7 de març del 2011

La tristeza del samurái, de Víctor del Árbol

LA RESSENYA, d'Emma Infante


¿Qué pasaría si Ruiz Zafón escribiese mejor y más negro? Eso me preguntaba yo cuando hace meses leía la novela La tristeza del samurái —entonces inédita— de Víctor del Árbol. La compleja y bien urdida trama te absorbe como lo hacen algunos best sellers, pero con unos detalles de calidad de los que éstos suelen carecer. Mujeres y hombres lastrados por un pasado ajeno del que sólo podrán liberarse luchando por arrancar las vendas de sus ojos y enfrentándose a la verdad como sólo lo hacen los que no tienen nada que perder.

No me atrevería a decir que es una novela original, diría que es una novela lograda. Son muchos los autores que ambicionan crear una obra que atraviese generaciones, geografías y transformaciones sociales. La mayoría no consiguen conquistar, ni seducir, ni tan sólo entretener. En cambio, Víctor del Árbol es capaz de transportarte, cuestionarte y sobretodo estremecerte con la dureza de algunos episodios. Algunos demasiado próximos, y durante tanto tiempo silenciados. La dureza a la que me refiero es una dureza psicológica, una negritud profunda, mucho más profunda porque no es evidente. Un resentimiento del que no siempre son conscientes ni los protagonistas. Víctor recrea algo ahí, sutil, que duele, que se muestra al que lo quiera ver, pero que al tiempo es intangible.

La tristeza del samurái desgrana en poco más de cuatrocientas páginas los gravísimos hechos que vinculan antecesores y descendientes, víctimas y verdugos en tiempos convulsos. La novela nos traslada a la España profunda de hace setenta años, una España recién salida del conflicto bélico florido pero en pleno cruce de rencores y ejercicio de los abusos por parte de los triunfadores, en aquel momento omnipotentes. Algunos viejos poderosos dilataron su terrible influencia más allá de la caída del Caudillo y de los avances de la transición. Acaba el trepidante texto trascurridas cuatro décadas. Hasta hace solo treinta años cuando —precisamente ahora se cumple el aniversario— se perpetró el golpe de estado de Tejero. Un episodio inducido, tal vez, por alguien a quien los lectores de la novela van a poder descubrir…

Una mujer sería, en principio, una de las protagonistas principales de ésta novela, una mujer muy fuerte y valiente que tiene que enfrentarse a los hombres de su vida y también a los fantasmas. Una mujer «que nunca llegó a ser ese tipo de mujer que se esperaba de ella». María logró ser mucho más.

El autor, Víctor del Árbol, aún siendo escritor trabaja como Mosso d’Esquadra. En alguna entrevista ha explicado que la tristeza, aludida en el título, es la que surge de la frustración de no haber alcanzado lo que uno hubiera querido para él en la vida. Sería fantástico que precisamente esta excelente novela conjurase en él esa tristeza. Porque queremos compartir más frutos de la búsqueda personal que él tiene sobre quien es, sobre el destino, sobre las culpas heredadas, sobre la redención o la brutalidad desbocada en defensa de lo que uno ama. ¿Tendrán que venir los norteamericanos, los canadienses los ingleses o los franceses a decirnos que es una gran novela?

La tristeza del samurái
Víctor del Árbol
Alrevés, 2011
20 €

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