lunes, 11 de mayo de 2009

Nociones básicas de submarinismo



El submarinismo es una experiencia relajante, divertida y permite descubrir un auténtico mundo bajo el mar. Pero hay que asumir una serie de principios básicos para que la inmersión sea favorable y evitar contratiempos. No obstante, en caso de que suceda alguna situación de emergencia, hay que aprender una serie de normas para actuar con celeridad. Recordar que nunca se submerge en solitario, ya que es una actividad grupal que puede ser muy enriquecedora.

Ante todo, hay que tener claro que la vida submarina es un medio que hay que proteger y alterar lo menos posible durante la inmersión. Además, hay algunos factores que bajo el mar muestran un aspecto diferente a como se aprecian en la superficie. Los más significativos son la luz, el sonido y la temperatura. Una vez se es consciente que es una actividad que entraña un cierto riesgo, pero apasionante a la vez, los iniciados al buceo deberán dirigirse a un centro de submarinismo donde, a través de una serie de clases prácticas (en una piscina) y lecciones teóricas, se aprenderá como actuar bajo el agua.

Saber respirar bajo el mar
Lo más importante es saber respirar de forma frecuente y profundamente. Nunca hay que aguantar la respiración. Pero también hay que aprender a compensar el cambio de presión, dependiendo de la profundidad a la que se quiera realizar la inmersión, sobre todo, durante el descenso y el ascenso. Para ello, hay que pinzar la nariz para compensar el aire y repetirlo en reiteradas ocasiones, antes de evitar molestias en el oído. No se recomendable bucear cuando se sufre un proceso catarral, congestión nasal o por motivos de alergia, ya que bajo el agua, estos síntomas se disipan en parte y pueden complicar la compresión. Hay que tener claro que cuando se desciende los pulmones se comprimen y se recuperan durante el ascenso. Dos acciones que deben realizarse con lentitud para evitar problemas.
También hay que aprender a compensar la máscara de buceo, para evitar dolores en la zona facial y aprender a respirar momentáneamente bajo el mar sin uso de regulador, ya que suele suceder que durante la inmersión, pueda caerse éste de la boca. Ante todo, hay que mantener la calma y realizar los ejercicios que se han aprendido durante la instrucción.
De hecho, las primeras clases prácticas se realizan en una piscina, para acercar el amplio equipo de buceo a los principiantes y ayuda a ganar confianza bajo el agua. Seguir las directrices del instructor es primordial para poder disfrutar de esta actividad subacuática.

Equipo autónomo de buceo
El submarinismo ha experimentado una importante revolución, con el firme propósito de facilitar la autonomía de los buceadores. Existe una serie de elementos imprescindibles y otros optativos, dependiendo de la facultad de cada buceador. El equipo se compone de:
  • Máscara. Hay que tratar para evitar que se empañe o entre agua. Circunstancia que estropearía la inmersión. Cada máscara es individual, ya que se adapta a cada uno.
  • Tubo. Pese a que existe el regulador y la botella de aire comprimido, el uso del tubo es importante cuando uno se encuentra en la superficie para no extinguir el aire de la botella.
  • Aletas. Nadar bajo el mar puede ser difícil, gracias a las aletas, se consigue una mayor motricidad y se evita cansarse durante la inmersión. Además, se recomienda no andar mucho tiempo con ellas puestas, para no extenuar-nos antes de realizar esta práctica submarina.
  • Chaleco. Permite la compresión de aire inflándolo y desinflándolo en distintas fases de la inmersión. Para ello, uno ha de conocer sus límites y facultades para realizar esta acción.
  • Botellas y griferías. Contiene aire comprimido y debe atenderse a su comprobación antes de la inmersión para evitar contratiempos.
  • Regulador. Se recibe el aire de la botella a través de una boquilla que hay que inhalar de forma frecuente. Se suele presentar con una fuente de aire alternativa para, que en caso que un compañero se quede sin aire, podamos auxiliarle y acompañarle hasta la superficie.
  • Manómetro. Nos indica el aire que nos queda en la botella.
  • Traje. Realizado en su mayoría con un compuesto de neopreno, evita que el frío del agua nos congele y se pueda sufrir hipotermia. Existen trajes secos y húmedos (los más habituales).
  • Lastre. La flotabilidad depende del peso de cada persona. Para ello, se suele utilizar un cinturón de lastre o disponer de un chaleco con lastre incorporado que son piezas de plomo que permiten la fácil inmersión bajo el agua.
Se puede ampliar el equipo con guantes, capuchas y escarpines para evitar pasar frío durante la inmersión. Asimismo, hay que tener en cuenta que el buceo amater permite la inmersión de hasta 20 metros y con un tiempo limitado a 20 minutos. A medida que se van realizando inmersiones, se va consiguiendo un título con capacidad para realizar otras actividades subacuáticas.
Un mundo por descubrir que puede convertirse en apasionante.

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