Antes hemos atravesado un curioso paisaje
rocoso, donde la erosión ha modelado caprichosas
formas en la arenisca: abrigos, ojos, setas de roca y bloques
aislados.
La pista forestal que nos llevará hasta
la Cabaña de
Hijedo. Enclavada en la espesura, esta peculiar
construcción reúne vivienda, granja y capilla
en torno a un patio central ocupado por un gran tejo centenario.
Se
trata de un bosque mixto de roble albar (Quercus
petraea)
y haya (Fagus sylvatica)
acompañados por grupos dispersos
de impresionantes tejos (Taxus
baccata), en el que también
aparecen alisos (Alnus
glutinosa), abedules (Betula
pendula),
avellanos (Corylus avellana),
acebos (Ilex
aquifolium), cornejos
(Cornus sanguinea)
y arándanos (Vaccinium
myrtillus)
entre otras muchas especies. Alberga igualmente una interesante
comunidad faunística entre la que se encuentran
especies tan representativas como el pito negro(Dryocopus
martius),
el lobo (Canis lupus)
o el desmán de los Pirineos (Galemys
pyrenaicus).
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