jueves, 3 de mayo de 2007

Fernando Colina




El próximo miércoles día 9 vamos a presentar en Palencia el último libro de Colina. En esta ocasión se titula De locos, dioses, deseos y costumbres y constituye la recopilación de sus artículos de prensa. Creo que es una cita que no van a perderse buena parte de los ilustrados vecinos de nuestra tierra castellana, muchos de los cuales son lectores asiduos de sus semanales “Crónicas del manicomio”, y otros somos lectores de su obra desde hace tiempo, razón por la cual esperamos cada nuevo libro como una nueva grata sorpresa y diré más, como el momento del rompimiento de un secreto. Ya se sabe desde Simmel, que el secreto es una de las grandes conquistas de la humanidad.

Fernando Colina vive y labora en la vecina Valladolid, si bien su mujer es palentina. Y es un médico que lee, o si se quiere, un lector de las enfermedades de sus pacientes, pues escogió la psiquiatría como especialidad. Pertenece pues a esa estirpe de médicos humanistas, interesados por la filosofía, por el pensamiento, por la literatura. Es uno de esos ‘médicos de la otra orilla’ tan bien descritos por el doctor Albano de Juan en su obra homónima. Cuando la técnica avasalló al saber humanista, el profesional de la medicina hubo de dedicar su tiempo a las máquinas y sus circuitos y se resintió la mirada, por lo que, es sorprendente toparse con médicos que citen a kant con el mismo desparpajo que a Cicerón, a Lacan o a Foucault.

Pero lo que es ciertamente más sorprendente es que esas citas aparezcan en la prensa escrita insertas en una columna periodística. Incluso en las secciones de cultura o en las de ciencia, si exceptuamos a un Sánchez Ron, es difícil encontrar sabiduría a manos llenas en menos de quinientas letras. No es de extrañar entonces que los artículos de Colina hayan despertado tanto interés y haya quien les tenga todos ellos guardados como oro en paño, tal y como he podido conocer estos días.

Resulta que si bien el destinatario de una carta es uno mismo, y otro tanto pudiera decirse de un artículo en prensa, de rebote se sirve a la tarea ilustrada de una tierra y de unas gentes más ávidas de lo que se supone por conocer otros discursos, y no oficialistas, ni universitarios, tan empecinados ellos en el almacenamiento, archivo, clasificación y evaluación de conocimientos y que demuestran tanto desdén hacia el saber no asignaturizado o inclasificable.

Nuestro ilustrado de hoy ha dirigido durante muchos años una institución muy peculiar: un manicomio. Y no le ha cambiado el nombre a sus crónicas, ahora que cambiamos el nombre a todo, son crónicas del manicomio, metáfora de una perspectiva de mirada, del mismo modo que sospecho no le gusta el nombre de enfermos mentales para referirse a los locos. Como ‘último director’ de una institución de quinientos años, el manicomio, ha tenido una atalaya espléndida para conocer lo mejor y lo peor de la esencia esencial del ser humano. Y se ha atrevido a contar al gran público lo que ha visto y oído, todo ello, eso sí, bien aderezado con una serie interminable de lecturas. El resultado: que no ha podido ocultar lo que ha sabido, y ha necesitado de la escritura para transmitírnoslo. Fernando Colina ha roto su propio secreto, al revelarnos lo que ignoraba saber.

Todo ello hace inexcusable no asistir a la cita el miércoles 9 a las siete y media de la tarde y en la sala del Servicio de Cultura de la Junta, ya saben, en la calle Nicolás Castellanos. Allí presentaremos el libro tanto José María Álvarez y Carmen Couceiro como este columnista, y los vecinos ilustrados que lo deseen tendrán ocasión de encontrarse con uno de esos intelectuales y médicos friquis, que aún nos restan en nuestra tierra castellana.

©DIARIO PALENTINO, publicado el 3 de mayo de 2007

No hay comentarios: