BREVE HISTORIA DE LA IRIDOLOGIA

El arte de determinar el estado de salud a través del aspecto de los ojos se remonta a tiempos antiquísimos, ya que fue una práctica conocida entre los caldeos, quienes se basaban en principios astrológicos aún más antiguos. Salcer escribió un libro sobre Diagnóstico por el ojo y ocultismo, en el cual se cita una frase de una tal Libra para quien :" Todo lo que ocurre en el cosmos, se refleja en el hombre. Este reflejo se realiza en todo el cuerpo, y el iris es la parte más adecuada para este reconocimiento". Según Libra, las enfermedades son manifestaciones que transcurren paralelas a las afecciones orgánicas, y ambas son resultado de acontecimientos cósmicos. Curiosamente también en el Nuevo Testamento se cita un párrafo de Cristo que dice a Lucas "el ojo es el faro de tu cuerpo, su tu ojo está sano (puro), tu cuerpo entero es luz ; pero si está enfermo, tu cuerpo se halla en la oscuridad… Cuando tu cuerpo entero contiene luz (está puro), y ninguna parte de él está en la oscuridad, todo en él es claro, como cuando la luz con su resplandor te ilumina" (Lucas,11, 34-36, citado por Deck). En la Edad Media apareció la obra de Phyllippus Meyens titulada Chiromantica Medica, en la que se cita este método de exploración.

En otras culturas también se han desarrollado métodos de exploración afines, de forma independiente. Chinos y japoneses ya conocian algunos campos y sectores del iris, aunque su interpretación difiere bastante de los conceptos de la Iridología occidental, esencialemnte porque la forma de comprensión de la enfermedad también es distinta.

Por otra parte, algunos iridólogos franceses cuentan en sus obras las relaciones encontradas entre los signos del zodiaco y el iris, aunque de una forma puramente inductiva. Para los seguidores de la Escuela Francesa de Iridología Renovada, la pasición extrovertida del hombre, como en el relieve de la basílica de Vézelay, puede considerarse una imagen bastante fiel de la carta topográfica del iris que ellos recomiendan. Todo ello constituye un ejemplo de la utilización de ciertas relaciones del iris con las ciencias paramédicas, tanto hoy como en la antigüedad.

Suele atribuirse el descubrimiento de la Iridología al médico húngaro Ignatz von Peczely, que nació en Egervar, localidad cercana a Budapest. El 26 de enero de 1826. A este conocido autor se debe la famosa historia del búho, que ciertamente no se sabe si fue realidad o no. Dijo Peczely que en su infancia entró un búho en su habitación ; al tratar de atraparlo, lo cogió de una pata, y el animal asustado y tratando de escaparse, se rompió la pata. En ese mismo momento al joven Peczely le pareció que en iris del animal aparecia una señal, como respuesta a esa fractura. No se sabe a ciencia cierta si esto fue una leyenda o sucedió en realidad, ya que numerosos iridólogos niegan esa posibilidad porque no han podido hallar signos irídicos en los animales o quizás a que han repetido el experimento con algún pobre búho.

Fue Peczely, sin embargo, quien tuvo el mérito de publicar la primera carta irídica, con una estructura similar a las que se utilizan hoy en día, y que fue publicada en 1886, por la revista Homeopatische Monatsblätter.

Con búho o sin búho, lo cierto es que este tenaz investigador consiguió describir un sistema enigmático de diagnóstico que muchos seguirían en los años venideros.

Peczely fue el primero en reconocer que mucahs veces había serias diferencias entre los signos que él veía y los hallazgos clínicos, cosa que aún sigue ocurriendo. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que Peczely sólo podía trabajar con una simple lupa de dos aumentos, y sin los medios de apoyo fotográfico y microscópico que poseemos hoy en día. Peczely se sorprendía de que en ocasiones una enfermedad no se manifestase, pese a leerse en el iris su signo, para aparecer un tiempo después. Por el contrario, ciertas enfermedades manifiestas denotaban una ausencia de signos defraudante. Von Peczely fue además el primer iridólogo que sufrió por parte de las autoridades médicas la acusación de ejercer como "falso curandero". Lo cierto es que él pudo determinar en el médico alópata que le acusaba muchas veces de enfermedades observando simplemente sus ojos; con lo cual dejó sorprendido a su acusador, quien tuvo que retirar su denuncia de fraude. Quizá por esta razón, y para poder trabajar más tranquilamente, Peczely se puso a estudiar, a los 36 años, en la Facultad e Medicina de Viena y se licenció en 1867. Posteromente, en 1880, publicó su primer tratado, denominado Descubrimiento en el seno de la Naturaleza y el Arte de Curación, el primer texto moderno de Iridología, que fue revisado unos años más tarde por Emil Schlegel en su tratadoEl Diagnóstico por el ojo según I.V. Peczely. Ambos libros son hoy en día inencontrables.

Unos quince o veinte años más tarde, y seguramente de forma paralela, el reverendo sueco Nils Liljequist observa que tras la toma de quinina que le había recetado su médico (se trataba entonces de un fármaco habitual), sus iris se tornaban de un sospechoso color rojizo. Esto le hizo interesarse por la coloración del iris entre sus conciudadanos, observando y anotando los cambios de color que se producían. En esto, Liljequist tenía un buen campo donde observar, puesto que en los países nórdicos existe una predominancia de los iris azules y las coloraciones se observan con mayor facilidad. Liljequist publica en 1893, de esta manera, un tratado sobre las hoy denominadas heterocromías del iris, titulado Om Oegendiagnosen. Cuando Peczely se enteró de la aparición de esta nueva obra, pensó que Liljequist había copiado su sistema, pero lo cierto es que que los campos de investigación y las conclusiones que obtuvieron se complementaban y fueron el primer código descifrable de las señales que el iris nos ofrece. Liljequist visitó Peczely en Budapest e introdujo algunas correcciones en su teoría sobre la Iridología.

Desde siempre, la escuela centroeuropea ha sido la que más iridólogos prestigiosos ha dado, y su literatura ahonda mucho más en los aspectos científicos y estadísticos para comprovar su validez. Entre naturópatas alemanes destaca el Abad Felke, que no dejó obra escrita, pero que tuvo numerosos seguidores que a su muerte trancribieron sus enseñanzas, tanto de la Iridología como de otros tratamientos naturistas -entre los seguidores más notables de Felke tenemos que citar Sebastian Kneipp-. Felke reconocía las cosas de forma intuitiva, pero realizó una gran labor en el esclarecimiento de muchos puntos del iris, todavía entonces sometidos a discusión; fue uno de los impulsores de la orientación tipológica de las constiruciones del iris, y podía valorar a la persona desde el punto de vista psicosomático. Una frase que solía decir era " El iris nos dicta las recetas". Felke fue acusado de curanderismo con el cargo de homicidio involuntario por omisión, al haber hecho un diagnóstico equivocado en un aprendiz de panadero de 18 años. Lo cierto es que el juicio demostró su inocencia, pero le defraudó personalmente mucho. La comisión médica que lo acusó estaba convencida de que Felke poseía poderes de medium, o creía más en la telepatía que en la realidad del diagnóstico por el iris.

También cabe citar a otros iridólogos algo posteriores, como la doctora Eva Flink (1868-1955), y Madeleina Madaus (1857-1925), quienes junto con otros iridólogos editaron la primera revista iridológica que se conoce, titulada Iris-Korrespondez, y cuyos ejemplares también son hoy en día inencontrables. Esta revista apareció en los años 1920-1940, aproximadamente.

La escuela noteamericana se inicia con unos principios extraídos de las enseñanzas de pioneros como Peter Johannes Thiel (quien publicó uno de los primeros libros en inglés, traducido del original alemásn) y de Henry Edward Lahn, que cambió su nombre por el más americanizado de Lane, y cuyos libros se pueden encontrar aún en los EE.UU. Lane, de origen austriaco, empezó rápidamente a trabajar como iridólogo en el Kosmos Sanitariun de Evanston, en Ilinois. Sucedía a principios de siglo, hacia los años veinte, cuando en EE.UU. existían fuertes corrientes renovadoras de la Medicina Ecléctica del Dr. King. Los discipulos más directos de Lane fueron Henry Lindlahr y la mayoria de las siguientes generaciones de iridólogos, como McLain, Haskell Kritzer, Collins, Hutchens, Bernard Jensen, John Arnold, Harry Wolff, etc. se han inspirado en sus teorías. Henry Lindlahr se hizo famosos en EE.UU. como médico naturista trabajendo en el Nature Cure Sanitarium de Chicago, que él mismo fundó. Su primer libro se publicó en 1913 (Nature Cure, Philosophy and Practice), y su excelente libro de diagnóstico por el iris apareció en 1919. Estos autores americanos iniciaron una Iridología práctica, algo lejana del cientifismo, pero que daba excelentes resultados.

No puede acabarse de hablar de la escuela americana sin profundizar un poco más en la biografía de Bernard Jensen. Este eminente iridólogo, que es doctor en Quiripráxia, es el autor americano que más ha publicado sobre el tema de la Iridología, y sin ninguna duda el más conocido en todo el mundo. Quizás uno de sus mayores méritos ha sido el de esclarecer la correspondencia de muchos puntos del iris, ya que su carta ha sido ampliamente conocida y usada por iridólogos de todos los países del mundo; además, ha sabido aportar una vertiente eminentemente práctica en el diagnóstico por el iris. Su prolífica pluma también ha publicado numerosos libros sobre nutrición y todo tipo de tratamientos naturistas, según la práctica acumulada en su rancho de salud de Hidden Valley, en Escondido (California). Su primer libro ha sido durante muchos años el libro de texto más importante en la literatura castellana (publicado por la editorial Yug, de México). Además, hace pocos años publicó su magna obra Iridology, con multitud de casos clínicos y fotografñias, y que representa el colofón a su texto inicial. Sus nuevas experiencias con cámaras ultramodernas, así como las aplicaciones del vídeo y la informática en Iridología, lo convierten en un pionero de la aplicación de nuevas técnicas de Iridología. Jensen, hoy retirado de la práctica clínica, dedica ahora su tiempo a difundir la Iridilogía y el resto de sus enseñanzas en charlas, cursillos y seminarios por todo el mundo.

En Francia también se desarrolló ampliamente esta ciencia. Entre los primeros impulsores sobresale el Dr. Leon Vannier, famoso miembreo de la Sociedad Homeopática Francesa y autor de numerosos libros. Posteriores a él fueron Fortier Bernonville, y los más actuales como Gilbert Jausas y el profesor René J. Bourdiol, quienes han desarrollado un mapa iridológico diferente del tradicional. Tanto los libros del primero como los de Bourdiol, pero muy especialmente este último, merecen un estudio detallado por parte de los iridólogos, puesto que se trata de una aproximación interesante de la medicina científica. Otros autores, como Serge Jurasunas, Jean Pierre Lancel, Maurice Rubin o André Roux, han escrito recientemente interesantes textos de Iridología.

Otros países tienen también algo desarrollada la Iridología, ya que en Australia investigan los doctores Jannsen y Dorothy Hall. Un autor sudafricano, Alfred Cuddington, llegó a sustematizar un hipotético mapa de la localización de los diferentes núcleos cerebrales en la zona superior del iris, mapa que publica Jensen en su libro Iridology.

En la Unión Soviética, el neurólogo Eugeni Velkhover, profesor de la Universidad Patricio Lumumba, de Moscú, ha sido uno de los pioneros del estudio de la Iridología en los países del Este europeo. A él se debe uno de los pocos textos de Iridología —cuya última edición data de 1988— que ha contribuido a la introducción de la Iridología en ámbitos de la medicina ortodoxa. El mapa utilizado, sin embargo, es el desarrollado por Bernard Jensen, si bien el neurólogo ruso pone reparos a la localización de los sectores cerebrales que proponen Jensen y la escuela americana, por considerarlos poco racionales. A la sombra del Dr. Velkhover están apareciendo nuevos investigadores, como por ejemplo el búlgaro Dr. Pavlov Taicho, quien realizó interesantes comprobaciones iridológicas en la Universidad argelina de SBA. En el Japón, el Dr. Asai, impulsor de la terapia con germanium, también está constituyendo el desrrollo de la Iridología en su país.

En España la Iridología se inicia la publicación de un libro del oftalmólogo bilbaino Juan Angel Bidaurrázaga, allá por los años veinte. Bidaurrázaga fue médico de barco durante muchos años e hizo la línea tranoceánica numerosas veces; suponemos que en sus viajes entró en contacto con la escuela de Lanh y Lindlahr, ya que sus obras gozan de unos principios importantes de afinidad. Bidaurrázaga, médico estimado entre la gente, tuvo poco eco en España puesto que hubo de soportar múltiplas presiones y exilio de la España de la postguerra a causa de sus ideas liberales y nacionalistas. El Dr. Ferrandiz, en Barcelona, elaboró un hermoso libro de Iridiología que supuso durante muchos años, la única obra a que acudir disponible en el mercado. Asimismo, el libro del Dr. Vander (Adrian van der Putt), representaba un acercamiento de la Iridología al gran público. En los últimos años, aunque sin obras publicadas, en España numeroso médicos están interesados por el tema. Entre ellos citaríamos a Aletxu Arteche y Joseba Bidaurrazaba en Bilbao ; a Carlos Rubio, Belén Igual y muchos otros en Madrid, a Bernat Vanaclotxa en Valencia, a Sagrara Ferrándiz u a Gabrial Andrés en Barcelona, y otros que no citamos para no alargar.

Las nuevas generaciones de iridólogos tienen un reto de cara al futuro para poder elevar a la Iridología al lugar que realmente se merece: el del respeto profesional por parte de la Medicina Oficial.