4/7/11

LOS HUMILDES Y LOS MANSOS.

Una vez más Jesús nos da una de sus lecciones magistrales. Que suerte tenemos. El Gran Maestro nos da clases a nosotros. Y nuestra recompensa por llevar a cabo sus enseñanzas sería la Vida Eterna.

En primer lugar, nos dice que sólo Dios se revela en los humildes de corazón y en los sencillos. Y no es que no quiera revelarse a los demás, ya que la salvación es para todos, seamos como seamos. Sólo falta que le abramos la puerta. Por eso, los humildes lo tienen más fácil porque tienen su corazón y su alma vacía de todo nuestro mundo lo quiere llenar. Los demás, los que no son humildes habrán de hacer un gran esfuerzo para vaciarse de ellos mismos. Lo primero de todo es reconocer que les falta humildad, están llenos de otras cosas que no son Dios y por eso no le reconocen cuando Dios se les está mostrando. Pero, de lo que más cuesta librarse para llegar a ser humilde y la que más obstaculiza a Dios es nuestro propio Yo, nuestro egoísmo, nuestro amor propio. En nuestra fe, tenemos muchos ejemplos de esto. Así pues, Dios se apareció a María, una joven nazarena que era sencilla y humilde. Jesús resucitado se apareció a los doce porque sabía que le reconocerían por su fe. ¿Por qué no se le apareció, por ejemplo, a Pilatos, o a Herodes? Por la sencilla razón de que el poder que tenían ellos no lo iban a reconocer. Hace mucho tiempo en Lourdes se apareció la Virgen a una niña también muy sencilla llamada Bernardita. Aquí, tenemos ya muchos ejemplos de revelaciones dirigidas a la gente pobre y humilde.

En segundo lugar, la mansedumbre que nos muestra Jesús es el fruto del Espíritu Santo que nos hace ser dóciles, tener mano izquierda con los demás. No dejarse llevar por los arrebatos de la ira ni los enfados. San Juan en sus cartas que quien no ama al hermano, no conoce a Dios. Y de eso se trata precisamente. ¿Qué padre o madre hay que permita que sus hijos se peleen o se riñan? ¿No son iguales todos los hijos para los padres? De la misma manera, como todos somos hijos de Dios, Él no permitirá que no amemos a los demás hermanos.

Finalmente, después de esta lección de Jesús sobre a quien se revela Dios. Se pone Él mismo de ejemplo y sólo nos pide que descansemos en ÉL cuando estemos cansados y agobiados. Y Él hará lo demás. ¡Pues adelante!

SANTIAGO CHECA

No hay comentarios:

Publicar un comentario