Situación
actual de la Cetrería en España.
Aspectos
administrativos y asociativos.
Hablar
de la situación actual de la cetrería en España
es un tanto complejo. España es un estado descentralizado, con
una administración central dependiente del gobierno de Madrid
y 17 administraciones autónomas en cada comunidad autónoma,
o regiones. Las competencias sobre conservación de la
Naturaleza y sobre la mayor parte de los aprovechamientos de recursos
naturales recaen sobre estas últimas, por lo que hablamos de
17 políticas que, en la mayor parte de los casos, no tienen
nada que ver unas con otras y que, incluso, a veces son
contradictorias.
La
cetrería, por supuesto, y su regulación, es en parte
competencia exclusiva de las comunidades autónomas. No
obstante, asistimos a un conflicto de competencias entre la
administración central y las administraciones regionales de
las comunidades autónomas que aún no está
resuelto. Desde AECCA, abogamos por la siguiente postura:
Las
Comunidades Autónomas son competentes para regular la práctica
de la cetrería en todas sus modalidades, sin atender a
legislación nacional (ya que la administración central
carece de competencias al respecto). Son competentes para marcar
periodos hábiles de caza, modalidades practicables y su
desarrollo, piezas de caza, especies de rapaces que pueden ser
empleadas en cetrería etc. Para lo que no son competentes es
para regular la cría de aves rapaces (salvo en el caso de
ejemplares silvestres con cesión administrativa, de los que
las comunidades autónomas son legales propietarios) y la
tenencia de ejemplares con esta procedencia (no nacidos en el campo).
Esta competencia recae en exclusiva sobre el Gobierno Central, a
través del Ministerio de Comercio, encargado de aplicar en
España las directrices europeas sobre el Convenio CITES. En
este último punto estamos encontrando problemas con algunas
CCAA que no parecen respetar este último punto, y además
de regular la práctica de la cetrería (de acuerdo con
sus competencias) tratan de limitar la cría de aves rapaces
por particulares e incluso la posesión de aves nacidas de
estos proyectos, y que evidentemente no son silvestres, sobrepasando
claramente sus competencias. Es el caso de Castilla y León,
que recientemente ha publicado normativa al respecto, la cual nos
hemos visto obligados a recurrir ante los tribunales, proceso
recientemente iniciado y que tardará en resolverse. No
obstante, su resolución puede solventar este conflicto de
competencias, por lo cual desde AECCA lo consideramos como una de
nuestras prioridades a corto plazo, invirtiendo gran cantidad de
tiempo y esfuerzo.
Como
se ha mencionado con anterioridad, las competencias de regulación
exclusivas de la cetrería en España recaen en las
Comunidades Autónomas. De esta manera, tenemos algunas en las
que la cetrería se permite y se fomenta, permitiendo incluso
el acceso a aves rapaces silvestres para su práctica y su
empleo para la cría. Otras, la regulan y limitan algunas de
sus modalidades, otras no la contemplan en su legislación, y
en algunas aún permanece como modalidad cinegética
prohibida. Incluso alguna ha intentado, sobrepasando de nuevo sus
competencias, prohibir la cría en cautividad (o doméstica)
de aves rapaces.
La
tendencia en los últimos años es a contemplar la
cetrería como una modalidad cinegética sostenible y de
nulo impacto en las poblaciones de presas y rapaces, y eso se va
reflejando poco a poco en las nuevas legislaciones autonómicas
que van siendo más aperturistas a nuestros planteamientos y
menos crédulas a los argumentos demagógicos de algunos
grupos anticetreros. No obstante, hemos de recordar que en España
partimos de una situación de virtual prohibición a
nivel nacional de la cetrería en 1989 que, si bien declarada
inconstitucional en 1995 (debido a que el estado central sobrepasaba
sus competencias tratando de regular en un campo de competencia de
las CCAA) dejó un poso de actividad prohibida y perseguida que
está costando hacer olvidar a numerosos responsables de las
CCAA.
Con todo, la labor de AECCA en España
pasa por una estrecha colaboración con las numerosas pequeñas
asociaciones de cetreros de ámbito regional, ya que sería
imposible para una organización no profesional como la nuestra
luchar en los 17 frentes a los que nos vemos forzados en ocasiones.
Las relaciones con todas las asociaciones regionales en este sentido,
salvo excepciones, son fluidas y cordiales. Existen en cambio ciertas
reticencias por parte de otras entidades de ámbito nacional,
con las que se podrían muy bien estrechar lazos de
colaboración, en especial con la Federación Española
de Caza. Los numerosos intentos de colaboración por parte de
AECCA en estos últimos tiempos encuentran respuestas muy vagas
en la Federación. Por otro lado, los intereses de ambas
organizaciones no parecen coincidir en sus actuaciones; mientras
AECCA trabaja más en el sentido de la defensa de la práctica
de la cetrería y de su regulación ante las
administraciones, la defensa jurídica de nuestros asociados y
en la mejora del nivel cetrero en España a través de
publicaciones y de la formación de nuevos practicantes, y en
la conservación de las poblaciones de aves rapaces silvestres,
la Federación Española de Caza potencia la cetrería
a través de un modelo de certámenes y
competiciones–concurso, casi siempre sobre escapes, que según
nuestro criterio, aún siendo aceptables desde el punto de
vista de imagen pública y como campo de captación de
nuevos aficionados, no deben tomarse como único ámbito
de actuación. Recordemos que el fin último de todo
cetrero debe ser la captura de especies cinegéticas salvajes
en su propio medio natural usando aves rapaces adiestradas.
Afortunadamente, los campos españoles, todavía lo
permiten como en ningún otro lugar de Europa. Sirva como
ejemplo el gran número de cetreros europeos que recalan en
nuestro país cada año para su práctica.
Desde
el nacimiento de AECCA en 2001 como fruto de la fusión de las
antiguas AEC y UEDECA, las dos únicas asociaciones cetreras de
ámbito nacional, el número de socios, y por tanto el
apoyo de los cetreros españoles a este importante proyecto no
ha dejado de crecer. En la actualidad, rondamos los 400 socios y su
número nos hace platearnos la cifra de 500 como asumible a
medio plazo. Del resto de asociaciones existentes en España,
casi 60, apenas ninguna supera los 50 socios. Sin duda, somos la
organización más representativa del colectivo cetrero
en España que haya existido jamás. Poseemos en nuestro
equipo personas de acreditada efectividad profesional en campos
variados (abogados, biólogos, veterinarios...) que nos permite
afrontar el reto de mejorar la situación de la cetrería
en España a través de nuestra Junta Directiva y de
Grupos de Trabajo para temas específicos.
Por
último, uno de los objetivos prioritarios de AECCA es
incorporar el ingente capital humano de la cetrería española
a la conservación de las aves de presa en nuestro país.
Salvo casos puntuales, no focalizamos nuestros esfuerzos hacia
especies de interés en cetrería, ya que su situación
esta lejos de requerir importantes esfuerzos conservacionistas:
España posee la mejor población de halcón
peregrino del mundo, que ronda las 3000 parejas según una
recopilación independiente publicada en 2002. Recientemente
(2003), las poblaciones de azor y gavilán han sido calculadas
en 3500-6500 parejas para el primero, y 6000-10000 para el segundo.
Por ello, nuestros esfuerzos van dirigidos a aplicar técnicas
de impronta e inseminación artificial para lograr y mejorar la
reproducción en cautividad de las dos especies más
necesitadas: águila imperial ibérica y águila
perdicera. Se han iniciado hace ya hace tiempo contactos con
administraciones competentes. No obstante, los cruces de intereses en
la conservación de estas especies están dificultando
mucho la fructificación de estos proyectos, apoyados por el
mayor grupo de expertos mundiales que se conoce aglutinados por
AECCA, apoyo que la mayor parte de administraciones autonómicas
españolas consultadas no parecen saber valorar. Por ello,
estamos replanteándonos un nuevo enfoque para tratar de sacar
del inmovilismo forzado estos proyectos.
Práctica de la cetrería en España
Desde el resurgimiento de la cetrería
en España a mediados del siglo XX, gracias a los esfuerzos de
Rodríguez de la Fuente, los practicantes de este arte han ido
aumentando hasta llegar en la actualidad probablemente a unos 1300
practicantes repartidos por todo el país, incluyendo, como no,
las Islas Baleares y las Canarias. Ello hace que en la actualidad se
practiquen bastantes modalidades.
Como
sucede en todo el mundo, gran parte de noveles hacen mano con una
especie americana, el parabuteo de harris, introducido en España
a finales de los 80, y que en la actualidad se reproduce con
facilidad por cetreros en buen número en España. Al
contrario que otros pájaros tradicionalmente usados para
introducir a jóvenes cetreros en esta actividad, muchos de los
que comienzan no dejan esta especie por muchos años, incluso
varios azoreros y aficionados al bajo vuelo han cambiado
definitivamente a esta especie: su facilidad de manejo y buen
carácter, que la hacen muy válida para hacer mano,
unido a su gran capacidad depredadora (especialmente para el pelo,
aunque si bien llevado también para la pluma) configuran esta
especie como idónea para la práctica del bajo vuelo en
España. La mayor parte de cetreros de bajo vuelo, ya sea con
esta especie o con azores, dedican sus horas de campo a la captura de
liebres y conejos. Pocos son los valientes que tratan de cazar ya
pluma con azores, aunque algunos aguerridos azoreros se empeñan
con ahínco en esta difícil modalidad, que requiere
llevar al pájaro a un estado de forma física y psíquica
óptima. Sus piezas principales las constituyen anátidas,
córvidos y perdices. Existen también entusiastas del
espectacular gavilán, aunque son pocos los cetreros con la
sensibilidad suficiente para llevar a buen puerto a una de estas aves
y mudarla varias veces: los lances más tradicionales con esta
bella rapaz se realizan sobre urracas de nuevo, aunque esta pieza
está al límite de las posibilidades para el pequeño
gavilán, y muchos pájaros no la aceptan fácilmente.
Los estorninos también entran en los objetivos de los
gavilaneros, así como las codornices, en una bonita modalidad
veraniega con perro de muestra.
A
pesar de las excelentes condiciones de nuestro país, con
terrenos muy abiertos y buena densidad de presas, pocos son los
cetreros que realizan lances a mano por mano con halcones al estilo
clásico, esto es, al alto vuelo. No obstante, existen
entusiastas gallegos que, ante la falta de otras piezas, han
desarrollado buenas técnicas para cazar con este estilo
gaviotas patiamarillas, empleando principalmente híbridos de
gerifalte. En tierras castellanas, muchas de las cuales son óptimas
para estos lances a cornejas, son muy pocos los practicantes. A su
vez, se cuentan con los dedos de una mano los cetreros que manejan
esmerejones, y salvo esporádicos lances a codornices en la
media veda, a penas ninguno sobre caza real. La tradicional caza de
la alondra al alto vuelo, muy practicada por ingleses, no cuenta con
tradición en España y con posibilidades legales de ser
practicada ya que, a pesar de contar con varios millones de aves
invernantes y reproductoras, es una especie no cinegética, y
no se emiten permisos especiales.
En
cuanto a la altanería, España cuenta con unas de las
mejores condiciones ambientales para su práctica a nivel
mundial, y son muchos y muy buenos aficionados los que la practican.
El rey indiscutible es el halcón peregrino, especialmente las
hembras, que parecen hechas a la medida de la pieza reina, la perdiz
roja. También los machos de gerifalte por peregrino encuentran
una aplicación notable en este lance. La perdiz roja puede
calificarse, sin miedo a la exageración, como una de las
piezas más complicadas de capturar con halcones a nivel
mundial. Su gran resistencia, y esa “manía” de no
esperar a la muestra de perro para arrancarse hacen que el cetrero
tenga muy poca capacidad de planificación y control del lance.
Los halcones requieren de terrenos muy abiertos y con gran densidad
de presas para poder llegar a ser maestros en esta caza, más
complicada contra más al norte del país se practique
(la perdiz es menos abundante y además, más brava,
según los expertos). Algunos practicantes con buenas
condiciones dedican sus halcones altaneros a la caza de patos, que
según los casos, suele ser más planificada que en el
caso de la perdiz roja. Para ambas especies, y en especial para la
primera, a muchos cetreros les cuesta ser aceptados en cotos de caza,
ya que la caza con escopeta en España goza de un gran número
de practicantes, que gestionan casi todos los cotos de España,
y muchos de ellos tienen una visión no real de la cetrería
como método masivo de captura de presas, nada más
alejado de la realidad. Ello ha forzado a muchos cetreros a la
captura de presas menos atractivas para los cazadores de escopeta,
como las urracas. Los lances protagonizados no pueden clasificarse de
altanería clásica, pero son tanto o más
difíciles. Es un lance que requiere de la ayuda de varios
batidores, muy compenetrados entre ellos y con los halcones,
idóneamente debe ser realizado en copla, y se corre mucho,
mucho...
Se
puede afirmar que la practica de la cetrería en España,
a pesar de las regulaciones restrictivas e incluso prohibicionistas
de algunas CCAA, goza de una excelente salud en la actualidad, con
gran número de practicantes, en crecimiento constante desde
hace años, buena diversidad de modalidades y mejores
perspectivas de futuro, todo ello acompañado por el gran
desarrollo que ha experimentado la cría de aves de presa por
cetreros particulares.