Intentar condensar las vivencias que se disfrutan en un seminario de un auténtico Shihan de esta nuestra querida Bujinkan en unas cuantas líneas, es una empresa compleja. Pero, compleja o no, esta vez ha recaído en mí la responsabilidad, por circunstancias que se nos escapan de las manos a los mortales, de modo que trataré de abordarla como mejor pueda.

No sé si sería la providencia, pero nos ha tocado vivir un curso con diversos cambios respecto del patrón establecido estos años, cambios aparentemente sin relación unos con otros. Desde los generales, como puede ser la nueva localización (que aunque más limitada en espacio, mejor equipada, debo decir), o una temática fresca y pragmática como es el goshinjutsu (la defensa personal entendida desde la perspectiva del Budô) hasta los que me tocaron más de cerca como la (a priori) desafortunada circunstancia de la ausencia en esta expedición del Dôjô de Oviedo de nuestro instructor Elías por razones, repito, que escapan a nuestro control (ya que como todos sabemos, los temas de la salud son delicados), que de todas formas, y afortunadamente para nosotros fue persona como siempre crucial en todos los aspectos logísticos que facilitaron nuestra asistencia.

Pero déjenme invocar una de las máximas de nuestra actividad, Banpen Fugyo. Y es que de lo inesperado y aleatorio, si uno observa y se adapta, salen beneficios de donde la mayoría vería problemas, y un curso, como todos los de esta clase magnífico, se convierte además si me permiten en una suerte de aventura, donde quien normalmente va guiado por alguien ya experimentado tiene que exprimirse el coco, lanzarse a lo desconocido, aceptar responsabilidades.

En definitiva, sin extenderme más, ya que no soy amigo de los detalles y más bien de la esencia, una experiencia única, donde el denominador común, eso sí, fue la presencia de ese virtuoso de nuestra actividad como es Brin Morgan, y de muchas de las caras conocidas de estos encuentros por las que uno siempre se siente arropado y que mejoran más aún si cabe, la calidad de vivencias tan especiales.

Por Benjamin Dugñol Simo

Senpai Bujinkan Asturias