato socioeconómico más bajo. Por ello, un 77,8 por ciento de los trabajadores del 10 por ciento de los hogares de menores recursos no participaron de la seguridad social, mientras que los agentes ubicados en el 10 por ciento superior de los hogares no registraban contribución en el orden del 24,1 por ciento.

Nivel salarial

También puede rescatarse del informe que, hasta 2008, un 19,5 por ciento de los trabajadores se mostraban preocupados por perder sus empleos, guarismo que manifestó un considerable ascenso doce meses después al ubicarse este parámetro en el 30,7 por ciento, nivel análogo al registrado en los momentos posteriores a la crisis de 2002.
Finalmente, se detallan los índices correspondientes a los estándares de remuneraciones salariales, por lo que puede señalarse que en la etapa de auge económico, la media de ingresos reales laborales se incrementó en un 50,8 por ciento ($ 1.257 a $ 1.895). Esto se debió a que la creación de empleo, el aumento de la riqueza producida y la mejora de la productividad incrementaron las posibilidades de los trabajadores de obtener una mejor retribución por su trabajo. Posteriormente, entre 2007 y 2009, como consecuencia de la retracción económica, la pérdida de empleos de calidad y el aumento de los bienes y servicios, disminuyeron los ingresos reales medios laborales en un 3,0 por ciento ($ 1.895 a $ 1.839).
Cabe destacar que, durante el año pasado, los trabajadores ubicados en los hogares de mayor nivel socio-económico obtuvieron una retribución promedio 2,5 veces superior a los que se encuentran en niveles más bajos de calidad económica.
Por otra parte, los ingresos medios reales provenientes de empleos precarios aumentaron un 39,9 por ciento entre 2004 y 2007 ($ 1.208 a $ 1.690), para luego, entre 2007 y 2009, disminuir 3,8 puntos porcentuales ($ 1.690 a $ 1.626). Por último, la media de ingresos reales laborales de los subempleos inestables aumentó un 76,9 por ciento en el primer período estudiado ($ 540 a $ 955), para luego, en el segundo segmento de tiempo, disminuir en un 19,4 por ciento ($ 955 a $770).
De acuerdo al análisis efectuado sobre toda esta serie de parámetros, el "Barómetro de la Deuda Social" enfoca principalmente su atención en la gama de trabajadores inestables y que no logran insertarse en el marco de empleo genuino, al destacar que: "Se encuentran en una situación muy sensible a la fluctuación de la demanda económica y con incapacidad para generar ahorros para mantener a sus familias en épocas de crisis. Participan de un mercado de trabajo relativamente escindido del formal, con recursos y productividad tan bajos que no pueden obtener ganancias, sino ingresos de subsistencia". Asimismo estipula que se ven afectados por sus bajos niveles de empleabilidad y con prestaciones incipientes de intermediación laboral y de formación profesional.
"En muchos casos, afectados por enfermedades de la pobreza o situaciones personales de difícil salida sin apoyo especializado, no pueden más que ser beneficiarios de sistemas de transferencia para pobres y/o excluidos con el objeto de subvenir a sus necesidades inmediatas y de aliviar la pobreza", recalca, a modo de conclusión, el documento de la UCA.

FUENTE: www.elsigloweb.com

La inseguridad sigue siendo el principal problema de los bahienses


El 65 por ciento de los encuestados consideró que las obras de pavimento deben ser prioridad, mientras que casi la mitad mostró una visión optimista de cara al 2011, señalando que la ciudad mejorará.

La inseguridad, en primer término, y a bastante distancia del resto, constituye el problema de la ciudad que más preocupa a los bahienses, según un sondeo realizado para este diario por la consultora Cepeda, Belfiore y Asociados.

El relevamiento también concluyó que la pavimentación de las calles constituye la prioridad en materia de obras públicas, mientras que casi la mitad de los bahienses considera que Bahía Blanca mejorará con relación al presente y un 8% que empeorará.

La muestra abarcó 200 casos de personas mayores de 18 años residentes en 55 barrios de la ciudad. La metodología empleada fue de tipo coincidental, efectuada por detención en la vía pública.

El método de selección fue aleatorio estratificado, con cuotas de sexo y edad en base a la pirámide poblacional del distrito.

Seis de cada diez encuestados coincidió en ubicar a la falta de seguridad al tope de los problemas locales, mientras que cuatro de cada diez se inclinaron por mencionar al abastecimiento de agua potable.

En tercer término se ubicó la crisis del transporte público de pasajeros (38%), mientras que luego el listado de temas que más preocupa a los vecinos se completa de la siguiente manera:

Estado del pavimento/calles (33%), desocupación (24,5%), pobreza (17,5%), estado del medio ambiente (15%), falta de limpieza (13%) y educación (13%).

Luego le siguieron las adicciones, droga y alcohol (8,5%), la falta de obra pública (7,5%), la inflación y el estado de la economía (4%) y, por último, el tránsito y los accidentes (2%).

Obras públicas. Cuando se les preguntó qué obras públicas son las que deberían tener prioridad en la ciudad, el 65,5% mencionó a las viales y de pavimentación, mientras que el 49% se inclinó por aquellas destinadas a asegurar el abastecimiento de agua potable.

El 30% se pronunció por las cloacales, el 25% por el mantenimiento de escuelas e instituciones educativas y el 23% por obras de infraestructura de salud (hospitales y unidades sanitarias).

Luego aparecen obras de vivienda (19,5%), alumbrado público (16,5%), espacios verdes (7%) y redes de gas (6%).

¿Mejor o peor? También se les preguntó a los encuestados si, en comparación con el año pasado, Bahía Blanca ahora estaba mejor, igual de bien, igual de mal o peor.

Aquí el abanico de respuestas se atomizó por cuanto el 28% dijo que la ciudad está mejor que en 2009 y el 19% peor, mientras que el 27% opinó que estaba igual de mal, el 18% igual de bien y el 8% no sabe o no contesta.

Como nota distintiva cabe mencionar que las mujeres y los jóvenes son los segmentos de encuestados que dieron respuestas más pesimistas.

El 2011. Donde queda plasmada cierta visión optimista de la ciudad fue al requerírseles una opinión sobre cómo estará Bahía Blanca en 2011.

El 48% dijo que mejorará, mientras que el 20% opinó que seguirá igual de mal, el 16% que seguirá igual de bien, el 8% que empeorará y el 8% restante no sabe o no contesta.

Fuente: La Nueva Provincia

Tres de cada diez hogares del país sufrieron la inseguridad

Lo que más preocupa a los argentinos. Lo revela una flamante encuesta nacional de la UCA con cifras de 2009, que muestran un fuerte aumento del delito desde 2006. Los mitos sobre la influencia de la TV en el miedo a los robos.

Asaltantes a mano armada que en un instante se convierten en asesinos, motochorros violentos, desvalijadores de casas o countries, delincuentes sexuales o punguistas de esquina: son los protagonistas de la tragedia cotidiana que desangra a las familias y socava la democracia. Aunque el Gobierno y la mayoría de los políticos mire para otro lado –y en algunos casos ni siquiera la admita como un problema grave–, la inseguridad es el tema que más afecta y preocupa a los argentinos. Una encuesta nacional que acaba de ser procesada revela que en tres de cada diez hogares al menos un miembro de la familia fue víctima de algún delito, una proporción que viene creciendo sin parar desde 2006.

El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina realiza desde 2004 un exhaustivo relevamiento nacional anual para conocer la situación económica, habitacional, educativa, cultural y hasta psicológica de los argentinos. Clarín accedió a los resultados de la encuesta 2009, en la que se relevaron 2.130 hogares representativos de los centros urbanos con más de 200.000 habitantes. Con semejante base de información disponible, y la comprobación estadística de que el delito viene creciendo sin parar en los últimos años, los responsables del Observatorio también analizaron los motivos que explican la “sensación de inseguridad”.

Veamos algunos números: mientras que la cantidad de hogares en los que al menos un miembro de la familia fue víctima de un delito venía cayendo entre 2004 y 2006, desde entonces tuvo un fuerte aumento: de 20,2% ese año, a 27,3% en 2009. “Después de tres años de reactivación económica en los que cayeron las tasas de victimización, vemos un ascenso rápido del delito desde 2006, que afecta en mayor medida a las clases más pudientes pero también a la clase baja, esa franja social que con la inflación, la crisis internacional y el retroceso del trabajo en blanco cayó en la informalidad”, explica el titular del Observatorio, Agustín Salvia. “En un contexto de mayor desigualdad, las clases medias profesionales son las que hacen más posible la ‘redistribución’ de los recursos que se concreta a través del delito”, explica.

Para Salvia, además, el fuerte salto de los robos en la clase baja podría explicarse por el “acceso fácil” que una “nueva delincuencia” –nacida al calor de la flamante necesidad económica– tiene entre sus vecinos. “Los jóvenes son otras víctimas predilectas de la delincuencia. Como andan más en la calle están más expuestos”, dice el investigador.

El miedo por la inseguridad

La encuesta de la UCA también muestra que el porcentaje de personas que tiene miedo de ser víctima de un delito viene acompañando a la perfección la curva de los robos: aunque siempre con niveles mucho más altos, caía cuando bajaba la cantidad de robos, pero desde 2006 subió nueve puntos. Este es el primer indicador de que la tan mentada “sensación de inseguridad” responde principalmente al hecho de haber sido víctima de un robo, o que le hayan robado a algún familiar.

“Acá está la clave para explicar el miedo de la gente. Se da en toda la sociedad, pero sobre todo en los sectores más bajos”, sentencia Carolina Moreno, coordinadora del capítulo seguridad de la encuesta. “Si se lograra disminuir la cantidad de robos y crímenes violentos, la llamada sensación de inseguridad caería de inmediato.”

Pero hay más pruebas de estos vasos comunicantes entre robos y miedo. En 2008, los hogares ubicados en villas de emergencia que habían sido víctimas de delitos representaban el 26,4% del total. Un año después, esa cifra cayó a 16%. Pues bien, la “sensación de inseguridad” entre los habitantes de las villas también se desplomó de 86,8% a 68,1%. Mientras, en los hogares del trazado urbano pasó lo contrario: la cantidad de víctimas creció de 25,8% a 27,6%, y en ese lapso el miedo también aumentó tres puntos, de 74,4% a 77,7%.
Policías en acción

Que anoten los gobernantes: según el relevamiento de la UCA, la presencia de la policía en las calles efectivamente baja la cantidad de robos. “Sobre todo en los barrios de clase muy baja y media baja, donde el año pasado la tasa de delitos se duplicó en las zonas en las que no había patrulleros”, aclara Salvia. Excepto en las villas de emergencia, esta relación entre presencia policial y caída del delito se da en todas las clases sociales y en todo el país, aunque es más pronunciada en el Gran Buenos Aires que en el interior.

¿Sobredosis de TV?

Es una de las respuestas casi automáticas de funcionarios, referentes sociales progresistas y hasta jueces: la “sensación de inseguridad” es una enorme ola de espuma agrandada por la televisión y los medios, que repican constantemente con imágenes de crímenes, familias destrozadas y marchas contra la inseguridad. Pero más allá de la sana y necesaria discusión sobre el rol del periodismo en la cobertura de los hechos policiales, la encuesta de la UCA muestra que de toda la gente que dijo haber sentido miedo al delito en 2008 –último año con este recorte procesado– apenas hubo una diferencia de 6% entre quienes miraban los noticieros y los que lo hacían “rara vez o nunca”. Esta distancia se estiraba al 9% entre los jóvenes y los sectores más postergados, pero casi desaparecía en las franjas bajas y altas de la sociedad.

“La televisión es un fuerte actor social de la actualidad, y como tal puede afectar la sensibilidad de la gente con respecto a ciertos temas. Pero no alcanza con echarle la culpa a los medios para bajar el miedo al delito. Según nuestros datos, no hay dudas de que la sensación de inseguridad no se le puede atribuir a la influencia de la televisión”, explica Salvia.

Hay otros datos que deberían preocupar más a la Presidenta: entre las víctimas de robos o violencia se desploma la confianza en el Gobierno, y es lo que viene ocurriendo en los sectores medio bajos –sobre todo en el Gran Buenos Aires– y en las villas de emergencia, donde el kirchnerismo guarda fuertes esperanzas electorales. La encuesta muestra una diferencia de entre 10% y 15% en esos sectores, mientras que en las franjas más acomodadas la pérdida de fe en el Gobierno no llega al 3%. Pero cuidado, la inseguridad y su efecto inevitable, el miedo, también aflojan los lazos de la democracia en la clase media alta. La investigación de la UCA refleja que su principal desilusión es con la Justicia: sólo el 26% de quienes sufrieron robos confía en los jueces, mientras que 37% no cree en los resultados de su trabajo.

¿Otras consecuencias de la inseguridad? Un sensible aumento de la depresión y la angustia, y la amarga sensación de haber perdido el control de la propia vida. Para la investigadora Carolina Moreno, “el miedo al delito provoca un aislamiento social y un abandono de los lugares públicos que a su vez favorece que aumenten los robos. Para revertir este circuito negativo hay que fortalecer los vínculos sociales en los barrios, aumentar la presencia de una policía efectiva y respetada por la gente, y recrear la confianza en los gobernantes”.

El sociólogo Agustín Salvia va un paso más lejos: “El miedo genera desconfianza en el otro, pero también en las instituciones. En la encuesta del año pasado, le preguntamos a la gente si prefería un gobierno ‘fuerte’. La respuesta afirmativa fue bastante más alta entre quienes habían sido víctimas de algún delito, sobre todo en la clase baja, con una enorme diferencia de más de 34 puntos. Para derribar otro mito, debo decir que en los sectores más pudientes ese reclamo de un gobierno ‘fuerte” era mucho más bajo.”

Sin encuestas oficiales de victimización desde 2006, enredados en explicaciones y teorías más justificadas en prejuicios ideológicos que en información confiable, los argentinos siguen esperando acciones concretas que alejen de ellos las balas y el miedo. Por ahora esperan.

Fuente: Diario Clarin