martes, 13 de octubre de 2009

Mi vida con Carlos


Mi vida con Carlos / Germán Berger Hertz / Chile-España / 2008 / 81 minutos / Premio del jurado al mejor documental y premio del público, Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz 2009

Por María José Bello

Son las 9 de la mañana en el auditorio del Casino, lugar de proyección de la competencia documental del Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz. Más de cien escolares franceses asisten junto a sus profesores de español al primer pase de Mi vida con Carlos, documental del director chileno residente en Barcelona, Carlos Berger.

Los jóvenes se instalan en el segundo piso del auditorio y yo paso a sentarme en el primero junto al resto del público general. Unas 200 personas asisten a la función. La sinopsis presenta esta historia como "el viaje de un hijo en busca de la memoria de su padre asesinado en dictadura". Pienso que es impresionante el interés que existe en Europa por las temáticas relativas a las dictaduras latinoamericanas y la importancia que se les da a éstas en la formación de los estudiantes desde muy temprana edad. Pienso también que en Chile estamos a años luz de este proceso, sobre todo a nivel del tratamiento de este período histórico en clases. No me imagino a cuatro profesoras llevando un día martes a las 9 de la mañana a sus alumnos a ver un documental sobre los estragos de la dictadura de Pinochet. Sin quitarle mérito a lo que me toca presenciar, relativizo la situación pensando que siempre es más fácil analizar, juzgar y estudiar la historia ajena, y que los franceses tienen muy poco asumidos episodios propios como la guerra de Argelia y menos aún temas contemporáneos como la falta de integración de los inmigrantes y la segregación y la violencia que este fenómeno conlleva.

Comienza el documental y los estudiantes se mantienen atentos a la historia de Germán, chileno de 37 años, hijo de la abogada Carmen Hertz y de Carlos Berger, asesinado cuando el realizador tenía un año de vida. La película se hará acreedora del premio del jurado al mejor documental y del premio del público al mejor documental del certamen francés, una semana después de este primer pase ante el público.

Mi vida con Carlos combina dos cualidades que cautivan al espectador desde el comienzo: la emotividad del guión y la calidad cinematográfica. Estamos ante una historia personal, sincera, profunda. Hay alusiones a la dictadura y a los procesos históricos, pero lo importante es lo que ocurrió en el seno de una familia luego del golpe de estado y cómo se puede sobrellevar el hecho de crecer sin conocer a su padre.

La película entera es un proceso de introspección y de búsqueda, un duro, pero sanador recorrido por el pasado que permitirá al director confrontarse a sus fantasmas y contribuir a la construcción de la memoria familiar, así como también a la memoria de todo un país. Y pese a la melancolía que atraviesa al relato, encontramos también una esperanza, un mensaje redentor que se sustenta en la capacidad de superación de la adversidad por parte del protagonista.

El documental cuenta con una dirección de fotografía impecable a cargo de Miguel Littin Menz. La imagen es cuidada, poética, sugerente. Los videos y las fotografías de archivo se integran perfectamente en un relato narrado desde el presente, un presente en el que algunos de los personajes del pasado ya han partido, y otros se han quedado para hablar y recordarlos.

2 comentarios:

Angelus dijo...

me parece una pelicula muy interesante
ATT: peliculas-libros.blogspot.com

Pamela Palma Z. dijo...

Yo ví esta película...y muchos podrían pensar que su relato es desde el inconmensurable dolor sufrido...pero al contrario, se construye a través de poesía...

Magnífico trabajo