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Fike, la empresa por la que llevo 4 años dando el callo, está situada en la calle Rosellón 34, entre el hospital Clínico y la cárcel Modelo. Es un edificio de oficinas en medio de viviendas normales. No es que destaque demasiado, pero está bien situado, delante del metro de Entença, con un parque delante.

Rosellón 34 se situa en el Ensanche barcelonés, ese entresijo de calles que se cruzan unas con otras y por lo que en muchas ocasiones es difícil diferenciarlas (más aún si no se es autóctono). Entre edificio y edificio, hay locales comerciales: un bar (regentado por un matrimonio gallego, con malagueñas y bratswurts y hamburguesas del chef  a 2’5€), un taller de motos BMW, una panadería, un Banco Gallego, una frutería, una herbolisteria, un colmado… y una peluquería china.

En los últimos años los chinos están comprando locales a cascoporro… y a tocateja. Mi señora madre, que llevaba trabajando tropocientos años en un bar, se quedó sin trabajo cuando unos chinos compraron al contado el local a su dueño. Pero es algo bastante generalizado, muchísimos bares en Barcelona son regentados a día de hoy por familias (si, familias) chinas.

Por eso no me sorprendió que un grupo de chinos adquirieran el local del número 38 de la calle Rosellón. Digo yo que en China también cortarán y teñirán el pelo, así que porqué no abrir una peluquería. Si tienen dinero que blanquear, cualquier negocio es válido.

Siempre paso por delante para ir a comer, y a esa hora la actividad es más bien poca. Una vez Anna, la chica de la oficina, se fue a hacer mechas y cortar el pelo, y salió muy contenta por el resultado y por el precio. Iván, el service guy, también se cortó el pelo ahí. Hasta aquí todo correcto.

Lo gracioso del tema es que la semana pasada los Nacionales y la Urbana hicieron una redada a varias peluquerías chinas de Barcelona, la de Rosellón 38 incluida. El motivo era que los masajes que anunciaban en el escaparate no eran bien bien masajes… Bueno, quizá si lo eran, pero también eran felaciones, penetraciones y otras prácticas sexuales ejercidas por mujeres chinas, la mayoría sin papeles. En las redadas se engancharon a varios clientes con los pantalones bajados y chicas semidesnudas en la trastienda. «Yo solo he venido a que me hagan un masaje», diría alguno, pero claro, también había pruebas del crimen(es) en las papeleras (profilácticos usados).

Lo curioso del tema es que la peluquería sigue abierta, aunque si antes parecía que tenían poca clientela, ahora juraría que es nula.

“Abrieron hace cosa de medio año – prosigue una de las mujeres de Rosselló, y yo vengo una vez al mes a que me hagan un masaje en las vértebras. Los hacen muy bien. Es verdad que vienen muchísimos señores, pero nunca me hubiera imaginado que…”. “Tienen que haberse equivocado – agrega otra vecina, yo vengo aquí a peinarme”.

No señora, no se han equivocado, donde usted va a peinarse también se practica la prostitución, pero claro, esto cuéntaselo a una mujer mayor que jamás volverá a pisar ese local, por muy bien que la peinaran o por muy buenos masajes que dieran…

Más información aquí.
Hablando de masajes, el viernes me hago una radiografía de la espalda. La lumbalgia me está matando…

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  1. By Stats « Xu7’s Flying Circus on 24 Mar 2009 at 11:04 pm

    […] como indicativo mencionar que el post “Peluquería con final feliz” es el más visto, con diez (10!!) veces más visitas que el segundo… ¿Por qué […]

  2. […] en News of the world El post más visto de este blog sigue siendo, de lejos, el de la peluquería china de al lado de mi trabajo. Se trataba de la peluquería que escondía en sus entrañas un negocio de prostitución ilegal. La […]

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