martes, 11 de marzo de 2008

Azul baratillo. Por nuestro hermano V.G-R.



Azul Baratillo
VÍCTOR GARCÍA RAYO
MAÑANA quedará una semana para el Miércoles Santo, siete días –la vida es eso, una semana- y tengo un temblor en el alma. Mis sueños dejaron de ser de colores para convertirse en un intenso azul baratillo que ciega el salón de la casa y de las cosas.
Huele en los dormitorios a túnicas nuevas y a escudos recién cosidos. Las horas se caen despacio por el reloj del corazón que marca el pulso de los días de la víspera. El recuerdo comienza a pesar y el futuro se acerca, sobre los pies, dibujando árboles por Adriano.
Este año me dejaron fundir candelería delante de mis hijos. Subido al palio de la Caridad, rodeado de hermanos, sentí en mis manos la cera hirviendo y el calor impagable de los baratilleros que –sin saberlo- me estaban haciendo el hombre más feliz del mundo. Me dejaría la piel a jirones por estar cerca de Ella.
Ahora siento la cercanía del repeluco, la tensión creciente de lo que está por venir. Quiero dibujar una sensación tan difícil de explicar que prefiero mirar una y otra vez el antifaz por si esos ojos que parecen fijos en mí ofrecen de una vez el argumento. Los niños están dormidos. Saben que tendrán caramelos y estampitas que repartir. Que su padre les acompañará en el tramo, que no les faltará ni agua ni fuerza.
La vida se me ha vuelto azul. Azul Baratillo. Y la fecha se acerca con huellas de albero y óxido de hierro de la cruz fundacional. La capilla me parece una Basílica, el barrio me recuerda a una ciudad entera. Es como si los límites del universo estuvieran rodeando el Arenal de Sevilla.
Mañana quedará una semana para el Miércoles Santo. Por eso mis sueños han dejado de ser de colores. Todo es azul baratillo. Vuelvo a sentirme niño, nazareno de Sevilla. Es hoy cuando entiendo a mi padre, que sintió hace muchos años el orgullo de darle la mano a un pequeño nazareno con varita. Ahora sólo me queda ponerme delante de la Piedad, y pedirle que me ayude a explicarle a mis pequeños que el mejor regalo que les puedo hacer en la vida es acercarles al amor de Dios. Un amor que esta tarde ha tomado un color azul muy intenso. Un azul baratillo.

(publicado hoy en ABC).

No se puede expresar mejor lo que sentimos estos dias los baratilleros. Enhorabuena hermano.

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