sábado, 11 de agosto de 2007

Abajo los taxistas

HAY CIUDADES en las que tomar taxi con frecuencia es un signo de alto nivel social. Lima es de las otras. Es tan barato que no te distingue en nada y tan malo que te expone a los mismos vejámenes que el resto del transporte público. Hay taxis que corren como combis, taxis que roban y asaltan, taxis que huelen a gas, taxis piratas. Yo los he sufrido todos, pero especialmente los de una clase creciente: los que te torturan psicológicamente. Desde que tomo taxi a diario mi tolerancia al rechazo se ha incrementado hasta límites insospechados. A ojo de buen cubero, dos de cada tres taxistas desprecian mi dinero y declinan llevarme. No creo pedirles rutas largas o estrafalarias, tampoco tener cara de asaltante. No pido carreras a los Barracones del Callao, Barrios Altos o Renovación. Últimamente he declinado hasta el natural regateo de la tarifa. Da igual, no me llevan. Ni siquiera corren el riesgo de pedir una tarifa desmedida y apostar por una eventual prisa o desesperación. La mayoría ni siquiera te mira a la cara, solo pone primera y arranca. Otros ponen rostro de pena, como si quisieran llevarte pero les resultara imposible (mentira) y otros, los menos, ensayan brevísimas explicaciones. Esas también creo haberlas escuchado todas: que van para el Callao, que tienen que devolver el carro, que después tienen que volver vacíos… un largo etcétera que la verdad no tiene por qué importarnos. No es nuestra culpa que la demencial competencia en la que se hayan enfrascados desde hace varios años haya degradado la rentabilidad de su oficio al punto de que apenas les rinda unos centavos. Tampoco lo es que nadie les haya metido en la cabeza que lo que hacen es un servicio público.

Sin embargo, los taxistas saben voltearte la tortilla y echarte la culpa de algunos de sus dramas cotidianos. Como la mala costumbre de nunca tener plata para darte vuelto. No de 100 soles o de 50, sino de billetes razonables como los de 20 o incluso los de 10. En un mundo justo deberíamos asumir que si el taxista no tiene cambio de esas sumas debería avisarte con tiempo. En Lima no es así, tú debes avisarle y si no lo haces te expones a que el susodicho te ponga rostro colérico: “¿Por qué no me avisó antes?”, te increpará y luego se quejará por todo el combustible extra que le estás haciendo gastar. Tengo una amiga que para evitarse esos malos ratos advierte al taxista que va a pagar una carrera corta con una moneda de cinco soles. Si lo hace, debe ser por algo. Alguno debe haberle alzado la voz por no haberle avisado a tiempo que no tenía sencillo.

También están los taxistas que te increpan por el estado del tránsito, como si no lo sufrieras tanto o más que ellos, o como si estuvieras obligado a conocer una ruta alternativa que satisfaga sus expectativas. Aunque el otro extremo tampoco es deseable: esos eximios ‘ruteros’ que por avanzar rápido se trepan a las veredas, se meten contra el tráfico o, todavía peor, te llevan por brillantes atajos que resultan ser tenebrosos callejones sin pensar en el pobre pasajero que teme un secuestro inminente. Esos, sobre todo para las mujeres, son de la peor especie.

Llegado a este punto, sería políticamente correcto que dijera que no es mi intención generalizar y que también hay taxistas buenos. No lo voy a hacer. Al menos, no de ese modo. Claro que hay taxistas amables, civilizados y conscientes, pero son tan pocos comparados con la inmensa mayoría que mi generalización me sigue pareciendo válida.

El que quiera darme la contra, que toque el claxon.

3 comentarios:

PasajeraEnTransito dijo...

Mira no se, hay mucha gente que quiere pagarle 3 soles a esos pobres taxistas por rutas que minimo son 5. No nos pasemos pues, la gasolina cuesta. Y estoy de acuerdo con que el pasajero debe de avisarle al taxista que solo tiene un billete de 20 o de lo que sea porque asi te ahorras problemas.
Solo porque el taxista es un trabajador informal no quiere decir que no pueda el poner ciertas normas a su labor y servicio. a un abogado le tienes que decir "a por siaca solo tengo un billete de 20". El abogado decide si te ayuda por ese monto o no.

darling dijo...

Me da una cóleraaaaa cuando le pido a un taxi que me lleve de Miraflores a ponte San Isidro y me dice que no va. Ya varias veces les he contestado "¿y a dónde vas para acompañarte?" con su respectiva lisura que no repetiré en este blog decente... Así espanté a mi ex una vez además.

Roberto dijo...

Con un fuerte abrazo, te dejo este video de hace 1 semana.
Embrace of the Future 2010
Link:http://www.youtube.com/watch?v=cXCE5qHPpmE

Roberto